Remesas sustentan la economía ‘nica'

Actualizado
  • 28/01/2019 01:03
Creado
  • 28/01/2019 01:03
El envío de dinero de la diáspora nica se ha convertido en un pilar importante para la economía del país centroamericano en medio de la crisis

El envío de remesas financieras de la diáspora será clave para el sostenimiento de la economía nicaragüense durante el año 2019, pues mitigará los efectos negativos de la drástica caída del empleo, el consumo interno y las inversiones extranjeras directas.

Entre 2007 y 2017 Nicaragua fue el país de la región con mayor crecimiento económico (entre 3.7% y 4.5% anual), pero desde abril de 2018 la economía se derrumbó como consecuencia de las protestas sociales y la brutal represión gubernamental que hasta la fecha salda: 450 muertos, más de 5,000 heridos y lisiados, 600 desaparecidos, más de 300 prisioneros políticos y más de 85,000 exiliados en Costa Rica, Panamá, Estados Unidos de América, Chile, España y Alemania.

‘Nicaragua no observaría (en 2019) una tasa de crecimiento económico positiva porque la confianza entre los agentes económicos del país se ha deteriorado, especialmente entre los inversionistas del sector privado, tanto nicaragüenses como extranjeros', advierte el economista Néstor Avendaño, quien en años anteriores realizaba el ránking bancario de Nicaragua.

Avendaño enumera diversos riesgos económicos: surgimiento de una depresión económica, gran aumento del desempleo, gran contracción del consumo de los hogares, caída progresiva de las reservas internacionales, incumplimiento de las condicionalidades de la estabilidad macroeconómica y deterioro del córdoba (moneda local que se cotiza a 0.03 dólares).

Tras la aprobación de la ley estadounidense ‘Nica Act', que provocaría sanciones contra el gobierno de Nicaragua en diversos organismos internacionales, se prevé la paralización de los desembolsos de la cooperación oficial destinada a financiar la inversión pública, pues esta ley señala que los directores estadounidenses en el Banco Mundial y en el Banco Interamericano de Desarrollo se opondrán a ‘la extensión de cualquier préstamo o asistencia financiera o técnica al Gobierno de Nicaragua' en tanto no haya avance con relación al respeto de los derechos humanos.

El 80% de la inversión pública es financiada con recursos de la cooperación internacional y las sanciones impactarán negativamente en el sector construcción, que es clave para el país porque es dinamizador del comercio y los servicios.

ESCENARIO PESIMISTA

‘En este escenario pesimista se esperarían dos momentos muy contractivos en la producción y, por ende, en el gasto de bienes y servicios', asevera Avendaño. El primer impacto lo sufrirían las empresas de la construcción, acompañadas de las empresas extractoras de minerales no metálicos, que ofrecen insumos a la actividad de la construcción, con una posible caída de 76% y como resultado de este primer impacto es la caída de 9.7% del PIB real.

Como consecuencia del impacto en la actividad de la construcción y de su efecto multiplicador en las otras actividades económicas del país, se quedarían sin empleo más de 160,000 personas, de tal forma que la tasa de desempleo se elevaría hasta el 41.1% de la población económicamente activa.

‘Al disminuir el ingreso nacional, los hogares sufrirían el impacto de ver reducido su nivel de consumo en 11.1%, lo cual provocaría una segunda caída del PIB real, que aunada a la caída de la producción por la reducción de inversión fija provocaría un desplome de 20.0%', advirtió Avendaño a finales de 2018.

Este ‘cuadro económico caótico' implicaría que el ingreso per cápita promedio nacional descendería a $1,677, muy aproximado al observado en 2011 y equivaldría al 58% del ingreso per cápita promedio anual de Honduras esperado en 2019.

Avendaño asegura que en el más optimista escenario socioeconómico para Nicaragua durante el 2019 es bastante probable la caída del PIB entre 1.5% y 20.0%.

ÉXODO Y REMESAS

Desde mayo del 2018 hasta diciembre de 2019, la Dirección General de Migración y Extranjería de Nicaragua ha expedido más de 50,000 pasaportes nuevos, en su mayoría para jóvenes cuyas edades oscilan entre 16 y 30 años, quienes pretenden salir del país por temor al estallido de una guerra civil.

El éxodo de nicaragüenses apunta a Costa Rica, Panamá, México, Estados Unidos de América y España. Desde abril hasta diciembre de 2018 han salido del país un poco más de 85,000 personas, la mayoría porque busca opciones para sobrevivir luego de quedar sin empleos.

Sobre el impacto del desempleo, la migración y las remesas, el economista Ermis Morales explica que la gente ya no tiene ni para comprar pan… porque en la mayoría de hogares al menos una o dos personas quedaron desempleadas por la crisis sociopolítica. ‘Muchas familias ahora centran sus expectativas de sobrevivencia en las remesas que envíe la diáspora, de tal manera que la economía nicaragüense durante 2019 será sustentada por la inyección financiera de los exiliados', asevera Morales, quien también es líder del sector micro empresarial de Nicaragua.

Cifras del Banco Central de Nicaragua revelan que entre 2007 -año en que Daniel Ortega Saavedra retornó a la Presidencia de la República- y 2018 la recepción de remesas financieras pasó de $739.6 millones a $1,351.7 millones anuales. Más de 85,000 personas han huido de Nicaragua.

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