- 17/01/2014 01:00
El asesinato de una ex Miss Venezuela y su esposo ante su hijita de 5 años está concitando la atención mundial sobre el auge de la criminalidad de Venezuela, y hace que muchos nos preguntemos si la epidemia de crímenes que sacude al país no está siendo, al menos parcialmente, generada por un discurso gubernamental que glorifica la violencia. No hay duda de que los altos índices de criminalidad de Venezuela se deben principalmente a la corrupción policial, la debilidad del sistema judicial, y un sistema carcelario disfuncional. Además, el deterioro del sistema educativo y los subsidios gubernamentales para los jóvenes ha creado una generación de jóvenes que ni estudian ni trabajan —los famosos ‘ni-nis’— que muchas veces se dedican a delinquir. En todo eso, Venezuela no se diferencia mucho de algunos otros países con altas tasas de criminalidad. Pero en Venezuela hay una gran diferencia: durante los últimos quince años, desde que el difunto presidente Hugo Chávez asumió el poder, el gobierno ha empleado una retórica incendiaria que glorifica la violencia. El propio Chávez asumió un nuevo mandato en el 2007 al grito de ‘¡Patria, socialismo o muerte!’. El exmilitar convirtió a exgolpistas y guerrilleros en ‘mártires’, promovió la creación de ‘milicias populares’ constituidas por civiles armados, y pidió el apoyo del pueblo para librar una ‘guerra’ contra la ‘oligarquía fascista’. En el discurso oficial venezolano, los simpatizantes del gobierno no son partidarios, sino ‘combatientes’. Los empresarios no son hombres de negocios, sino miembros de ‘la burguesía parasitaria’. Los adversarios políticos no son rivales, sino ‘escoria’ y ‘apátridas’. En noviembre, Maduro llamó a la ‘ocupación’ de supermercados que supuestamente no cumplían con los controles de precios ordenados por el gobierno, generando una ola de saqueos. Hasta los militares fueron vistos cargando sus motocicletas con plasmas. En esta cultura del ‘vale todo’, Venezuela ha cuadruplicado su índice de homicidios desde que Chávez asumió la presidencia hace quince años, de 19 muertes por cada 100,000 habitantes en 1999 a 79 muertes por cada 100,000 habitantes en la actualidad, según el Observatorio de Violencia Venezolano, un grupo no gubernamental que se dedica a registrar los delitos violentos.
EL INFORME OPPENHEIMER