Un mundo cada vez más autoritario

Actualizado
  • 01/12/2018 01:00
Creado
  • 01/12/2018 01:00
El declive de las democracia moderna y la desconfianza en sus instituciones. De ellas se ha alimentado la polarización política y los regímenes autoritarios, en ascenso en las sociedades contemporáneas

Recientemente el expresidente estadounidense, Barack Obama, estuvo presente en un conversatorio en la Univerisdad de Rice (Houston), donde advirtió sobre la necesidad de romper la polarización política, un fenómeno presente no solo en la sociedad estadounidense y cuyas causas son variadas, así como sus efectos.

Para el exmandatario parte del problema radica en el efecto que los medios de comunicación ejercen sobre el público. ‘Cuando asumí el cargo, lo que cada vez más teníamos era un entorno mediático en el que si eres un espectador de ‘Fox News' tendrás una realidad completamente distinta a la de un lector del ‘New York Times”, dijo Obama durante su intervensión, registrada por Houston Public Media .

De acuerdo a un estudio publicado en la American Journal of Political Science, la información que reciben los receptores de su respectivo medio de comunicación predilecto se expande y extiende, ya sea dentro de grupos homogéneos (que piensan igual que estos) o grupos heterogéneos.

Sin embargo, la responsabilidad de los medios de comunicación podría ser tan solo la punta del iceberg. Populares redes sociales como YouTube o Twitter también han desempeñado un papel en la polarización de las sociedades.

El diario británico The Guardian informa como los algoritmos de YouTube terminan por promover o perpetuar teorías de la conspiración o contenido perturbador no apto para menores de edad.

Más esto todavía suena a los típicos culpables de siempre, al menos a los que usualmente se les achaca que en el 2016 provocasen el triunfo del Brexit en Reino Unido o el ascenso de Donald Trump hasta alcanzar la presidencia de Estados Unidos (EE.UU.). Pero, ¿eso es todo?

RIQUEZA

En 2015, 62 personas ostentaban una riqueza equivalente al 50% de la población global.

La insatisfacción respecto a la democracia creció del 51% (2008) al 71% (2018), en América Latina.

Las instituciones que mayor confianza generaron fueron la iglesia (63%), las fuerzas armadas (44%) y la policía (35%).

Francis Fukuyama expone en un ensayo titulado ‘Against Identity Politics' que buena parte del problema radica en el declive de la democracia liberal, así como por la desviación hacia categorías especiales -gays, mujeres, transgéneros, grupos religiosos, negros, indígenas, hombres, etc.-, en vez de categorías univerales para definir la dignidad de todos los humanos sin distinción particular.

Por un lado, explica Fukuyama, igualdad legal para todos en sociedades industrializadas no deviene en igualdad social y económica. En este sentido, países como EE.UU. han sido testigos de cómo la desigualdad de ingresos ha aumentado dramáticamente en los últimos 30 años.

En un informe reciente de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la evolución de los salarios en América Latina aumentó tan solo un 0.7% en 2017.

El informe agrega que el crecimiento de los salarios durante el año pasado fue el más bajo desde el 2008. Además, a nivel global, el crecimiento fue del 1.8%. frente al 2.4% registrado en 2016.

Según un estudio de la confederación Oxfam, publicado en 2015, 62 personas poseen la misma riqueza que la mitad de la población global.

Buena parte de estas fortunas se encuentra en paraísos fiscales, pues si se pagarán impuestos los gobiernos de donde provienen estas riquezas contarían con $190,000 millones adicionales para su presupuesto anual.

Esta desproporcionada distribución de las riquezas provoca que la movilidad social de una clase a otra, se vea disminuida, esto a pesar de que en recientes años la pobreza extrema se ha reducido hasta un 9.1% de la población global, reporta The Economist .

Ante esta situación, la clase obrera, trabajadora y la clase media expresan que su dignidad no está siendo reconocida y protegida por sus respectivos Gobiernos.

En este panorama, narrativas como el nacionalismo han logrado calar con mayor fuerza en el público, incrementando el temor y el descontento con respecto a la migración. Aunque si bien la migración puede fortalecer el PIB de una nación (mano de obra barata), explica Fukuyama, no termina por beneficiar a todos los grupos de la sociedad.

‘Cuando asumí el cargo, lo que cada vez más teníamos era un entorno mediático en el que si eres un espectador de ‘Fox News' tendrás una realidad completamente distinta a la de un lector del ‘New York Times”,

BARACK OBAMA

EXPRESIDENTE DE EE.UU.

Por ejemplo, según una encuesta del diario azteca El Universal , el 73% de los mexicanos considera que los migrantes generan violencia o desempleo. A ello se añade que el 52.3% de los encuestados valoró positivamente que el Gobierno mexicano intente impedir el paso de migrantes ilegales.

A pesar de esto, parte de la caravana de migrantes centroamericanos, al encontrar cerradas las puertas de Estados Unidos, su destino inicial, han optado por quedarse en México.

Esto ha provocado que las políticas, independientemente de que sean de izquierda o de derecha, se enfoquen particularmente en temas culturales, alejándose de posibles reformas a la estructura democrática liberal.

Para Fukuyama lo ideal es establecer metas comunes y claras, alcanzables por medio de la deliberación y el consenso, pero sin dejar al margen a los grupos minoritarios.

Por ejemplo, las estadísticas siguen apuntando a que las mujeres se encuentran en una situación de desventaja salarial, como apunta el informe de la OIT.

Asimismo, las Naciones Unidas elaboraron un documento que revela que unas 137 mujeres fueron asesinadas diariamente en 2017, víctimas del machismo.

AUTORITARISMO

En este sentido, el ascenso de Jair Bolsonaro, Rodrigo Duterte, Nicolás Maduro, entre otros, vendría a ser tan solo un efecto de las debilidades del modelo democrático.

Miles de ciudadanos dentro de 94 países, según un estudio del Human Rights Foundation, sufren dentro de regímenes no democráticos, lo que implica que 3,97 mil millones de personas están bajo el dominio de gobiernos autoritarios -el 57% de la población mundial-, informa The Washington Post .

En muchos casos, este cambio, como acontece en Brasil, Filipinas o Venezuela, es bienvenido y recibido con los brazos abiertos por una buena parte de la población.

En el caso de América Latina, se ha percibido una crisis del modelo democrático, pues, según revela el Latinbarómetro, la insatisfacción respecto a la democracia creció del 51% (2008) al 71% (2018).

Esto supone que las instituciones democráticas, a juicio de la población latinoamericana, han fallado en su labor. Los únicos tres países que se acercan al 50% de satisfacción son Uruguay, Costa Rica y Chile.

Es revelador a su vez que el índice de satisfacción en Brasil para el 2018 fue tan solo del 9%. Y es aún más revelador que las instituciones que generan más confianza dentro de la población latinoamericana son: Iglesia (63%), las Fuerzas Armadas (44%) y la Policía (35%).

Hay excepciones. La confianza en la iglesia chilena es apenas del 27%, dado el fuerte proceso de secularización que ha vivido esta nación desde hace décadas, así como los escándalos de pedofilia.

La confianza hacia los partidos políticos también ha decaído, como revela el Latinbarometro, pues en países como Brasil o El Salvador a penas alcanza el 6%. Panamá registra un 11%, lo que sitúa al país entre los diez que menor confianza depositan en los partidos políticos. Contrariamente a Chile, la iglesia goza de un mayor apoyo en el Istmo, por encima del 70%.

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