Las curiosas similitudes en la historia de Panamá y España

Actualizado
  • 30/03/2014 01:08
Creado
  • 30/03/2014 01:08
El ocaso de la década de los setenta escribió particulares páginas en la historia de ambos países. 

Arístides Royo nos ofrece hoy una página de la historia marcada con las coincidencias entre dos países. España y Panamá, a finales de la década de los 70, vivieron momentos determinantes para el rumbo político de ambos. Royo, quien asumió las riendas de Panamá en 1978, fue homólogo de Adolfo Suárez, quien ya dirigía, desde 1976, a la España postfranquista.

Ambos presidentes no la tuvieron fácil. Suárez había asumido el timón de un barco en un clima tempestuoso y con la tripulación dividida. La muerte de Franco suponía el fin de la dictadura; pero había que dar un golpe de timón para encauzar al pueblo hispano a las exigencias económicas de la Europa moderna.

Royo, en Panamá, se encontró con un país que también demandaba una transición del militarismo a la vida civil.

‘La posición de Suárez no era nada fácil. Demandaba un alto nivel de compromiso. Habían sectores de la derecha española y del estamento militar que se oponían a los cambios. Por eso Suárez se ocupó a una nueva constitución, y compromete a los dirigentes políticos de todos los sectores de España, incluyendo a la derecha, incluso a Fraga Iribarne, quien había sido Ministro de Información y Turismo en la época de Franco’.

Al parecer, a España no le quedaba otra vía. Y aunque la designación del Rey pudo ser cuestionada, hay quienes concuerdan en que era lo correcto.

‘Adolfo Suárez entabló con el Rey Juan Carlos una relación muy simpática y muy agradable. Al Rey le gustó la sencillez de Suárez, pero también le gustó que no era un personaje muy conocido. Pensó que una persona sin demasiada fama era la indicada para hacer los cambios necesarios en España’.

LA VICTORIA ELECTORAL

Aunque Arístides Royo considera que Suárez se llenó de enemigos, le fue aprobada la Constitución Española de 1978. Esta primera victoria llenó de regocijo al presidente designado.

‘Luego Suárez decidió ser el presidente escogido por todos los españoles, ya no por designio del Rey. Pasó 2 años navegando en aguas muy procelosas, hasta que decide convocar a una elección y resulta ganador por amplia mayoría con el apoyo de un partido que él mismo fundó: Unión de Centro Democrático (UCD)’.

En un intento por equilibrar el sistema político, Adolfo Suárez rápidamente quiso hacerse de una posición centrista, porque en España habían dos tendencias ideológicas que estaban heredadas de la guerra civil: el izquierdismo teñido de marxismo-leninismo y la derecha bastante tradicional.‘Suárez decidió ubicarse en el centro. El problema es que comenzaron a surgirle voces disidentes dentro de su propio partido. Los denominados barones de la UCD, fueron minando la posición de Suárez desde lo interno. Ya estaba resuelto el tema constitucional, ya estaba resuelto el tema de las sucesiones presidenciales que serían todas por elecciones populares’.

COINCIDENTES RENUNCIAS

Hubo algunas similitudes entre el gobierno de Adolfo Suárez y el de Arístides Royo. El español emergió para escribir la historia de la transición española de la dictadura franquista a la democracia actual. Y la administración de Royo marcó la breve transición panameña del militarismo a un intento de democracia civil.

‘Yo fui presidente de la transición también, porque fue cuando Torrijos ordenó el repliegue de los militares después de obtenidos y ratificados los tratados. Torrijos ordenó el repliegue de los militares aunque él se quedó como comandante. Y se hizo una reforma constitucional en 1978, la cual dispuso que las siguientes elecciones no serían a través de la Asamblea de los 505 como fue la mía y que estaba dispuesto en la constitución de 1972, sino que serían a través de elecciones universales, dispuestas para 1984’.

A Adolfo Suárez se le atribuye el repunte de la violencia de ETA luego de las amnistías que otorgó. Buena parte de los españoles llegó a considerar que no tenía suficiente coraje para enfrentar a los etarras.

A juicio del periodista vasco Gorka Castillo, luego de la división de ETA que dio origen al movimiento militar, se fomentó un descontento en las fuerzas armadas españolas, duramente golpeadas por los frecuentes atentados del movimiento vasco. Sin embargo, no atribuye que las amnistías hayan fomentado el incremento de los ataques etarras. ‘La mayoría de los presos amnistiados tenían como condición no volver a la lucha. Y no volvieron’, sostiene Castillo.

El descontento en el sector castrense español, sumado a las presiones políticas, y el hecho de que el Rey le retirase el respaldo, llevaron a Adolfo Suárez a dimitir el 29 de enero de 1981. ‘Suárez tuvo presiones internas, del estamento militar. Pero la mayor presión le vino del estamento político. De los distintos partidos. Felipe González lo atacaba y también lo atacaron los miembros de su propio partido. Hasta que se dio cuenta de que también había perdido el apoyo del Rey, quien buscaba el equilibrio’, recalcó el expresidente Royo.

La renuncia de Arístides Royo se dio por circunstancias distintas. Omar Torrijos había logrado firmar el acuerdo de reversión del Canal de Panamá, conocido como los tratados Torrijos-Carter en los que también se establecía el repliegue militar y el establecimiento de un sistema democrático en Panamá. Pero nadie pudo tener la previsión de la muerte del General Torrijos el 31 de julio de 1981, hecho que ‘trastocó las cosas, porque a los 3 meses de la muerte de Torrijos forzaron la renuncia del comandante Flores, que no tenía ningún interés en la insurgencia política. Él estaba de acuerdo con el repliegue porque toda su vida se había sentido replegado del ámbito político. Consideraba que un militar de carrera debía dedicarse a los temas militares. Otros militares no, porque se sentían parte del sistema político porque habían estado en la arena política. Habían participado con mando y con mucha influencia en las tareas políticas aunque Torrijos era el dirigente que los contenía’.

‘Cuando se produce la muerte de Torrijos y la renuncia de Flores, yo sentía que las barbas mías las tenía que poner en remojo. 9 meses después salí de la Presidencia con una renuncia de la cual se ha hecho mucha mofa: ‘El gargantazo’.

‘El gargantazo’ no fue otra cosa que una metáfora en la cual dije que no podía hablar porque estaban hablando los militares. Por lo tanto, yo sufro de la garganta y no continúo en el gobierno. Sucede que las metáforas aunque parezcan sencillas, muchas veces son difíciles de captar’.

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