Tercera dosis anticovid, la apuesta de los países ricos que podría dejar al resto sin vacunas

Actualizado
  • 06/08/2021 00:00
Creado
  • 06/08/2021 00:00
Ante la realidad de que las naciones pobres se encuentran a merced de donaciones y la voluntad de los países ricos para acceder a las vacunas, la OMS pidió una moratoria temporal frente a una posible tercera ronda de dosis
Datos oficiales indican que mientras Europa occidental ya tiene más de la mitad de su población vacunada, en África solo llegan al 2%.

Millones de personas en el planeta están a la espera de recibir al menos una dosis de alguna de las vacunas anticovid que vienen aplicándose en diferentes países.

Una esperanza que podría desvanecerse del todo después de que algunos de los países más ricos anunciaran recientemente que evalúan introducir una tercera fase de vacunación. Una medida que se da cuando otras naciones ni siquiera han recibido un solo lote de fármacos contra la covid-19.

Con poco más del 1% de la población mundial vacunada, la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo un llamado urgente para que se declare una moratoria de las terceras dosis. Según el organismo, esto permitiría inmunizar por lo menos al 10% de la población de cada país.

“Entendemos la preocupación de los gobiernos de proteger a sus poblaciones de la variante delta, pero no podemos aceptar que los países que ya han utilizado la mayoría de los suministros de vacunas, utilicen todavía más, mientras que las poblaciones más vulnerables del mundo siguen sin protección”, dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

La aparición de la variante delta de la covid-19 –de mayor contagio y letalidad–, incrementa las probabilidades de que otros gobiernos aumenten el acaparamiento.

El organismo explicó que una moratoria hasta septiembre en los Estados donde la mitad de su población está inmunizada permitiría que los más pobres alcancen a recibir dosis por medio de mecanismos como COVAX, el programa para un acceso equitativo a las vacunas.

Desigualdad prepandémica

Antes de la crisis el mundo ya era profundamente desigual. Según la oenegé Oxfam, el 1% de las personas más ricas en el mundo contaban con el doble de riqueza de más del 87% de población global, unas 6,800 millones de personas.

Al detallar la concentración de la riqueza y el poder, la organización señala que solo 2,153 multimillonarios eran dueños de fortunas superiores al patrimonio de más de 4,600 millones de personas, el 60% de población mundial.

Esta realidad se reproduce a lo interno de casi todas las naciones con matices muy diversos, mucho más acentuado en las regiones del sur global. Sobre todo en aquellas zonas con Estados débiles, sistemas sanitarios públicos deficientes y problemas estructurales previos de pobreza.

Aún cuando la pandemia desnudó las desigualdades en el seno del actual modelo económico y social mundial, y evidenció la necesidad de cooperación, no hubo cambios en el manejo de la vacunación.

Pobres, a la cola de la fila

Países como Alemania, Rusia e Israel ya adelantaron que ofrecerán una tercera dosis, en tanto que el Reino Unido hará lo mismo en septiembre. En Estados Unidos confirmaron que no descartan aplicar una tercera ronda.

La aparición de la variante delta de la covid-19 –de mayor contagio y letalidad–, incrementa las probabilidades de que otros gobiernos aumenten el acaparamiento. A mediados de febrero la OMS denunció que 10 países concentraban el 75% de la distribución de dosis anticovid.

Países como Canadá tienen lotes suficientes para vacunar cinco veces a su población. Mientras los programas de inmunización en Europa occidental ya alcanzaron más del 50% de sus habitantes y en Estados Unidos ronda el 70%, en África solo 2% ha sido vacunado completamente.

En América Latina la situación es también compleja. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) calcula que solo el 18% de los latinoamericanos ha conseguido vacunarse pese a las dificultades en el acceso a los viales y la dependencia con la industria biotecnológica extranjera.

A excepción de Cuba, el único país de la región con desarrollo y producción de vacunas propias, el resto de Estados están a merced de las corporaciones farmacéuticas y la voluntad de los países ricos.

Durante la última reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) el pasado 25 de julio, los representantes de los 32 países –a pesar de las profundas diferencias ideológicas– acordaron luchar por el acceso a las vacunas.

Nuevas cepas y negocios

La comunidad científica ya advirtió que esta aplicación desigual es una estrategia equivocada y peligrosa para el mundo.

A inicios de este año un análisis del Global Health Innovation Center de la Universidad de Duke (EE.UU.), que trabaja en el proyecto Launch and Scale Speedometer sobre recopilación y estudio de información global de vacunas, indicó que la mala distribución de dosis podría tener como resultado la aparición de nuevas mutaciones, alargando la crisis.

Actualmente la OMS ha identificado cuatro variantes de preocupación: la alpha, encontrada en el Reino Unido; la beta, reconocida en Sudáfrica; la gamma, identificada por vez primera en Brasil; y la delta, ubicada inicialmente en India.

La cifra global de contagios llegó este miércoles a los 200 millones y las muertes sobrepasaron los 4,2 millones, según el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.

A lo anterior se suma el incremento en el costo de dos de las vacunas de más uso, las estadounidenses Pfizer y Moderna; un aumento que para la OMS no tiene justificación.

“Vemos que estos dos fabricantes han aumento su capacidad de producción, han diversificado sus plantas y tenemos entendido que han aumentado la eficacia de sus líneas de producción, lo que en una situación normal de mercado debería conducir a una reducción de los precios, no a un aumento”, dijo este miércoles Mariângela Simão, directora general de la OMS para el Acceso a Productos Sanitarios en declaraciones recogidas por la agencia EFE.

Diversas organizaciones internacionales de derechos humanos, incluyendo la plataforma People's Vaccine, han solicitado que se liberen las patentes para ampliar la distribución de las vacunas. Una postura rechazada por las compañías farmacéuticas.

Activistas como el investigador indio Achal Prabhala, miembro del proyecto AccessIBSA que impulsa la vacunación gratuita y universal, señala que si bien es positivo que algunos países ricos donen dosis, este tipo de lógica de caridad no es suficiente para atender la pandemia. Para él, las empresas deben compartir las tecnologías de la fabricación de vacunas, que irónicamente fueron posible gracias a ingentes cantidades de dinero público de los gobiernos.

“Depender solamente de la filantropía o de los fabricantes existentes no ha producido suficientes dosis de vacunas, y es poco probable que lo haga en el futuro. COVAX prometió enviar 2 mil millones de dosis a los países participantes este año. Seis meses después, ha logrado enviar solo 81 millones de dosis”, puntualizó Prabhala.

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