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- 06/09/2015 02:00
Muchos corredores se aventuran cada vez más a realizar sus entrenamientos y rutinas de ejercicio no solo en áreas pobladas, sino también en zonas de montaña y bosques. El deseo de escapar de las ciudades, descubrir nuevas rutas, respirar aire puro y estar en mayor contacto con la naturaleza, son incentivos muy atractivos para incorporarse al llamado trail running. Correr en caminos y trillos presenta significativas diferencias a considerar respecto del running urbano tradicional, como por ejemplo el terreno sobre el que se corre, la técnica, la seguridad o el equipo.
A TENER EN CUENTA
Cuando se corre en zonas urbanas la superficie sobre la que se pisa será mayormente de asfalto, concreto u otra superficie rígida y estable. En áreas de montaña y bosque en cambio la superficie será por lo general de tierra y más irregular, incluyendo la presencia frecuente en la ruta de rocas, raíces y otros elementos de la naturaleza.
También es usual que estos caminos y trochas estén en parte enlodados, y nos encontremos desde agua estancada, hasta tener que sortear pequeñas quebradas en la época de invierno. En cuanto al perfil de elevación de los caminos y trillos de montaña, en la mayoría de los casos contendrán numerosos columpios, puesto que seguirán en su trazado el relieve natural del entorno.
Por este motivo, al correr en montaña y bosque deberemos ir muy pendientes del terreno que tenemos delante, sobre todo en bajadas pronunciadas y cuando haya rocas y piedras sueltas. La visión debemos mantenerla en la ruta, anticipando la trayectoria que vamos a seguir en cada momento, y previendo dónde vamos a ubicar cada uno de los apoyos de nuestros pies. No podemos perder la concentración ni un segundo, puesto que una pequeña distracción puede provocar que acabemos tropezando o resbalando, y sufrir desde magulladuras a una lesión de mayor alcance como un esguince o fractura.
En la naturaleza, el ritmo y la distancia recorrida son conceptos muy relativos, ya que por lo irregular del terreno y el perfil cambiante, no debemos hacer comparación con la velocidad a la que usualmente entrenamos en zonas urbanas. Adicional, cuando afrontemos subidas muy pronunciadas muchas veces no será eficiente correr, ya que malgastaremos energía, siendo más recomendable caminar con zancadas cortas y rápidas.
Correr acompañado de por, al menos, otra persona puede sernos de gran ayuda, tanto si tenemos cualquier emergencia de salud, como para sentirnos seguros y protegidos del entorno. Cuando lo anterior no fuera posible, es conveniente dejar aviso con algún amigo o familiar del recorrido previsto, y la hora estimada de retorno. En la naturaleza es frecuente que haya tormentas eléctricas y lluvia, por lo que tomaremos la precaución si vamos a correr por largo tiempo de llevar con nosotros una pequeña mochila donde guardar un impermeable, una botella con hidratación, algo de comer como frutos secos o barritas energéticas, y documentación personal. Aunque el celular puede ser funcional en algunos casos, en la mayoría de las locaciones no tendremos cobertura.
LOS TRILLOS FAMOSOS
En toda la República podemos encontrar zonas de montaña y de bosque en las que son frecuentes los caminos y trillos donde poder correr. No obstante hay algunas ubicaciones que se han convertido en sitios especialmente visitados por los amantes de la naturaleza y que tienen un atractivo especial. En el ranking de los trillos famosos el primer lugar se lo lleva el Pipeline (Camino del Oleoducto), el cual inicia en el área del poblado de Gamboa, muy próximo al muelle del Instituto Smithsonian. Se trata de un camino de un ancho que permite el tránsito de un vehículo 4x4, y cuyo perfil en sus ocho primeros kilómetros es bastante llevadero, con pequeños columpios y el cruce de numerosos y rudimentarios puentes de madera. Entre las bondades del Pipeline está la frondosa vegetación que rodea al camino, y la presencia de numerosa fauna, incluyendo monos aulladores, que con frecuencia se dejan oír al paso de los corredores. En época de lluvias el terreno se vuelve más pesado, con charcas y lodo, pero incluso en esas condiciones resulta muy placentero.
El Camino de la Plantación (Plantation Road), se encuentra también en el área del Canal, en las cercanías del Parque Summit, y es un camino más pedregoso y exigente para los no iniciados. Tiene una longitud de seis kilómetros, punto en el cual converge con el histórico Camino de Cruces.
Por su parte el llamado ‘Camino de las Antenas', parte cerca de Clayton, cruza el corredor norte por un puente elevado, y desemboca después de nueve kilómetros en la vía a Cerro Patacón. Otras opciones cerca de la ciudad capital son la zona de Cerro Azul, el área de Las Cumbres, o el Parque Metropolitano.
En el interior del país, Altos del María, el Valle de Antón, Boquete y Cerro Punta, se cuentan también entre los destinos preferidos por los corredores de montaña.
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‘Al correr en montaña y bosque deberemos ir muy pendientes del terreno que tenemos delante, sobre todo en bajadas'
‘TRIPI' REVUELTA,
CORREDOR Y EXPERTO EN EL RUNNING.