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- 25/04/2009 02:00
Para nadie es un secreto el poder de Franz Wever padre en la Federación Panameña de Béisbol. Sus decisiones, los contratos y las sanciones se efectúan de maneras subjetivas, y muchas veces, impuestas por el presidente de la federación. Pero, los tóxicos tentáculos de quien juega a ser dios en el béisbol canalero, no solo se extiende a las decisiones administrativas, sino que su hijo Franz Wever Jr. ha sido el núcleo de reclamos y protestas por su arbitraje.
El jueves pasado, Wever Jr. volvió a convertirse en el protagonista en las semifinales del béisbol mayor. Curiosamente, de nuevo en el choque de Chiriquí contra Los Santos. Siendo árbitro en primera base, puso afuera a un jugador chiricano en una polémica acción de Earl Agnoly.
La decisión inmediatamente trajo un ambiente de hostilidad entre jugadores y cuerpo técnico de los del valle de la luna, llevando a la expulsión de varios de ellos, inclusive, hasta la mascota del equipo tuvo que retirarse del campo.
Pero, esta decisión no fue un hecho aislado en el hijo del presidente de la Fedebeis, ya que anteriormente, el árbitro había generado grandes polémicas.
El año pasado, expulsó a Carlos Ruiz, receptor de Los Santos, en el choque contra Chiriquí en las mismas instancias del campeonato. “Trompito” reclamó muchas veces como Wever Jr. decretaba los strikes y bolas atrás del plato. Según las reglamentaciones del béisbol, estas decisiones no pueden ser reclamadas, por lo que expulsó a Ruiz del partido.
Lo polémico se generó cuando se decretó que el receptor santeño sería sancionado con dos partidos. Aquella decisión trajo la protesta del público, de los directivos, y hasta de mismo funcionarios de la Fedebeis, quienes tuvieron que renunciar ante el mayor desacuerdo con Franz Wever padre, quien avaló y apoyó la decisión de su hijo.
No solamente estas malas decisiones se dan en la pelota mayor. En la final del año pasado entre Panamá Metro y Panamá Oeste de béisbol infantil, Wever Jr. volvió a generar desagrado, cuando expresó que el partido de jugaría hasta el sexto episodio dada las condiciones de la cancha, y cuando Oeste tenía la ventaja en el marcador. Luego, se arrepintió de aquella decisión y advirtió que el juego seguiría, tomando por sorpresa a los “vaqueritos”, quienes al final, fueron derrotados por los metropolitanos.
Todo esto hace reflexionar si Wever Jr. debería seguir con sus labores como árbitro. Sus malas decisiones han empañado las victorias de los equipos involucrados y han desatado la inconformidad de jugadores y directivos. Lo curioso es que el hijo del dios del béisbol panameño ha participado en varios cursos de arbitrajes internacionales. ¿Habrá sido en vano?