ONU teme una caída global de la inversión por la guerra

Actualizado
  • 10/06/2022 00:00
Creado
  • 10/06/2022 00:00
La inversión extranjera directa en el mundo ascendió un 63% interanual en 2021 hasta alcanzar $1,58 billones, una cifra incluso mayor a la de los dos años previos a la pandemia, aunque la incertidumbre generada por la guerra en Ucrania amenaza con una caída del indicador en 2022, advirtió hoy la ONU.

La inversión extranjera directa en el mundo ascendió un 63% interanual en 2021 hasta alcanzar $1,58 billones, una cifra incluso mayor a la de los dos años previos a la pandemia, aunque la incertidumbre generada por la guerra en Ucrania amenaza con una caída del indicador en 2022, advirtió hoy la ONU.

Tras la fuerte subida del pasado año, debida en parte al desplome generalizado de 2020, “las perspectivas para 2022 son más desalentadoras”, reconoce el nuevo informe sobre inversión mundial de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad).

En el primer trimestre de este año los anuncios de inversiones de nueva planta por parte de las empresas bajaron un 21% globalmente, las fusiones y adquisiciones cayeron un 13% y los acuerdos de proyectos financieros internacionales lo hicieron un 4%, tendencias que según Unctad son síntomas de un año a la baja.

Depresión súbita en los inversores

“El clima de inversión ha cambiado dramáticamente con la guerra en Ucrania y la triple crisis que ha causado: subida de los precios alimentarios, de los combustibles, y mayor rigidez financiera”, analizó la agencia de la ONU.

La persistencia de la pandemia, la posibilidad de subidas de tipos de interés en las grandes economías, el pesimismo en los mercados financieros y el miedo a una potencial recesión añaden incertidumbre al clima inversor, ante lo cual “los países en desarrollo deberían recibir apoyo de la comunidad internacional”, recomendó Unctad.

En contraste con las perspectivas este año, en 2021 la inversión exterior se benefició de un auge en las fusiones y adquisiciones, una relajación de las políticas financieras y la aplicación de paquetes de estímulo en sectores como las infraestructuras.

Las inversiones crecieron de forma más significativa (un 134%) en los países desarrollados, mientras que en las economías en desarrollo subieron un 30% hasta alcanzar un récord histórico de $837.000 millones, impulsado especialmente por la llegada de capital a Asia y cierta recuperación en África y Latinoamérica.

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