12% de los alimentos que se producen en América Latina se pierden tras la cosecha

Actualizado
  • 15/10/2019 00:00
Creado
  • 15/10/2019 00:00
Las causas principales van desde cosechar en el momento inadecuado, malas condiciones climáticas, prácticas erróneas en la cosecha y el manejo, y desafíos en la comercialización de los productos, según la FAO

El nuevo informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura (FAO) el Estado mundial de la alimentación y la agricultura 2019 (SOFA, en inglés), revela que en América Latina y el Caribe el 12% de los alimentos que se producen se pierden después de la cosecha, excluyendo la etapa minorista.

La investigación afirma que una quinta parte (20%) de los alimentos que se pierden en el mundo desde la poscosecha hasta la etapa minorista, se produce en América Latina y el Caribe, pese a que la región solo alberga el 9% de la población mundial.

Mientras, en Australia y Nueva Zelanda se pierde alrededor del 6% de las cosechas totales; en Asia Central y del Sur (21%); Asia Oriental y Sudoriental (7%); en América del Norte y Europa (16%); en Oceanía (excepto Australia y Nueva Zelanda) (9%); en África Sub-Sahariana (14%); y en Asia Occidental y África del Norte (11%), según el estudio.

En el mundo, el 13.8% de todos los alimentos se pierden en la poscosecha, excluyendo venta minorista, pese a que más de 820 millones de personas en el mundo continúan hambrientas todos los días, señaló Qu Dongyu, director General de la FAO.

El informe señala también que en todo el mundo las causas de la pérdida y desperdicio de alimentos difieren ampliamente a lo largo de la cadena de suministro de alimentos. Las causas principales de pérdidas en la granja incluyen cosechar en el momento inadecuado, malas condiciones climáticas, prácticas erróneas en la cosecha y el manejo, y desafíos en la comercialización de los productos.

Las condiciones de almacenamiento inadecuadas, así como decisiones inapropiadas tomadas en las primeras etapas de la cadena de suministro, generan pérdidas significativas y una vida útil más corta a algunos productos. Por otra parte, un almacenamiento en frío adecuado puede ser crucial para evitar pérdidas cuantitativas y cualitativas de alimentos.

Durante el transporte, una buena infraestructura física y una logística comercial eficiente son clave para evitar la pérdida de alimento. El procesamiento y el envasado pueden desempeñar un papel importante en la conservación de los alimentos, mientras que las pérdidas pueden ser causadas por instalaciones inadecuadas, así como por fallas en el funcionamiento técnico o por errores humanos.

Huellas de carbono, de tierra y de agua

Según el SOFA, las pérdidas y desperdicios de alimentos tienen tres tipos de huellas ambientales cuantificables: de carbono, de tierra y de agua.

La huella de carbono de los alimentos es la cantidad total de gases de efecto invernadero que se emiten a lo largo del ciclo de vida de los alimentos, expresado en dióxido de carbono (CO2) equivalente; América Latina y el Caribe responden por el 16% de la huella de carbono mundial producto de las pérdidas y desperdicios de alimentos.

La huella de la tierra es la superficie de tierra necesaria para producir los alimentos. La región responde por el 9% de la huella de la tierra mundial debido a la pérdida y desperdicio de alimentos.

En términos de la huella de agua –la medida de toda el agua dulce utilizada para producir y suministrar los alimentos al consumidor final– la región responde por el 5%.

Todos estos impactos consideran los efectos ambientales de la pérdida y desperdicio de alimentos desde la poscosecha hasta la venta minorista, pero incluyendo esta última etapa, a diferencia de las cifras presentadas anteriormente.

Iniciativas nacionales

La publicación destaca que varios países de la región han adoptado políticas para detener este problema: en 2017, por ejemplo, Chile estableció el Comité Nacional para la Prevención y Reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos, con el fin de facilitar y coordinar estrategias para prevenir y reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos.

De manera similar, Argentina creó un Programa Nacional para la Reducción de la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos (2015); desde entonces, más de 80 instituciones públicas y privadas se han unido para formar la Red Nacional para la Reducción de la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos. Como parte del programa, se lanzó la campaña nacional “Valoremos los Alimentos”, que proporciona información y videos sobre cómo prevenir la pérdida y el desperdicio de alimentos.

En Brasil, la red nacional de bancos de alimentos, Mesa Brasil SESC, ha entregado comida a más de 1.4 millones de brasileños a través de asociaciones público-privadas en más de 500 municipios (2017), con alimentos que habrían acabado en la basura.

A su vez, el Banco Interamericano de Desarrollo ha creado #SinDesperdicio, una plataforma destinada a promover la innovación y mejorar la calidad de las intervenciones públicas sobre la pérdida y desperdicio de alimentos en la región, en la cual participan actores como la FAO, el Foro de Bienes de Consumo, la Red Global de Bancos de Alimentos, IBM y otras compañías.

Fuerte impacto por pérdida de alimentos
Implementarán mejoras en el sistema de riego Remigio Rojass.
EFECTO Poscosecha

Qu Dongyu, director de la FAO, dijo que pese a que en el mundo más de 820 millones de personas están hambrientas, todos los días, a nivel global, el 13.8% de los alimentos se pierde en la poscosecha. Por ello, lanzó un llamado internacional sobre la pérdida de alimentos; resaltó que reducir el desperdicio es un compromiso que se refleja firmemente en la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible. “Muchos países ya están tomando medidas para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos, pero los desafíos por delante siguen siendo importantes y tenemos que dar un paso”, afirmó.

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