'Burbujas productivas': ¿el equilibrio entre la salud y la economía?

Actualizado
  • 11/09/2020 00:00
Creado
  • 11/09/2020 00:00
Un grupo de especialistas consultados por 'La Estrella de Panamá' coincide en que al país le será muy difícil mantener el concepto de 'burbuja productiva', debido a la naturaleza de su economía y cómo se están reabriendo los diferentes sectores
Sastrerías y modisterías reanudaron sus actividades el pasado 7 de septiembre.

Desde que se reportaron los primeros casos del coronavirus SARS-CoV- 2 en Panamá, a mediados de marzo pasado, el Gobierno Nacional ha sido muy enfático en señalar su interés de reactivar la economía y el empleo, sin dejar de lado la salud y la seguridad de la población.

Tras la reactivación de las primeras actividades económicas y un rebrote, entre los meses de mayo, junio y julio, posteriormente, en agosto, las autoridades panameñas anunciaron nuevos lineamientos para el “Plan de recuperación económica” en la “Ruta hacia la nueva normalidad”, tras las presiones de los empresarios para reactivar sus actividades paralizadas desde hace ya casi medio año.

El plan consiste en lograr un equilibrio entre la salud, economía y ayuda social, de la mano de la teoría de las “burbujas productivas”, basada en un estricto protocolo que entre otros aspectos busca mantener el entorno laboral de las empresas libre de covid-19 en el proceso de reactivación económica del país.

La Caja de Seguro Social (CSS) ha explicado que el término 'burbuja productiva' es un tipo de burbuja no social que se ha introducido como una medida para la prevención y control de la covid-19 en las empresas.

“Si se aplica con rigurosidad, se podría contener el riesgo de transmisión, ya que su objetivo es minimizar los contactos que puedan tener dentro de la empresa. Lo que se busca con estas burbujas, consideradas zonas seguras, es limitar los contactos y que haya rigurosidad para que no exista exposición ampliada”, reseña la CSS en una información que cuelga en su página web.

Y aunque la medida ya ha tenido gran éxito en países como Nueva Zelanda (considerado el país que mejor gestionó la pandemia entre sus 4,8 millones de habitantes con las “burbujas sociales”), China, Singapur, Malasia y Costa Rica, para los especialistas consultados por este diario replicarla en Panamá sería bastante “difícil” por la naturaleza de su propia economía y la forma como se están reabriendo sus principales sectores.

La Estrella de Panamá trató de obtener la postura por parte del Ministerio de Economía y Finanzas, pero al cierre de esta nota no hubo respuesta.

Debido a que “las relaciones empresariales y comerciales requieren de un alto nivel de interacción entre empresas y clientes, considero que (a Panamá) le será muy difícil mantener el concepto de burbuja productiva”, afirmó el economista Raúl Moreira.

Lo que pasa es que “el concepto de burbuja productiva es un mecanismo adecuado para empresas con una infraestructura física y laboral determinada, por ende aplicable a entornos de empleo formal, pero de difícil aplicación en microempresas (menos de 10 trabajadores) y trabajadores independientes, que aportan el 56% del empleo en Panamá”, explicó el consultor laboral René Quevedo.

Además, la reapertura económica implica la reapertura de la oferta (sectores económicos y empresas), pero la sostenibilidad financiera de las empresas y la de sus trabajadores dependerá de la reactivación del “consumo” (generación de ingresos), lo que llevará algún tiempo lograr, ahondó Quevedo, también docente universitario.

En este contexto, Moreira fue enfático al señalar que la estrategia del plan de reactivación del país se deberá “compensar” con “estrictos” programas de protección sanitaria, según lo indicado por el Ministerio de Salud para minimizar las posibilidades de contagios de la enfermedad en Panamá, país donde hasta este 9 de septiembre ya casi trepaba los 100 mil casos positivos y rebasaba las 2 mil muertes.

Como “la reactivación ya es inminente, se tendría que apelar a la conciencia ciudadana para prevenir un rebrote de contagios. Este es el resultado del mal manejo que se le dio a la satisfacción de las necesidades de la población durante la cuarentena total”, advirtió Moreira.

El pasado lunes 7 de septiembre, con la reapertura gradual de las obras públicas y privadas de sector construcción y otras actividades, el presidente de la República ,Laurentino Cortizo, aseguró que hace unos meses se diseñó el protocolo o la guía de reapertura, de “una manera prudente y responsable” para minimizar los problemas que podría conllevar la reapertura de actividades económicas frente a la pandemia, aunque no descartó que se podría disparar el número de casos de contagios de la covid-19.

Para que estas burbujas o zonas seguras funcionen, se requiere de un control permanente y riguroso en el transporte público.

No obstante, las autoridades de Salud son las que tendrán la última palabra, pues han dejado bien claro que la reapertura económica será “asimétrica”, porque se pueden reabrir las actividades con menos riesgos, en la que todo dependerá del Rt (número reproductivo efectivo de casos), la capacidad instalada, la incidencia de los casos y la capacidad de respuesta. El gobierno, a su vez, ha adecuado los centros de convenciones Figali, Amador, y el hospital modular de Albrook, ante posibles rebrotes.

