Franceses no aceptan el burka

Actualizado
  • 31/01/2010 01:00
Creado
  • 31/01/2010 01:00
PARÍS. ¿Una mujer en Francia puede usar el burka y seguir siendo francesa? ¿Una inmigrante con esa prenda, que le cubre todo el cuerpo y...

PARÍS. ¿Una mujer en Francia puede usar el burka y seguir siendo francesa? ¿Una inmigrante con esa prenda, que le cubre todo el cuerpo y el rostro, puede integrarse a la sociedad? La polémica es parte de una discusión sobre la identidad nacional previa a las elecciones regionales de marzo.

Esta semana, un informe del Parlamento recomendó la prohibición parcial de esa vestimenta tradicional musulmana porque, sostuvo, constituía un “desafío inaceptable” para la República francesa.

¿DÓNDE ES PROHIBIDO USARLO?

El informe, presentado tras seis meses de deliberación oficial, recomienda que el burka, o velo de cuerpo completo, sea prohibido en escuelas, hospitales, oficinas estatales y el transporte público. Eso implica, por ejemplo, que un conductor de autobús puede negarse a aceptar a una pasajera vestida con esa prenda.

“Creo que el comité procuró buscar lo que consideró una solución viable política y legalmente, en lugar de una prohibición lisa y llana”, dijo Judith Sunderland, investigadora para Europa Occidental de la organización de derechos humanos Human Rights Watch. “Pero aún nos preocupa mucho que las restricciones interfieran seriamente con los derechos de las mujeres musulmanas en Francia… a manifestar su religión” y “a la autonomía personal”, dijo. “Definitivamente somos contrarios a todo tipo de medida absoluta. Pero las medidas graduales también violarían los derechos y serían contraproducentes porque no ayudarán a las mujeres que posiblemente utilicen el velo por la fuerza, y violaría los derechos de quienes eligen usarlo libremente”, agregó.

DECLARACIÓN DEL PRESIDENTE

La discusión en torno al burka se agitó en círculos políticos y el público en general desde que el presidente Nicolás Sarkozy declaró, en junio, que la prenda no tenía lugar en Francia.

“El burka no es un símbolo religioso, es un indicio de subyugación, de la sumisión de las mujeres. Quiero decir solemnemente que no será bienvenido en nuestro territorio”, dijo Sarkozy en esa ocasión a un grupo de legisladores, en un discurso pronunciado en Versailles, en las afueras de París.

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