El índice de Confianza del Consumidor Panameño (ICCP) se situó en 70 puntos en junio pasado, con una caída de 22 unidades respecto a enero de este año,...
- 23/04/2009 02:00
Los indicadores más recientes siguen señalando un deterioro notable de la economía mundial. Los principales países afectados por la crisis y otros que buscan anticipar sus efectos, han desplegado un conjunto de medidas de contención en el ámbito monetario y fiscal, que han implicado magnitudes de dinero muy significativas a fin de estabilizar los mercados financieros, recuperar la confianza de los agentes y evitar que el aparato productivo se detenga y colapse.
Los apoyos de liquidez puestos en práctica por los bancos centrales, y los planes de estímulo fiscal, constituyen algunos ejemplos de estas medidas de contención.
No obstante, el cómo terminará describiéndose la actual crisis, dependerá de tres puntos claves: (i) cómo se originó y cuánto se conoce de ello; (ii) cuál sea el impacto de las políticas económicas, monetarias y fiscales puestas en marcha para contener la recesión y (iii) cuáles son las medidas que permiten poner al sistema financiero y productivo nuevamente en condiciones de funcionamiento, lo que denominaríamos los mecanismos de resolución de crisis.
Sobre lo primero, hay coincidencias respecto al tipo de mercados donde se originó el problema y cómo los incentivos a la innovación financiera con complicidad de grandes vacíos en los esquemas regulatorios y luego la inercia impulsada a través de la necesidad del sector productivo por mantenerse alimentado, llevaron a lo que ahora conocemos.
Sobre el tercer punto, la etapa de resolución, es claro que implicará la reestructuración de las instituciones financieras y no financieras a fin de lograr el normal funcionamiento del canal de crédito, el fortalecimiento del marco legal y el desapalancamiento de los balances de los bancos y empresas.
Lo importante sin embargo, de acuerdo a los estudios de resoluciones de crisis “exitosos” está en el rol que juegan los marcos institucionales en los países en un entorno más globalizado, en tanto sean capaces de transmitir incentivos correctos que limpien los sistemas financieros de todo lo que ha fallado, y deje lo que permitió una de las sendas de crecimiento más largas de la historia.
La combinación de estos tres elementos —origen, contención y resolución— determinará el costo y duración de la crisis actual. Dos estudios recientes de Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff enfatizan, por ejemplo, que dependiendo de las características particulares de cada crisis, el período de contracción del PIB puede ir desde algunos meses hasta cuatro años. Queda por ver si los mecanismos de salida que se están planteando permitirán contar con un sistema financiero sano en un tiempo razonable.