La Policía Nacional aprehendió al alcalde electo de Pocrí por presunto peculado, tras una investigación relacionada con proyectos no ejecutados del Conades...
- 04/12/2009 01:00
BOGOTÁ. Fue una bomba política. El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner tuvo que reconocer que el venezolano Guido Alejandro Antonini Wilson estaba presente en la Casa Rosada durante una ceremonia oficial en la que participaban los presidentes Néstor Kirchner y Hugo Chávez en agosto de 2007.
Y lo que es peor, en una entrevista telefónica con un canal argentino, Antonini dijo recientemente que los 800,000 dólares eran para la campaña de Cristina Fernández, elegida meses después presidenta en reemplazo de su marido.
Las revelaciones produjeron un terremoto, sobre todo entre los opositores, para quienes la cercanía de la Presidenta con la política exterior venezolana funciona, al menos en parte, aceitada por ese oportuno apoyo económico subterráneo.
Lo que obligó al jefe de gabinete, Aníbal Fernández, a admitir el hecho, que atribuyó a una burda maniobra opositora, fue un video del canal oficial de televisión, entregado al juez investigador que reveló la presencia del enigmático personaje.
Antonini Wilson ingresó al país dos días antes de aparecer en la Casa Rosada, con un maletín de 800,000 dólares sin declarar, en un vuelo privado procedente de Caracas y contratado por Enarsa, la compañía argentina de electricidad, acompañado de Claudio Uberti, titular del organismo que controla los peajes de las autopistas, pero que en realidad era el embajador sin cartera de Kirchner en Venezuela, y de altos funcionarios de Pdvsa, la compañía de petróleos patriota.
Cuando el dinero fue descubierto por una funcionaria de aduanas, Uberti se comunicó desesperadamente con la residencia presidencial de Olivos, y luego le transmitió a Antonini Wilson los saludos de Kirchner, quien estaba muy agradecido porque el venezolano asumió el dinero como suyo. “Te bancaremos hasta la muerte porque te portaste muy bien”, según el relato telefónico de Antonini Wilson.
El lunes siguiente, Antonini apareció en la Casa Rosada, y esa misma madrugada se fue a Miami, donde vive, sin reclamar por la gruesa suma.
Más tarde, en Estados Unidos, aceptó colaborar con el FBI en un proceso que culminó con la condena de tres agentes venezolanos acusados de viajar a Miami para obligar a Antonini Wilson a ocultar el origen y el destino del dinero.
Son momentos de soledad política para los Kirchner, cuando pueden quedar arrinconados por los opositores, ya que el 10 de diciembre se posesionan los nuevos congresistas electos en junio, lo cual modificará la composición de las dos Cámaras.
Y una de las primeras iniciativas de los opositores -Coalición Cívica, Socialismo, el PRO del intendente porteño Mauricio Macri y la Unión Cívica Radical- es interpelar a Fernández por el asunto de Antonini.
La pareja lucha contra el tiempo para hacer aprobar las leyes que les permitan permanecer en el poder, como la reforma política y la Ley de Medios.
“Los Kirchner siguen inscribiéndose con más vocación que antes en la corriente latinoamericana de los gobernantes que decidieron cambiar las reglas del juego constitucional o electoral en medio del partido”, dice el analista Joaquín Morales Solá.
Sus problemas son tan grandes como sus ambiciones, pues cargan con el escándalo de denuncias por un incremento patrimonial de 2,000 por ciento desde 2002. Pero el escándalo de Antonini Wilson seguirá siendo la mayor piedra en el zapato.
Todos los cañones apuntan al ministro de Planificación, Julio de Vido, la mano derecha de Kirchner, del cual depende Claudio Uberti y Enarsa, la empresa que contrató el avión, y que controla las relaciones financieras con Chávez.
“Vamos a gobernar hasta 2015”, dijo esta semana un desafiante Néstor Kirchner. Habrá que ver.