Propaganda de un ‘holocausto’

Actualizado
  • 30/08/2011 02:00
Creado
  • 30/08/2011 02:00
Durante años gravitó sobre Arnulfo Arias, un incidente que la propaganda esparció, haciendo creer que sobre él pesaba un exterminio de j...

Durante años gravitó sobre Arnulfo Arias, un incidente que la propaganda esparció, haciendo creer que sobre él pesaba un exterminio de judíos, en Chiriquí. Arnulfo Arias --dice la acomodada historia-- como presidente pro nazi, habría ordenado un ‘holocausto’.

Este estigma fue sobredimensionado a partir de un libro editado en 1982, bajo el título ‘Holocausto en Panamá’. Su autor, Aristides Iván Hassan R., lo introduce con la cita de un supuesto extracto del discurso pronunciado por Arnulfo Arias en 1940. Al descubrir la solapa del libro se lee: ‘Así como Panamá ha cedido sus terrenos a los Estados Unidos para la construcción del Canal, también puede ceder terrenos a la Alemania de Adolfo Hitler, para que ellos construyan aquí lo que deseen y nos ayuden contra el imperialismo (Arnulfo Arias Madrid, Discurso de toma de posesión, 1 de octubre de 1940)’.

Tal texto es falso. Eso es lo que descubrió el autor de otro libro de investigación, titulado: ‘Cotito, crónica de un crimen olvidado’. Carlos Cuestas, se afanó en la investigación del hecho y del controvertido y novelesco relato y fue recabando testimonios, documentos y otra serie de hallazgos conducentes a descubrir lo ocurrido. Al citar el apócrifo extracto del discurso registrado por Hassan en su libro, Cuestas escribió: ‘Al confrontar éste párrafo con el texto del discurso oficial que fuera publicado en 1940 […] el mismo no aparece, por lo que hay que considerarlo completamente espurio’.

¿Qué ha devenido en cierto y que en falso dentro de esta trama? Partiendo de ambas publicaciones, se deduce que fue cierto que existió una colonia (pero no de judíos sino de suizos); que se movilizaron a Panamá en 1938 y se instalaron en ‘Cotito’; luego de un incidente acontecido con unos ‘adventistas’ el Ministerio de Gobierno y Justicia, bajo el mando directo de Adolfo De la Guardia, ordenó notificar a todos los europeos residentes en tierras altas, que bajaran al Cuartel de David para ser sometidos a controles migratorios. Ya antes, --en el gobierno de Juan Demóstenes Arosemena-- se había dispuesto, mediante decreto, que cada extranjero debía comunicar a la sección de extranjería de la Policía, el lugar de su domicilio civil.

Las investigaciones sugieren que en varias oportunidades se avisó a la colonia, pero sólo hubo negativas. Los colonos contaban con un líder llamado Karl Lehner. El era militante de un movimiento religioso conocido como Father Divine y al parecer, se anclaba en una posición intransigente ante la exigencia de las autoridades. Nadie cedía. El Capitán Antonio Huff, por entonces el máximo jefe policial de Chiriquí, apareció en el área intentando persuadir a los colonos. No hubo éxito. Entonces, con cerca de 45 policías, se emprendió un operativo hacia la colonia. En un momento de confusión, un disparo gatilló la balacera que terminó con 12 muertos. Cuestas concluye en su libro que ‘si [bien] es cierto que la intransigencia de los colonos fue el factor determinante en el trágico desenlace del 7 de julio de 1941, también lo es que […] hubo exceso en la actuación de la Policía Nacional.’ Sobre la actuación de Arias, Cuestas estimó que ‘no se le puede imputar supuestas matanzas de judíos alemanes en Palo Alto y Boquete, pero no hay duda que sí aprobó [posterior a los hechos, según el telegrama citado por Cuestas en la página 82 de su libro] la conducta de Huff y de la Policía Nacional en general’. Sin embargo, cuarenta años después del hecho (en 1984), Arnulfo Arias fue entrevistado por un periodista, a quien dijo que el capitán Huff ‘actuando por su cuenta e iniciativa, había matado a varios miembros de una comunidad religiosa.’

Pero entonces ¿En qué fundamenta el libro la aseveración de una matanza de judíos por órdenes de Hitler? Cuestas dice que a partir de unos hechos se falsearon otros para intentar inculpar a Arnulfo Arias, en la antesala de las elecciones de 1984. ‘Todo se redujo a una maniobra destinada institucionalmente a desprestigiar políticamente a quien fuera presidente de Panamá en 1941 y que, en 1984, se perfilaba nuevamente como el más importante candidato de la oposición, el Dr. Arnulfo Arias Madrid’. De acuerdo a Cuestas, el plan era sencillo: ‘En torno a un hecho realmente ocurrido como fue el crimen de los colonos de Cotito, se tejería la comisión de otros hechos jamás ocurridos como fue la supuesta matanza de dos colonias de alemanes judíos […] La orden de aniquilamiento la había dado en persona Adolfo Hitler, dentro de una imaginaria conspiración nazi en América Latina, destinada al exterminio de comunidades hebreas que, por la distancia habían logrado evadir la persecución de la Gestapo y de la SS en Alemania y en los países ocupados. Arnulfo Arias era un agente nazi y se habría prestado para organizar y ejecutar un holocausto de judíos en Panamá’. Más adelante Cuestas habla de la ‘fallida estrategia electoral’, indicando que ‘en los primeros meses de 1984, abierto ya el proceso electoral, los diarios pro-gubernamentales ‘El Matutino’ y ‘Crítica’ comenzaron a manejar el tema de las supuestas masacres de judíos de Cotito y Palo Alto, como si hubiesen sido hechos históricos ocurridos durante la administración de Arnulfo Arias en 1941.’

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