Este evento que se vio fundamentalmente desde América, empezó sobre la medianoche de este viernes 14 de marzo y llegó a su máximo sobre las 3 de la mañana,...
- 01/11/2008 01:00
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Podemos, sin embargo, determinar que su principal interés fue, es y seguirá siendo económico, y de ahí una conjugación de poder militar y político. El nuevo presidente seguramente implementará variaciones en cuanto a la forma, más no de fondo.
Las relaciones con Rusia y China son un capítulo aparte y especialísimo, pues representan a la vez peligro y oportunidades. Este trío está más entrelazado de lo que aparenta y sus intereses, aunque por lo normal contrapuestos, se complementan de múltiples maneras, principalmente en el aspecto económico. China por sus excedentes financieros y Rusia por sus inmensos recursos naturales. Esto hace preveer una política exterior conspicua (lo mismo aplica para las otras partes).
Europa, aliada tradicional, tiene sus propios problemas e intereses y excepto por los problemas económicos y aquellos en los que tiene una directa participación (Afganistán, Irak, Irán, el conflicto palestino-israelí, Rusia y los países de la ex Unión Soviética) la relación entre ambos será confrontacional. Esto es así porque sus intereses se contraponen en muchas áreas “OMC, protocolos de Kyoto, Oriente Medio” y son claros ejemplos de cómo la forma de enfrentar tendencias comunes muchas veces distancia a los actores.
Por otro lado la volátil situación en Medio Oriente, léase el conflicto palestino-israelí, Siria, Líbano, e Irán, estará en primer lugar en la lista de temas a tratar por el futuro secretario de Estado. Para muchos es claro que el conflicto palestino-israelí no podrá solucionarse de manera individual o aislada, por lo que hay que buscar soluciones pragmáticas, que involucren ante todo a los Estados y grupos discordantes de la región como Irán, Siria, Hezbollah o Hamas.
No muy lejos está la inestabilidad que se vive en Pakistán, lo que además de resaltar una alta preocupación por su condición de nación nuclear, es fronteriza con Afganistán, Irán, India, China y el mar arábigo. Por si fuera poco está Corea del Norte y sus actividades nucleares, cuyas negociaciones parecen estar a punto de concluir satisfactoriamente. Sin embargo, ni siquiera los negociadores de Corea del Sur, China, Japón o Rusia son capaces de comprometerse.
La actual política exterior de EEUU es, a todas luces, el resultado de una inagotable doctrina iniciada en 1823: la conocida Doctrina Monroe. Desde ese entonces el mundo ha evolucionado, y lo que ayer era dogma, hoy ya no lo es. Sería agradable y sano, ver un cambio positivo en la política exterior de EEUU, que refuerce y respete otros intereses además del propio.