Ocde mantiene en 3,1% el crecimiento mundial del PIB en 2024

Actualizado
  • 08/05/2024 00:00
Creado
  • 07/05/2024 17:56
En general, según el organismo, el impacto de las estrictas condiciones monetarias, particularmente, en los mercados inmobiliario y crediticio, están entre los factores que llevarán a que la economía global continúe creciendo a un ‘ritmo modesto’

El crecimiento mundial del producto interno bruto (PIB) estará en 3,1% en 2024, el mismo que en 2023, sin embargo, se espera un ligero repunte hasta el 3,2% en 2025, según las últimas perspectivas económicas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde).

Los factores que llevarán a que la economía global continúe creciendo a un ritmo modesto serán el impacto de las estrictas condiciones monetarias, particularmente en los mercados inmobiliario y crediticio. Aún así, la Ocde estima que la actividad mundial seguirá demostrando ser resistente, ya que la inflación continúa disminuyendo y la confianza del sector privado está mejorando.

Se proyecta que la inflación general en la Ocde disminuirá gradualmente del 6,9% en 2023 al 5,0% en 2024 y al 3,4% en 2025, ayudada por una política monetaria restrictiva y una disminución de las presiones sobre los precios de los bienes y la energía. Para finales de 2025, el organismo internacional espera que la inflación vuelva a alcanzar los objetivos de los bancos centrales en la mayoría de las principales economías.

Por ejemplo, las perspectivas económicas de la Ocde apuntan a que la subida del PIB en Estados Unidos será del 2,6% en 2024, antes de desacelerarse al 1,8% en 2025 a medida que la economía se adapte a los altos costos de endeudamiento y a la moderación de la demanda interna.

En la zona del euro el incremento del PIB será del 0,7% en 2024 y del 1,5% en 2025 y se espera que la recuperación de los ingresos reales de los hogares, la rigidez de los mercados laborales y las reducciones de las tasas de interés oficiales ayude a generar un repunte gradual.

Por su parte, el crecimiento en Japón estaría en un 0,5% en 2024 y un 1,1% en 2025. Según la Ocde, este país deberá recuperarse de manera constante, con una demanda interna respaldada por un mayor crecimiento de los salarios reales, una política monetaria acomodaticia continua y recortes fiscales temporales.

Asimismo, espera que China se desacelere moderadamente, con un crecimiento del PIB del 4,9% en 2024 y del 4,5% en 2025, ya que la economía está respaldada por el estímulo fiscal y las exportaciones.

Para la Ocde, seguirá existiendo una incertidumbre significativa, ya que la inflación puede permanecer alta por más tiempo, lo que resultaría en reducciones más lentas de lo esperado en las tasas de interés oficiales y generaría mayores vulnerabilidades financieras.

El organismo recalcó en su reporte que el crecimiento podría decepcionar en China, debido a la persistente debilidad de los mercados inmobiliarios o a un apoyo fiscal menor al previsto durante los próximos dos años. A esto se le suma las altas tensiones geopolíticas que siguen siendo un riesgo significativo a corto plazo para la actividad y la inflación, particularmente si el conflicto en evolución en el Medio Oriente y los ataques en el Mar Rojo se ampliarán o escalarán.

Por el lado positivo, la Ocde señala que el crecimiento de la demanda podría resultar más fuerte de lo esperado si los hogares y las empresas aprovecharan más los ahorros acumulados durante la covid-19.

En este contexto, las perspectivas económicas establecen una serie de recomendaciones de política, destacando la necesidad de garantizar una reducción duradera de la inflación, establecer una trayectoria presupuestaria que aborde las crecientes presiones fiscales y emprender reformas que mejoren las perspectivas de crecimiento a mediano plazo.

Sobre todo porque se estima que la política monetaria debe seguir siendo prudente para garantizar que las presiones inflacionarias se contengan de forma duradera. Sin olvidar que existe margen para reducir las tasas de interés oficiales a medida que la inflación disminuye, pero sin olvidar que la postura política deberá seguir siendo restrictiva en la mayoría de las principales economías durante algún tiempo.

Para la Ocde, los gobiernos enfrentan desafíos fiscales crecientes, dado los altos niveles de deuda y las considerables presiones adicionales de gasto derivadas del envejecimiento de la población y la adaptación y mitigación del clima. Es probable que la carga de la deuda futura aumente significativamente si no se toman medidas, lo que pone de relieve la necesidad de realizar mayores esfuerzos en el corto plazo para contener el crecimiento del gasto, mejorar la eficiencia del gasto público, reasignar el gasto a áreas que respalden mejor las oportunidades y el crecimiento, y optimizar los ingresos tributarios.

“Las bases para el crecimiento futuro de la producción y la productividad deben fortalecerse mediante ambiciosas reformas de políticas estructurales para mejorar el capital humano y aprovechar los avances tecnológicos”, dijo la economista jefe de la Ocde, Clare Lombardelli.

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