Hablemos claro
La proscripción del ejército en Panamá fue una decisión sabia. Cierto es que han pasado 20 años desde la invasión y que muchos de esos n...
La proscripción del ejército en Panamá fue una decisión sabia. Cierto es que han pasado 20 años desde la invasión y que muchos de esos niños que recién nacían con la caída de Noriega, hoy son unos hombres y no tienen consciencia de lo que significó —negativamente— la dictadura militar. Empero aquí —gobiernos civilistas— poco a poco nos han estado metiendo el militarismo disfrazado y como si fuésemos unos tontos, nos lo niegan en la cara. Ya tenemos bases, un uniformado volvió a dirigir la Fuerza Pública y ahora rangos de coroneles y generales. Lo cuestionable no es que quieran volver al militarismo; el problema es la falta de transparencia. Si quieren el militarismo, plentéenlo francamente a la población y ya está. La ola militarista no empieza con Martinelli, empezó con Martín Torrijos, pero hoy está llegando a su clímax. El gobierno debe entender que a escondidillas no va para ningún lado. ¿Cuesta mucho esto?
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