De héroe a villano y víctima

Actualizado
  • 05/03/2012 01:00
Creado
  • 05/03/2012 01:00
PANAMÁ. -Te llamo al teléfono si necesito algo más-, dijo la periodista al ex teniente Faustino Acosta el pasado viernes, después de la ...

PANAMÁ. -Te llamo al teléfono si necesito algo más-, dijo la periodista al ex teniente Faustino Acosta el pasado viernes, después de la entrevista en la que él le contó las razones de su destitución de la Policía Nacional.

-Esos teléfonos están intervenidos, para que sepas, hay que encontrar otras estrategias de comunicación -, le contestó él.

-¿Todos los de Panamá?- dijo ella irónica, y rieron.

-Yo no te voy a dar información de esas situaciones porque quiero a mi institución y no voy a contar cosas que hagan quedar mal a mi Policía. Solo debes saber que quienes mandan ahora están haciendo un mal manejo de la aplicación de la ley, obran ilegalmente, no saben de estrategia, en resumen: hacen cosas indebidas que empiezan por la cabeza. Mi destitución es una prueba de ello.

UNA CABEZA SOSPECHOSA

En 1990 el coronel Eduardo Herrera, director General de la Policía, recibe una notificación de la Junta Disciplinaria, en la que se acusa al entonces teniente, Gustavo Pérez de la Ossa, de tomar rehenes civiles durante una acción militar. Pérez fue hallado culpable y dado de baja después de analizar los informes presentados por la Dirección de Seguridad Pública.

Hoy, este hombre que salió por: ‘cometer faltas que afectan el prestigio de la Policía Nacional’, según data en el cuadro individual de acusaciones, es director de la institución. En su administración es evidente la corrupción y el abuso policial a civiles, que el año pasado tuvo su punto álgido con episodios como el de Changuinola y La Chorrera.

Ante estos escándalos la Policía, que antes guardaba un silencio cómplice, empezó a fragmentarse desde adentro. Las unidades más débiles, ‘los que no están aliados con los de arriba’, dice Acosta, son destituidos para ‘equilibrar las estadísticas y decir que se está luchando contra este flagelo. Pasan cuentas de cobro por episodios que no ameritan baja’, concluye el ex teniente desilusionado e indignado.

Así, Gustavo Pérez, a quien le cumplieron con el debido proceso, le niega hoy a sus subalternos ese derecho.

TENIENTE EN LA PORQUERIZA

Faustino Acosta pasó de ser un teniente con 15 años de servicio en la Policía Nacional, condecorado por incautación de drogas en Arraiján, que recibió una laptop de manos del mismo Pérez, a ser parte de un grupo de 80 hombres que están relegados de sus funciones, ‘sin armas, sin carnet, sin placa, cobrando, pero separado del cargo’, como narra él mismo: ‘que mantienen día a día en la subestación Victoriano Lorenzo en La Porqueriza de Pueblo Nuevo, esperando un dictamen respecto a sus funciones policiales’.

Su drama empezó en el 2009, cuando castigó a la subteniente Nedelkys Díaz con un arresto de 24 horas por faltar dos días al trabajo: ‘yo no sabía que ella estaba en tratamiento psicológico’, recuerda, ‘cuando me la mandaron dijeron que la pusiera en la sala de guardia y eso sí, desarmada. No imaginé que esta mujer traería tanto problema a mi vida’.

Según testimonios de sus compañeros, la teniente no acataba órdenes y, ‘en las fuerzas armadas tienes que cumplir las órdenes de los superiores, si incumples te castigan y eso lo sabes desde que entras’.

Ambos, teniente y sub teniente, fueron llamados a la Junta Superior, las cartas sobre la mesa. ‘Está bien, ella te agredió pero no debiste responder sino controlar la situación o huir’, le dijeron. El veredicto: 60 días de sanción.

Acosta fue enviado a Colón y Díaz permaneció en la Policía de Menores en Arraiján, con labores administrativas. Pasó el tiempo y ambos trazaban caminos diferentes. De Colón, Acosta fue trasladado a ejercer sus funciones en la ciudad capital y su carrera como oficial terminó en La Porqueriza el 4 de agosto de 2011.

DESTITUCIONES Y ASCENSOS

Un día le dijeron a Acosta que: ‘pertenecía a la 198 del batallón occidental de La Palma’. Lo trasladaron a Senafront. No lo entendía. ‘Si cometí un delito debían sancionarme, no enviarme a la frontera’. De todas formas, cumpliendo con las órdenes, se fue con un grupo que también ‘fue sospechosamente trasladado’, comenta. Frank Abrego, director de Senafront, no los aceptó y de vuelta en la capital, el comisionado Aristides Hassan, director de Recursos Humanos de la P olicía, y quien según información de una fuente que prefiere no revelar su nombre: ‘estuvo detrás del reintegro de Gustavo Pérez a la Policía’, lo mandó de vacaciones acumuladas.

‘Eso significa destitución’, explica Acosta: ‘me llevaron, me trajeron, me mandaron quince días a Colón, me mintieron y finalmente me dijeron: muchacho, el Presidente [Ricardo Martinelli] dice que ya no necesita tus servicios’. Martinelli firmó su destitución en base al Articulo 184 de la Constitución Nacional.

Mientras tanto, y a pesar de la sanción de 60 días, que según el reglamento, resta puntos y méritos para cumplir el porcentaje necesario para optar por un ascenso, Nedelkys Díaz fue ascendida a teniente.

Acosta, a pesar del certificado expedido por la Dirección Legal de la Policía en septiembre del año pasado, donde consta que: ‘no mantiene expediente disciplinario dentro de la institución’, hoy está destituido.

Para los otros policías separados del cargo esto sucede porque: ‘no hubo una junta disciplinaria para estudiar caso por caso en el contexto de un debido proceso’.

Jaime Abad, ex director de la desaparecida Policía Técnica Judicial (PTJ) dijo en Telemetro que el Gobierno ‘no tiene idea de la caja de pandora que está destapando con estas destituciones’. Los pinchazos telefónicos son solo una punta del iceberg, que abre de nuevo el debate sobre la seguridad del país.

La policía dijo que no dará declaraciones sobre el caso.

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