- 05/06/2019 02:05
En anteriores ocasiones hemos hablado sobre la FIFA y sus más nuevos arquetipos que buscan reformar al balompié terráqueo. Es así que el fútbol, en una exploración sin fronteras y con gafas empañadas, ha evolucionado para permitir la justicia en el campo y la ‘moralidad' de sus siglas.
A estas horas Gianni Infantino ya debió de haber sido reelegido como presidente de uno de los organismos mejor adaptados al consumidor, uno de los entornos deportivos más importantes del planeta donde los disparates se han convertido en una forma de producir humor.
Pareciera que el tiempo se convirtió en líquido pues el recuerdo de cuando tomó posesión aún está fresco. Con la mano en el corazón, entre aplausos y suspiros apenas y podía hablar. Aún tengo la duda de a quién le dirigió sus primeras dos palabras (‘queridos amigos'), si a sus nuevos o a sus viejos colegas que más adelante menciono.
Sin embargo, en el transcurso de estos años y a pesar de que su gestión ha sido estrecha en el camino de la historia, sus decisiones han transformado el juego dentro y fuera de la cancha. Por ejemplo, una de las más polémicas ha sido el decreto sobre el uso del VAR, con un balance positivo después de su consumación en el Mundial de Rusia. Una apuesta bastante arriesgada que supo administrar durante la partida.
Y como complemento a otras ideas suyas, han quedado en pausa la creación de un Mundial de Clubes con 24 participantes y el incremento del número de selecciones para Catar 2022. Los motivos son varios, pero en ocasiones hay que explicar a los de pantalón largo que el fútbol también tiene esencia, la cual se compone de jugadores, cuerpo técnico y aficionados. No nada más de ingresos monetarios.
Infantino renueva la corona en medio de dos recientes apariciones que palidecen su retrato, pues un par de viejos conocidos han decidido usar el hierro de la palabra para mediatizar aún más su inminente permanencia en la FIFA: su ex jefe Michel Platini y su antecesor Joseph Blatter.
Por un lado Platini limpia cualquier pizca de legitimidad que pudiera tener Infantino dentro del organismo, ello debido a la poca ayuda que Michel recibió tras su inhabilitación, la cual sucedió en momentos previos a las anteriores elecciones donde ya no pudo contender.
Y del otro, Blatter señala la falta de transparencia que, hasta ahora, ha sido una de las políticas de primera mano que Gianni difunde como periódico por la mañana. No sé si fue sarcasmo su afirmación pero habría que recordarle que él mismo tuvo que abandonar la FIFA por el escándalo de corrupción que lo involucraba directamente. ¿Falta de transparencia? ¿Con qué cara?
Si antes pensábamos que dentro de esa entidad mundial nada era seguro (apelando al raciocinio deportivo y económico), está claro que ahora no se puede esperar menos. Las modificaciones causadas por esa demencia moderna, justificadas en la dilatación de la bóveda bancaria, continuarán por otro ciclo administrativo. Un tiempo en el que podemos ser testigos del inicio o del final de un deporte.