Cerrando un ciclo olímpico irrepetible

Actualizado
  • 23/08/2016 02:00
Creado
  • 23/08/2016 02:00
El fútbol brasileño finalmente puede llenar el único espacio vacío en sus gloriosas vitrinas; la medalla de oro olímpica

Los juegos de la Trigésimo Primera Olimpiada de la Era Moderna terminaron este domingo en Río de Janeiro, dejando múltiples sabores, emociones, sensaciones, espectáculo, drama, ciertos incidentes y eventos inéditos. Tal vez, irrepetibles.

La clausura en el Estadio Olímpico Nilton Santos resultó un anticipo de cuatro años respecto a los próximos juegos, en Tokio 2020. Un sentimiento marcado por la necesidad imperiosa de superar lo que sucedió desde el pasado 5 de agosto en esta ciudad brasileña, que brindó todo de sí para ofrecer su mejor cara, momentos de dificultades políticas, sociales y económicas.

Tokio se anticipa como la celebración tecnológicamente más avanzada de la historia olímpica; la Casa de Japón, cercana al centro de prensa de los juegos en Río, presentó lo adelantados que se encuentran sus organizadores, a diferencia de los brasileños; siempre con ese toque de excelencia.

Río de Janeiro, al final, resultó un buen anfitrión. El zika, una amenaza sanitaria que puso en peligro los juegos, nunca se dejó ver, las amenazas terroristas aparecieron, aunque convertidas en solo un par de alertas que al final resultaron ser falsas alarmas, y cual Torre de Babel, las diferencias idiomáticas, raciales o culturales no impidieron que la fiesta carioca fluyera en cada competencia.

LO MEJOR

Los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro han sido, en opinión de periodistas que estuvieron en Beijing 2008 y Londres 2012, unos de los más desordenados; sin embargo, coincidieron en reconocer que estos antecesores carecieron de los eventos espectaculares que produjeron un par de atletas, que después de estos juegos, entrarán en la categoría de ‘leyendas'.

El nadador estadounidese Michael Phelps ganó cinco medallas de oro, alcanzando la friolera de 23 metales dorados como competidor olímpico. Excepcional, sencillamente. Phelps quiere dedicarse a su familia, que recién está construyendo. Deja en las piletas su presencia y clase, elevándolo a la categoría de ‘súper estrella' del deporte.

Otro que dice adiós (y lo reiteró en su última rueda de prensa) es el jamaiquino Usain Bolt, un auténtico elegido por el Olimpo sagrado para convertirse en comandante de la espectacularidad, en un baile sin precedentes, que le ha permitido reinar por 12 años (tres olimpiadas consecutivas) como el hombre más rápido del planeta.

Si Phelps deja un legado de sobriedad y competitividad, a Bolt. además de estos adjetivos, puede agregársele el de ‘hombre espectáculo'.

El calor de los brasileños, que no cesaron de corearlo, vitorearlo y reverenciar su grandeza, puso al espigado caribeño justo al lado de los dioses griegos, junto a quienes dirigirá su mirada en busca de alguien que iguale o supere sus logros deportivos, algo que se ve muy difícil en el futuro inmediato.

EL ORO ESPERADO

El fútbol brasileño finalmente puede llenar el único espacio vacío en sus gloriosas vitrinas; la medalla de oro olímpica.

Como si de una predestinación se tratara, el astro del Barcelona, Neymar, se entregó en cuerpo y alma al proyecto. No solo fue el líder y capitán del equipo; fue el espíritu del fútbol del pentacampeón mundial, el gran héroe y tal vez, el único estelar jugador de su momento que realmente comprendió la dimensión de conseguir esta presea dorada.

Atestiguar este logro ha sido un privilegio para quien estas líneas escribe, un disfrute histórico incomparable. Un punto cimero, un regalo de Dios... en síntesis, estar en el lugar correcto.

OTROS EVENTOS

Mónica Puig hizo vibrar a los boricuas con el oro en el tenis femenino, la gimnasta estadounidense Simone Biles derrochó clase y categoría; Rafael Nadal probó que cuando se defiende la camiseta de su país, se da el todo por el todo, como en la épica final de tenis en dobles masculino que ganó para España, junto con su amigo Marc López.

El ‘Dream Team' estadounidense mandó en el baloncesto en ambas ramas, tal como se esperaba; Brasil se quedó con el oro en el voleibol y el voleibol de playa, en victorias sin iguales, el británico Mo Farah ganó con altísima calidad la prueba de los 5 mil metros... grandes hazañas, excelentes resultados.

Si tuviera que usar un adjetivo que sintetice la experiencia de cubrir los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, sería ‘inolvidables', aun con algunas cosas que me impiden darles un calificativo como ‘excelentes'.

La actuación de los 10 atletas panameños en estos juegos es un capítulo aparte del que pretendo conversar, basado en los hechos y resultados obtenidos.

La diferencia entre estar en Río de Janeiro y escribir desde la comodidad de un escritorio se resume en haber vivido la experiencia, y en la oportunidad de contar esta historia, sin deformaciones ni prejuicios.

¡Adiós Río de Janeiro...! ¡Gracias por todo...!

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