Avance y disputa en proceso de paz

NORUEGA. Tras diez años desde los diálogos rotos y la frustración del Caguán, en Colombia parece avanzar el proceso de paz con las FARC....

NORUEGA. Tras diez años desde los diálogos rotos y la frustración del Caguán, en Colombia parece avanzar el proceso de paz con las FARC. Ayer en Noruega el Gobierno de Juan Manuel Santos y la organización guerrillera se comprometieron en la construcción de una ‘paz duradera y estable’. Los países garantes, Noruega y Cuba, y los acompañantes, Venezuela y Chile, dieron a conocer un comunicado conjunto de cuatro puntos sobre el comienzo de la negociación.

Luego de una comparecencia, el Gobierno colombiano y las FARC mostraron su compromiso por acabar con el conflicto pero dejaron patentes sus divergencias. La mayor de todas fue la interpretación que las partes hicieron de los temas a discutir en la mesa de diálogo.

El número dos de la guerrilla y jefe de su delegación, ‘Iván Márquez’, criticó en un largo discurso la política económica del Gobierno, la reforma agraria, los ‘beneficios’ a las trasnacionales, los tratados de ‘libre comercio’, el Plan Colombia y la ‘corrupción’. ‘La paz no significa el silencio de los fusiles, sino que abarca transformar la estructura del Estado y las estructuras económicas’, afirmó ‘Márquez’. Luego añadió que, con esa política, seguirán la violencia y el conflicto, independientemente de la lucha armada.

MÁS DIFERENCIAS

El exvicepresidente y jefe del equipo gubernamental, Humberto De la Calle, puntualizó en rueda de prensa posterior que el modelo económico o la inversión extranjera no están en la agenda, que se ceñirá a los temas acordados en La Habana, como desarrollo rural, garantizar la oposición política y el propio fin del conflicto armado.

Las FARC contestaron, en su comparecencia posterior y separada, que todo se debía a una diferencia de interpretación, y leyeron el preámbulo del acuerdo de La Habana, firmado en agosto tras meses de conversaciones, donde se habla de desarrollo económico y social.

Las partes mostraron sus divergencias en temas como la presencia en la mesa del guerrillero ‘Simón Trinidad’, encarcelado en EEUU y cuya participación, aunque sea virtual, piden las FARC, mientras que el Gobierno dice que ese tema no forma parte de la negociación.

En la parte final de la comparecencia conjunta inicial, en la que los representantes noruegos y cubanos dieron por instalada la mesa de diálogo, el rebelde Luis Alberto Albán, o ‘Marcos León Calarcá’, abandonó la mesa y dejó su silla vacía con un letrero con el nombre de ‘Trinidad’.

La guerrilla también mostró su disconformidad con que el Gobierno no haya aceptado un alto el fuego bilateral antes de la fase final de un proceso que ayer se supo que se reanudará en La Habana el 15 de noviembre, aunque diez días antes habrá un encuentro preparatorio, y cuyo primer tema será el desarrollo agrario integral.

LA VOZ DEL GOBIERNO

El jefe negociador del gobierno colombiano, Humberto de la Calle, afirmó en la instalación formal de los diálogos en Noruega que las FARC podrán convertirse en un partido político al final del proceso.

Sin embargo, De la Calle puntualizó que el acuerdo de paz deberá respetar los compromisos internacionales en materia de justicia y que las FARC deberán ‘dar la cara’ ante sus víctimas.

El expresidente de Colombia Álvaro Uribe expresó su rechazo a una posible incorporación de las FARC al tablero político, tal y como planteó el actual gobierno colombiano durante la instalación formal del proceso de paz con la guerrilla.

Este será el cuarto intento en 30 años de lograr un acuerdo de paz con las FARC.

El Gobierno y las FARC asumieron el compromiso de entablar este diálogo de paz el pasado 26 de agosto en La Habana, mediante el llamado ‘Acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera’.

El acuerdo de paz entre el Gobierno y las FARC, que excluye un alto el fuego previo, culminó seis meses de ‘conversaciones exploratorias’ y secretas en Cuba, país que junto a Noruega son los garantes de un proceso en el que ejercen de acompañantes Venezuela y Chile.

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