Supermercados y trenes vacíos: el peligro del coronavirus cala en Nueva York

Actualizado
  • 19/03/2020 18:43
Creado
  • 19/03/2020 18:43
A principios de semana, decenas de personas se congregaban a los diversos establecimientos del área

La gravedad de la pandemia del coronavirus está calando por fin entre los ciudadanos de Nueva York, donde se registran ya más de 3.600 infecciones, y hasta los supermercados, que hasta hace poco estaban inundados de compradores, lucen muchos ahora prácticamente desiertos, algo que, asombrosamente, los dueños y cajeros agradecen.

"Es mucho mejor así. Ya no tenemos tanto estrés y hay menos riesgo de contagio. Los últimos días han sido una locura", dice a Efe Ernesto Miranda, dueño de un bazar que ha suplido de papel higiénico, productos desinfectantes y guantes de látex a buena parte de los vecinos que rodean el establecimiento, ubicado en el barrio de East Williamsburg, en Brooklyn.

A principios de semana, decenas de personas se congregaban delante de la puerta, y Miranda se veía forzado a vender sólo dos ejemplares de cada artículo, consciente de que la compra compulsiva dejaba a otros muchos sin posibilidad de protegerse ante el coronavirus, pero este jueves en la tienda estaban sólo el propietario y un par de reponedores.

Esa misma es la situación en el supermercado que la cadena Whole Foods, uno de los más populares de Nueva York, regenta en la céntrica y normalmente abarrotada plaza de Union Square, en el centro de Manhattan.

Las fotografías de los estantes completamente vacíos que han atestado las redes sociales son ya un recuerdo para olvidar, y en los pasillos del amplio supermercado pueden verse un abundante surtido de frutas, verduras, carnes, pescados y un largo etcétera.

Los que no están ahora son los clientes, y donde en un día normal se forman media docena de filas en paralelo ante una cuarentena de cajeros, ni una sola persona espera a ser atendido entre los postes y las cuerdas que normalmente tratan de poner un poco de orden en el caos neoyorquino.

Las cajeras, armadas con unos guantes de látex pero sin mascarilla, conversan tranquilas con los compradores, aunque no disimulan su preocupación.

"Prefieren que no llevemos mascarillas porque algunos de los clientes son mayores y les cuesta oírnos cuando hablamos", explica la joven Nilah en su puesto de trabajo.

"En otra situación sí que me incomodaría más no llevarla, pero hay tan poca gente ahora mismo que no tengo problema. Y además nos han pedido que no nos acerquemos a los compradores ni lo más mínimo", arguye.

A ambos lados del Whole Foods, grandes comercios como DSW, Northstrom Rack o Reebok, que no se consideran esenciales, se han visto forzados a cerrar sus puertas, pero algunos no han querido prescindir de los agentes de seguridad que protegen las instalaciones.

Y en el propio Union Square, una solitaria persona, acompañada por una camioneta de la Policía de Nueva York, se sienta en las populares escalinatas mientras un puñado de personas caminan a paso ligero a su alrededor, protegidos por una mascarilla.

A unos pocos metros bajo tierra, el metro de Nueva York también es un fiel reflejo de que no son muchos los que salen de sus casas en estos momentos en la Gran Manzana, pese a que hasta ahora las autoridades no han decretado una cuarentena obligatoria para todos sus ciudadanos.

Vagones que transportan a una decena de personas en hora punta en lugar de los 200 habituales, pasillos desiertos y una marcada presencia del personal de limpieza son algunos de los paisajes inverosímiles del subsuelo de la selva de asfalto, donde residen unos 8,5 millones de personas.

Tal ha sido la espantada que la Autoridad Metropolitana del Transporte de Nueva York (MTA, por sus siglas en inglés) se ha visto obligada a pedir auxilio, y ha solicitado un rescate de 4.000 millones de dólares al Gobierno federal.

"Una y otra vez, los neoyorquinos han ayudado a otros estados y a Puerto Rico cuando han quedado devastados por desastres naturales", dijo el presidente del MTA, Pat Foye, en una carta.

"Ahora le pedimos al Gobierno que dé un paso adelante y apoye al sistema que es el alma de la ciudad de Nueva York y el motor del futuro económico de la región", instó.

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