España ante la anfitriona en su primer examen

Actualizado
  • 01/07/2018 02:00
Creado
  • 01/07/2018 02:00
Encara la selección el momento de demostrar el gen competitivo que le impulsó a dominar el mundo en cuatro años recientes de gloria

E spaña busca regresar a la brillantez perdida en el Mundial 2018, alejada la presión del grupo con planteamientos defensivos rivales que la impulsaron a una pérdida de identidad, pero no del liderato, que le sitúa en camino sin grandes hasta la final, con la anfitriona como primer examen.

Encara la selección española el momento de demostrar el gen competitivo que le impulsó a dominar el mundo en cuatro años recientes de gloria. Con un recambio generacional pero con supervivientes de la ‘generación de oro' para asesorar ante la exigencia.

En la llegada del todo o nada, asoma Rusia como primer rival de un camino liberada de selecciones campeonas del mundo.

No compite en un escenario similar España desde la final de Johannesburgo, cuando un Andrés Iniesta que da sus últimas entregas de magia sobre el césped en Rusia 2018 sin librarse del debate, marcó el tanto para la eternidad.

Casi ocho años después regresa a los cruces de un Mundial con la necesidad de rememorar la imagen de una inmaculada fase de clasificación y la mostrada en los amistosos de enjundia que disputó. Siempre con un sello intocable, asociando los buenos resultados al mejor de los tratos al balón.

Es uno de los puntos a mejorar en ese traspaso de poderes traumático que representó el adiós inesperado de Julen Lopetegui y la solución de urgencia en Fernando Hierro.

España sigue tocando (líder del Mundial con 2.294 pases y segunda con un 66% de posesión), pero corre más que nunca cuando no tiene la pelota.

Su mal repliegue defensivo y la falta de intensidad, con menos de diez faltas por partido, son aspectos a corregir con urgencia si quiere seguir en la competición. Es el momento de Hierro.

ÍBEROS TRAS SU HEGEMONÍA

Para ello hay cambio de generación, al igual que se suma la de ‘oro'.

España encara hoy a Rusia en el partido de los octavos de final, con la posibilidad del gol 100 en Mundiales.

Los focos apuntan al director deportivo que pasó a ser entrenador cuando menos esperaba.

La hora de demostrar si tiene madera de buen técnico con los retoques que la Roja pide a gritos. Tácticos y de nombres. No afectarán a la portería, donde ha vuelto a confirmar a un David de Gea que está sufriendo en el Mundial. Los cinco goles en seis disparos que plasman la endeblez defensiva de España no son lo peor.

Su imagen, abstracto y sin transmitir seguridad alguna, la debe enterrar para volver a ser quien de verdad es.

Tampoco se presumen modificaciones defensivas en una zaga con aspecto de intocable. Su coartada al sufrimiento fueron los espacios que se generan por la soledad de Busquets. Es donde aparece el nombre de Koke como novedad para reencontrar el equilibrio.

Desde ahí Hierro debe decidir como atacar. Con un punta fijo, Diego Costa, o dos nueves, añadiendo a Iago Aspas tocado por la varita cuando se enfunda la Roja.

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