El mayor reto de Panamá

Actualizado
  • 04/12/2011 01:00
Creado
  • 04/12/2011 01:00
PANAMÁ. En el Informe sobre Desarrollo Humano (IDH) 2011 publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se ...

PANAMÁ. En el Informe sobre Desarrollo Humano (IDH) 2011 publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se demuestra que la sostenibilidad está íntimamente ligada al problema básico de la equidad, entendida como justicia social y mayor acceso a mejor calidad de vida. Y en Panamá el mayor problema es precisamente la falta de equidad.

En el mencionado Informe, en lo que se refiere al Índice de Desarrollo Humano Ajustado por la Desigualdad, Panamá pierde un 24.6% de su logro inicial en el IDH 0,768 y cae 15 posiciones 0,579, del lugar 58 al 73 entre 187 países del mundo.

En nuestro caso, la mayor pérdida que se registra en este índice se debe a la desigual distribución de los ingresos 40.5% que está por encima de la pérdida promedio de América Latina y el Caribe 39.3%.

Es decir, a pesar del alto crecimiento económico, Panamá no logra redistribuir su riqueza y crear igualdad de oportunidades en todos los sentidos sociales.

Muy por el contrario, la población de los estratos más altos es cada vez más rica y los pobres, son cada vez más pobres.

Alrededor del 75% del consumo corresponde al 40% de la población con mayores ingresos, mientras el restante 60% de la sociedad sólo tienen acceso al 25% del consumo nacional. Esta desigualdad se refleja en la educación, en la salud, en la nutrición, en la calidad de vida de la población panameña, e incluso en el ejercicio del poder y la toma de decisiones.

SECUELAS DE LA CARENCIA SOCIAL

Mientras la población más pobre no logra completar seis grados de escolaridad básica, la mayoría de las personas que llegan al nivel superior de enseñanza pertenecen a los estratos de mejores ingresos económicos.

Algo similar ocurre con el acceso a la salud.

Mientras la población con mayores ingresos acude prontamente a los centros de salud privados y siguen sus tratamientos adecuados, la población más pobre, si es que tiene acceso a la salud pública, debe sortear toda clase de obstáculos ya conocidos.

Panamá se debate entre la miseria y la opulencia; entre la desnutrición y las dietas para adelgazar. Una cultura de la necesidad meramente superficial ante las realidades que se perciben.

Los informes nacionales han constatado que la pobreza y la desnutrición en el país tienen cara de infante. Esto es preocupante, pues se trata de la generación de relevo.

La igualdad es indispensable para el desarrollo humano y el progreso sostenible de un país, por lo que es necesario que el crecimiento económico se convierta en reales oportunidades para lograr la equidad entre los diferentes grupos humanos que integran la sociedad panameña.

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