Sin embargo, para la economista Maribel Gordón abordar el problema de la recuperación económica demanda tener “claro” que el objetivo primordial es preservar la vida. “Ello requiere tener una lectura diferente de cómo enfrentar los efectos de la covid-19 en materia económica, laboral y sanitaria”, explicó.

Subrayó que los funcionarios de la CSS han hablado de una “burbuja productiva”, que es un término que se pone de moda en los gobiernos, como lineamientos de vigilancia de la enfermedad para “minimizar los contactos” que puedan tener fuera de la empresa los trabajadores, a fin de que no ocurran más casos.

Pero una condición para que estas burbujas o zonas seguras funcionen es un control permanente y riguroso, que en el caso de Panamá es “reducidísimo” en el transporte público y conexiones, afirmó Gordón.

Además “no” es un secreto que la salud y seguridad ocupacional en Panamá ha sido un tema deficiente a lo largo de los años, pues es visto por los empresarios como costo y las autoridades ejercen un bajo nivel de seguimiento y control para garantizar el cumplimiento de las normas.

“Esta pandemia afecta al mundo del trabajo porque ha generado mayor desempleo y subempleo, que se utilizan para flexibilizar aún más las condiciones laborales, en ello el desmejoramiento en materia de seguridad y salud en el trabajo, acceso reducido a la protección social”, apuntó Gordón.

Precisó que a raíz de la covid-19 es necesario prestar real atención a esta área por parte de las entidades reguladoras. “El economicismo no debe primar sobre la salud y seguridad de los trabajadores”, recalcó la economista.

Frente a la reincorporación de la fuerza laboral, dijo que se debe comenzar por controles estrictos claros de bioseguridad y de dominio público, para minimizar el riesgo de la exposición de los trabajadores al nuevo coronavirus.

“La seguridad y la salud de toda la fuerza laboral es primordial. Sin tales controles el riesgo real de un rebrote del virus es alto, factor que ha sido minimizado por empresarios y gobierno”, aseguró.

Recordó que “las burbujas explotan”. Y “los efectos negativos que tienen sus estallidos hacen necesario que el regulador tome medidas férreas de carácter preventivo. Condición que en materia de salud no es la trayectoria en Panamá”, recalcó Gordón.

Reactivación

De acuerdo con Quevedo, el 81% de los contratos reactivados al 2 de septiembre de 2020 en el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel) se encuentran en el comercio, industria y hoteles restaurantes; y de estos, el 55% está en el sector comercio, que reinicia actividades a un 30% de capacidad.

Por lo que la reapertura de esas actividades “hace poco viable la aplicación del concepto de la burbuja en las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) del sector (hasta 49 trabajadores), que representan 76 mil empleos formales, muchas de las cuales llevan seis meses sin ingresos y enfrentan enormes dificultades financieras”, enfatizó Quevedo, quien prevé una fuerte contracción de los empleos no agrícolas como consecuencia de la covid-19.

El 47% de los 345,801 empleos no agrícolas en el sector comercio es informal, del cual se estima una reducción laboral de alrededor de 100 mil plazas de trabajo, entre formales e informales, pronosticó el especialista laboral, para quien la economía solo se activará cuando “se reactive el consumo”, lo cual también incrementará la recaudación fiscal (vía ITBMS), que en los seis primeros meses de 2020 mostró una caída de $1,384.6 millones, inferior a lo presupuestado.

A su vez, Quevedo precisó que los sectores que reaccionarán más rápidamente, en consumo y empleo, a la reapertura y el levantamiento de las restricciones de movilidad son aquellos que ya tienen una “demanda sostenible”.

Entre algunas de estas se incluye la cadena agroalimentaria y fitosanitaria, desde el productor hasta el consumidor (cuya demanda aumentó durante la pandemia y seguirá creciendo), la construcción (por su efecto multiplicador en otros sectores), y el comercio (por su impacto sobre la logística, industria y servicios).

Protocolo de las burbujas productivas

El protocolo para el cumplimiento de la “burbuja productiva” incluye muestreo a los colaboradores para conocer su estado de salud con relación a la covid-19, y corroborar si se pueden reincorporar a sus labores; conformación de comités de salud para la vigilancia del protocolo dentro de la empresa; limpieza y desinfección del sitio de trabajo así como de las superficies del entorno cercano de los colaboradores e implementación de medidas de información sobre los lineamientos emitidos por el Ministerio de Salud.

También consiste en la identificación oportuna de puntos críticos dentro de la empresa que puedan representar riesgo, como por ejemplo comedores; salones de reuniones, cumplimiento estricto y obligatorio del equipo de protección personal que se requiera de acuerdo con la actividad a realizar; manejo de residuos, establecimiento de turnos y horarios que faciliten la conformación de burbujas laborales y el distanciamiento entre los colaboradores; y capacitación continua de los colaboradores.

Cabe destacar que el concepto es internacional y se utilizó con los equipos de fútbol, en donde antes de ingresar a la cancha se realizan pruebas rápidas a los equipos que van a estar juntos en el juego, garantizando que nadie se exponga al virus SARS-CoV-2.

Desde que comenzó la pandemia, el Canal de Panamá y su sector logístico también han mantenido similares protocolos de seguridad permanentes, con gran efectividad.

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