Ocho días antes de su reapertura la catedral de Notre Dame de París desveló su nuevo “resplandor” al mundo durante una visita del presidente francés, Emmanuel...
- 19/12/2009 01:00
- 19/12/2009 01:00
ESPAÑA. Como quien vende chocolatinas, una empresa alemana está planeando instalar 500 máquinas de venta de lingotes y monedas de oro en joyerías, hoteles y grandes tiendas de Alemania, Austria y Suiza.
El aparato que se ha inventado TG Gold SuperMarkt ofrece barritas de 5 gramos por 187 dólares , y de 10, por 351 según las tarifas de este verano, cuando ensayó su fórmula en el aeropuerto del Francfort.
El ordenador que hay en el interior de la máquina actualiza el precio, mientras una pantalla muestra cuánto cuesta cada barrita en ese momento y el tiempo que queda para la siguiente actualización.
Si esa pantallita estuviera funcionando ahora junto a la máquina de café de cualquier oficina, el baile de sus números daría buena cuenta de la carrera que ha llevado el metal precioso en el último año.
Al comenzar 2009, el precio de la onza —equivalente a 31 gramos— rondaba los 875 dólares, mientras que cuando se escriben estas líneas alcanza los 1,131 dólares, casi un 30% más caro.
Ya no hay barreras psicológicas para este metal que se envalentona cuando hay miedo y baila claqué sobre las reglas tradicionales de oferta y demanda.
La compra para la joyería y la industria se deprime, mientras que para la inversión se ha popularizado a lo largo de la crisis hasta el punto de que a alguien le dé por pensar en máquinas de lingotes como si de refrescos se tratara. O que la estadounidense American Eagle haya tenido que suspender temporalmente la venta de monedas porque se le agotaron las existencias a finales del mes pasado.