El mundo cambia, Francia también

Actualizado
  • 03/04/2009 02:00
Creado
  • 03/04/2009 02:00
Nuestro entorno global es diferente del que conocimos durante el siglo XX. Por lo tanto, Francia, cumpliendo con sus ambiciones, ratific...

Nuestro entorno global es diferente del que conocimos durante el siglo XX. Por lo tanto, Francia, cumpliendo con sus ambiciones, ratificará su compromiso con la Alianza Atlántica, marcando así su regreso a la estructura militar integrada de la OTAN. El anuncio formal se hará los días 3 y 4 de abril próximos durante la Cumbre por el 60º aniversario de la OTAN, que simbólicamente se llevará a cabo en las ciudades vecinas de Kehl en Alemania y de Estrasburgo en Francia. Este gesto no es sinónimo de renuncia, muy por el contrario, traduce la voluntad del presidente de la República francesa, Nicolás Sarkozy, de que Francia esté en posición de enfrentar plenamente los desafíos del siglo XXI.

En plena guerra fría, en un mundo bipolar, mi país asumió una postura independiente de la OTAN, con el propósito de mantener la autonomía de su fuerza nuclear recién creada y no ser arrastrado en un eventual conflicto que no hubiera deseado. Lo que fue válido ayer ya no lo es hoy. En nuestro mundo de potencias relativas, la Unión Europea, a punto de dotarse de nuevas y más fuertes instituciones, interviene diplomática y militarmente para preservar la paz en varias regiones del mundo, como en Georgia por ejemplo, o en el Golfo de Aden, para luchar contra la piratería internacional. Estas operaciones ilustran con claridad que la Alianza Atlántica ya no es la respuesta global a una amenaza única, es solamente uno de los varios foros internacionales cuya vocación es asegurar la paz en el mundo. Visto desde París, esto implica la necesidad de una estrecha coordinación entre la Unión Europea y los Estados Unidos, su aliado tradicional y solidario.

La bipolaridad de antaño ha dejado lugar a la multiplicidad y a la diseminación de los riesgos, lo que distingue nuestro siglo del precedente es la interconexión entre los desafíos militares, terroristas, económicos y ecológicos, una situación totalmente nueva que requiere nuevas respuestas. Un país como Francia, en el centro del continente europeo, se encuentra en medio de varios espacios de solidaridad, en el seno de la Unión por supuesto, con los aliados de siempre y en particular los Estados Unidos, solidaridad mediterránea, con el mundo africano o en busca de la paz en las Naciones Unidas..

Por ello, el regreso de Francia a la estructura militar de la OTAN, después de 40 años de ausencia, es un acto de congruencia y la reafirmación de su compromiso con su primer círculo de seguridad y de solidaridad. Desde hace varios años, sus tropas están con la OTAN en Kosovo y en Afganistán y es el cuarto contribuyente de tropas de la Alianza. La decisión del presidente Sarkozy significa que 800 militares franceses participarán de ahora en adelante en la definición de las líneas estratégicas de la Organización. La autonomía de la fuerza nuclear francesa está asegurada. En estas condiciones, ¿por qué Francia no asumiría plenamente su posición y responsabilidad de miembro importante de la OTAN? La autonomía de su política y su independencia se expresan hoy a través de su voluntad de participar activamente en un mundo más solidario, donde su voz se escuchará claramente, no porque se mantenga al margen, sino al contrario, porque se afirma como un jugador global. Ello no deja espacio a la nostalgia por una era desaparecida hace ya mucho tiempo..

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