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Rodrigo Paz: perfil del economista que liderará Bolivia tras histórica victoria electoral

- 20/10/2025 16:05
Bolivia vive las primeras horas de una nueva etapa política. Rodrigo Paz, un economista formado en Washington, quien hasta ahora era un gran desconocido para los círculos de la política tradicional, se impuso en el balotaje contra otro candidato de derecha, el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga (2001-2002), quien perdió su cuarto intento de llegar al Palacio Quemado.
Acompañado de su familia y visiblemente emocionado durante su discurso de aceptación, el próximo presidente de Bolivia hizo un recuento de su experiencia personal, centrado en las adversidades que, según él, tuvo que atravesar para llegar a ser quien es hoy. Entre esos recuerdos que lo conmovieron mientras era rodeado por su esposa e hijos sobre el escenario, destacó el periplo que él y su familia vivieron en el exilio mientras recorrían países como Chile, Argentina y Perú, con el fin de escapar de las dictaduras militares que gobernaban Bolivia.
Paz es hijo del expresidente boliviano Jaime Paz Zamora (1989-1993), quien a su vez fue líder del Movimiento de Izquierda Revolucionaria.
“Uno es producto de lo que vive, de lo que siente. Gran parte de mi historia, junto a mi gran hermano Jaime, fue crecer en la adversidad. Al principio no entendía por qué vivíamos en tantos países con las pocas pertenencias que teníamos. Después me di cuenta de que mi familia era de las que luchaban por la democracia”, dijo Paz a sus seguidores tras saber los primeros resultados.
El nuevo presidente de Bolivia tendrá la tarea de remontar la maltrecha economía del país andino, marcada por el desabastecimiento de combustible y el encarecimiento de alimentos básicos como el pan conocido como marraqueta, típico en la mesa de muchos bolivianos. Ante este panorama, los ciudadanos decidieron depositar su confianza en Paz para reducir cifras complejas, como el déficit nacional, cercano al 10 %. Si bien su contrincante Quiroga aseguró que pediría ayuda al Fondo Monetario Internacional para intentar paliar la crisis, Paz descartó esa posibilidad en un eventual gobierno.
Su plan forma parte de lo que denomina un “nuevo modelo económico” para Bolivia, en el que primará la liberalización de las exportaciones. En cambio, la expresión “capitalismo para todos” ha sido acuñada para describir la implementación de políticas económicas favorables al comercio informal, un sector que representa cerca del 80 % de la economía boliviana, de acuerdo con El País de Madrid.

No se entendería completamente la victoria de Paz sin el arrastre de votos que le aportó su candidato a la vicepresidencia, Edman Lara. Conocido por su popularidad en las redes sociales, donde difunde mensajes contra la corrupción bajo el alias de “Capitán Lara”, este expolicía de 40 años atrajo un caudal de apoyos de votantes desencantados con la gestión del presidente saliente, Luis Arce. Respaldado por una base cercana a la Iglesia evangélica, ha sido criticado por usar expresiones denigrantes contra sus adversarios políticos y algunos periodistas.
Por otro lado, el expresidente boliviano Evo Morales (2006-2019), en lugar de emitir un rechazo directo al ganador de las elecciones, optó por dirigir sus críticas contra “Tuto” Quiroga, argumentando que el racismo fue el gran perdedor del balotaje.
“Paz y Lara ganaron con el voto evista, el voto de los indignados por la proscripción y la exclusión electoral. El 1,3 millones del voto nulo definió la segunda vuelta. Está claro que el voto fue más contra Tuto, el eterno perdedor, hijo del dictador Banzer y aliado de Jeanine Áñez”, escribió Morales en un tuit.
En esa publicación, Morales hacía alusión al voto nulo que promovió en la primera vuelta de los comicios presidenciales, celebrada el pasado 17 de agosto. Una medida de fuerza que decidió impulsar al verse impedido por la justicia a aspirar a un cuarto mandato presidencial.

La campaña de Morales contra el proceso electoral, al igual que la división de las fuerzas de izquierda boliviana fueron las que allanaron el camino a la elección de Paz. El cisma se vio expresado en la boleta electoral de los comicios de agosto cuando la oferta de la izquierda se dividió en dos candidaturas oficiales: la del actual presidente del Senado Andrónico Rodríguez, y la del exministro de Gobierno de Luis Arce Eduardo del Castillo por el Movimiento al Socialismo (MAS).
En cambio, Evo Morales batalló judicialmente su inhabilitación política hasta las últimas instancias. Fue en mayo pasado cuando el Tribunal Constitucional boliviano le negó la posibilidad de concurrir a las elecciones, tras subrayar la prohibición de la reelección tanto continua como discontinua.
La sentencia significó un capítulo más en el enfrentamiento con su antiguo pupilo político Luis Arce, quien fuera su exministro de Economía. Arce acusó a su mentor de querer desestabilizar el país con paros y cierres de calles con el único fin personal de regresar al poder que perdió en 2019 por un golpe de Estado.
Sobre Morales pesa una orden de captura en su contra por el caso de supuesta trata en contra de una menor de edad, por lo que se encuentra atrincherado en la región de El Chapare bajo la protección de sus seguidores. El exmandatario – que decidió separarse del MAS y formar su propio partido Evo Pueblo – aduce que es una persecución política producto de su enemistad con el que fuera uno de sus más grandes aliados.
Bajo ese trasfondo, Bolivia inaugura una nueva era política en la que la izquierda deja el poder tras 20 años de mandato.