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Magistrado Cigarruista asegura que somos responsables por niveles de violencia
- 29/04/2010 02:00
El magistrado de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), Alberto Cigarruista defendió ayer en Debate Abierto una teoría que mantiene desde que era diputado en la Asamblea Nacional, cuando afirmaba que en el país estábamos descuidando al ser humano, olvidando al “hombre nuevo que teníamos que construir como nación”, actitud que nos haría ver en corto y mediano plazo graves consecuencias.
El jurista asegura que las consecuencias ya están aquí, y son justamente los altos niveles de violencia que se viven en todo el país, porque la violencia ya no es exclusiva de la capital o de las ciudades grandes; ha tocada a la puerta de hogares humildes de zonas otrora tan tranquilas y seguras como Los Santos.
Durante su gestión en la Asamblea veía atónito cómo se aprobaban presupuestos de 500,000 dólares para el INDE y el INAC, mientras que el Ministerio de Obras Púbicas (MOP) recibía 250 ó 300 millones de dólares, y es que según Cigarruista, “no nos estábamos preocupando por el hombre, no hicimos las cosas bien y estábamos más por lo que daba votos... y estas son las consecuencias”.
Sostuvo que la delincuencia es responsabilidad de todos los órganos del Estado, de la sociedad civil y de los gremios organizados, porque ahora la delincuencia puede verse más en gente de mal vivir, pero pronto podríamos verla contra los ministros y contra los magistrados de la Corte, en algo muy parecido a lo que nos ha tocado ver en países como Colombia o México.
En el Judicial está alarmado por la cantidad de renuncias que debe firmar diariamente, de personal que una vez capacitado por el Estado es llamado por la empresa privada, dejando a la institución encargada de impartir justicia en un déficilt de unos 400 funcionarios.
Esto es grave, porque ante la ola de violencia y delincuencia que azota al país, los órganos responsables de hacer cumplir la ley cobran más importancia. Sin embargo, asegura que “estamos a tiempo, pero tenemos que vivir la realidad, porque no hay justicia científica sin personal”.