FMI aumenta el crecimiento de América Latina y el Caribe a un 2,3% para 2023

Actualizado
  • 12/10/2023 00:00
Creado
  • 12/10/2023 00:00
Brasil y México se proyectan como los países con mayor crecimiento tras la dinamización que han tenido en el sector agropecuario, construcción y de servicios
El crecimiento global se desacelerará del 3,5% en 2022 al 3,0% en 2023 y al 2,9% en 2024.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) mejoró las expectativas de crecimiento para América Latina y el Caribe a un 2,3%, un aumento del 0,4% de lo que se preveía en julio.

Estas estimaciones, que fueron actualizadas este miércoles por el organismo, dan cuenta de que este aumento se debe “a la normalización de crecimiento junto con el efecto de políticas más estrictas, entorno externo más débil y menores precios de los productos básicos”.

“La revisión al alza para la región también refleja unas tasas de crecimiento más fuertes de lo esperado”, se lee en el informe.

En Brasil, el crecimiento alcanzará el 3,1%, impulsado por un robusto sector de la agricultura y del sector de servicios. Le sigue México con una subida del 0,6% hasta apuntar a un 3,2%, tras la recuperación pospandemia en la construcción y los servicios, al mismo tiempo que la economía seguirá beneficiándose de la demanda estadounidense.

El FMI pronostica que el crecimiento global se desacelerará del 3,5% en 2022 al 3,0% en 2023 y al 2,9% en 2024, muy por debajo del promedio histórico (2000-19) del 3,8%.

Espera que las economías avanzadas se desaceleren del 2,6% en 2022 al 1,5% en 2023 y al 1,4% en 2024 a medida que el endurecimiento de las políticas comience a hacer efecto.

Proyecta que las economías de mercados emergentes y en desarrollo tendrán una modesta disminución en el crecimiento del 4,0% en 2023 como en 2024.

Además pronostica que la inflación global disminuirá de manera constante, del 6,9% en 2023 y al 5,8% en 2024, debido a las políticas monetarias más estrictas, ayudada por los menores precios internacionales de las materias primas.

En general, el FMI prevé que la inflación subyacente disminuya de manera más gradual y en la mayoría de los casos no espera que la inflación vuelva a alcanzar su objetivo hasta 2025.

En un modo general, sostiene que los riesgos para las perspectivas están más equilibrados desde los últimos seis meses, a raíz de las tensiones sobre el techo de la deuda estadounidense y las acciones de las autoridades suizas para contener las turbulencias financieras. Señaló que aunque las probabilidades de un aterrizaje forzoso han disminuido, la balanza de riesgos para el crecimiento mundial sigue inclinada a la baja”, recalcó el organismo.

Aclaró que la crisis del sector inmobiliario de China podría profundizarse, así como también más shocks climáticos y geopolíticos podrían causar picos de precios adicionales a los alimentos y energía.

Con la fragmentación geoeconómica, el organismo vaticinó que se podría estar limitando el flujo de productos básicos en todos los mercados, lo que provocaría una volatilidad adicional de los precios.

También advirtió que en medio de los crecientes costos de la deuda pública, los países están en un alto riesgo de sobreendeudamiento. Resaltó que los bancos centrales necesitarán restaurar la estabilidad de precios mientras utilizan herramientas políticas para aliviar posibles tensiones financieras.

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