- 30/06/2009 02:00
TEGUCIGALPA. Los sectores que ejecutaron el golpe cívico-militar del domingo contra el presidente de Honduras, Manuel Zelaya, experimentan una creciente soledad regional e internacional.
La campaña para que Zelaya sea restituido en el cargo une a países como Estados Unidos y Venezuela o Cuba, incluye a los principales organismos internacionales, y va en aumento.
Este lunes, Managua fue la sede de varios foros regionales e internacionales, en los que gobernantes y funcionarios del continente americano debatieron caminos para una solución pacífica al conflicto interno generado en Honduras con el derrocamiento de Zelaya.
El propio Zelaya relató los incidentes del domingo ante sus pares de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), Hugo Chávez, de Venezuela, Rafael Correa, de Ecuador, y Daniel Ortega, de Nicaragua, y de embajadores y cancilleres de Cuba, Bolivia y otros países.
La primera de las resoluciones del ALBA fue desconocer a Micheletti, exigir la restitución de Zelaya y de su gabinete, retirar a los embajadores en Honduras, congelar las relaciones diplomáticas con ese país mientras se mantengan las nuevas autoridades y declararse en sesión permanente.
“Bajo ningún concepto se acreditará a personal designado por los usurpadores”, dice la declaración.
Este lunes llegaron a Managua los mandatarios Raúl Castro, de Cuba, Evo Morales, de Bolivia, Felipe Calderón, de México, quien preside el Grupo de Río, y Óscar Arias, de Costa Rica, que asumió ayer la conducción rotativa del Sistema de Integración Centroamericana (SICA). A ellos se sumó el secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza.
También asistieron los presidentes Mauricio Funes, de El Salvador, Martín Torrijos, de Panamá, Álvaro Colom, de Guatemala, y Leonel Fernández de República Dominicana.
Calderón expresó, a nombre del “gobierno de México y del Grupo de Río, nuestro más enérgico rechazo al golpe de Estado ocurrido el día de ayer en Honduras”.
Los presentes establecieron la voluntad de desconocer a las nuevas autoridades de Honduras, y exigieron la inmediata restitución de Zelaya y la creación de un consejo internacional que observe el restablecimiento del orden en esa nación centroamericana.
En Nueva York, la Asamblea General de la ONU celebró ayer una reunión sobre la situación en Honduras, y recibirá hoy al depuesto presidente Zelaya, quien expondrá sobre la situación de su país tras el golpe militar.
Por su parte, el secretario general de la OEA José Miguel Insulza viajará hoy a Honduras al frente de una comisión especial integrada por representantes de Colombia y México.
En Tegucigalpa, el presidente interino Micheletti tomó juramento a cinco ministros, incluido el canciller, Enrique Ortez, quien dijo que van a pedir a la ONU que posponga cualquier reunión que trate sobre Honduras, para que el nuevo Gobierno pueda defenderse.
“Que no nos vayan a sentar en el banquillo de los acusados y juzgarnos a espaldas”, expresó Ortez.
Micheletti, que tras jurar como presidente anunció un toque de queda de 48 horas, dijo ayer que emprenderá una campaña para intentar obtener el reconocimiento internacional, para “demostrar (...) que esto no ha sido un golpe de Estado, ha sido una sucesión constitucional”.
Fuerzas policiales cargaron y lanzaron gases lacrimógenos contra varios cientos de seguidores de Zelaya, que se manifiestan desde el domingo frente a la Casa Presidencial en Tegucigalpa.
Las fuerzas policiales, con el apoyo de dos helicópteros, desalojaron varios piquetes que interrumpían el acceso a la sede de Gobierno y han detenido a un número indeterminado de personas que organizaciones sociales cifran en alrededor de una treintena.
Un directivo de un gremio docente denunció ayer que los enfrentamientos entre la Policía y seguidores de Zelaya han dejado al menos un muerto y 60 heridos en Honduras.