No importa la vida, solo importa beber

Actualizado
  • 07/12/2014 01:00
Creado
  • 07/12/2014 01:00
En los primeros diez meses del 2014 se han producido 227.1 millones de litros de la llamada ‘bebida favorita del panameño’, la cerveza

Datos de la Contraloría indican que en los primeros diez meses del año se han producido 238.6 millones de litros de bebidas alcohólicas, de los cuales el 95.2 % corresponde a cerveza. Eso representa unos 227.1 millones de litros fabricados. En el mes de octubre la producción de esta bebida alcanzó el tope: 25.5 millones de litros embotellados.

El consumo de alcohol, dice Guillermo Toro, ‘es un hábito que está prácticamente a nivel cultural, que va desde lo social hasta lo crónico. La bebida está presente en todos los ritos sociales desde que nacemos hasta que morimos, de allí que es difícil que su consumo deje de darse de forma alarmante’.

Panamá, entre 2008 y 2010, según un estudio reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), tuvo una tasa de consumo de alcohol de 8 litros per cápita. Eso supera en 1.8 puntos el promedio mundial que es de 6.2 litros por cabeza.

La OMS había hecho el mismo estudio entre 2003 y 2005 y el promedio de Panamá, aunque también era mayor al promedio mundial, no era tan alto como ahora. El promedio de consumo de alcohol en aquellos tiempos, para Panamá era de 6.9 litros por persona. En cinco años se incrementó en 1.1 litros por persona.

LAS FIESTAS

El último trimestre del año se caracteriza por los festejos: Fiestas Patrias y, seguido, Día de la Madre, Navidad y Fin de Año. Esto representa un incremento en el consumo de alcohol.

Guillermo Toro comenta que, como estrategia comercial, muchas casas licoreras tratan de crear un sentimiento de nacionalismo y de pertenencia en la gente a través del alcohol. Podemos ser rivales políticos, creer en distintos dioses, tenes visiones de vidas distintas; pero hay algo que nos unifica: La bebida. ‘Durante las fiestas –todas, desde las nacionales como las de Navidad o Año Nuevo–, surgen las ofertas de todo tipo de bebidas. También por cómo se usa la identidad nacional para identificarnos con las diversas marcas de bebidas alcohólicas entre línea busca identificarnos como bebedores a nivel nacional’, comenta el investigador social.

SIN CONTROL

‘El alcohol se ha convertido en la primera droga de consumo en el país’, señala el Ministerio de Salud (Minsa). En el informe Situación de Salud en Panamá 2013 , detalla que ‘en la población de 18 años o más, el consumo de tabaco y derivados es 7 veces mayor que el de drogas ilícitas, en tanto que el de alcohol es de cerca de 32 veces mayor (que el de las drogas ilícitas)’.

Sin embargo, el Minsa admite conocer muy poco de la forma en que el panameño consume alcohol: ‘No hay mucha información disponible acerca del patrón de consumo y por tanto es difícil evaluar el nivel de riesgo que este consumo podría generar para salud’, comenta el informe del ministerio.

La OMS está un poco más clara al respecto: ‘El 5.8% de la población de 15 años o más que consumen bebidas han aceptado que en los últimos 30 días han tenido lo que ellos llaman ‘fuertes episodios de bebida’ ( Heavy episodic drinking , en inglés)’. Estos ‘fuertes episodios’ significan una ingesta de ‘por lo menos 60 gramos de alcohol en una sola ocasión’. La propia OMS señala que la cantidad óptima por día de consumo de alcohol en una persona son 30 gramos en hombres y 20 en mujeres.

Al clasificar el patrón de consumo del país, se dice que el de Panamá es ‘medio riesgoso’, pues en una escala del 1 al 5– donde 1 equivale a ‘poco riesgoso’ y 5 a ‘muy riesgoso’–, Panamá sacó un 3, la media.

LA SALUD

‘El abuso del alcohol aumenta la probabilidad de desarrollar más de 60 tipos de enfermedades y lesiones, entre ellas, intoxicación, violencia y accidentes de tránsito’, se menciona en uno de los párrafos de Situación de Salud en Panamá 2013 .

La OMS ha evaluado que Panamá está en el nivel 4 en cuanto a cantidad de años perdidos a causa del consumo de alcohol. El 5 es equivalente a ‘muchos’ y el 1 a ‘pocos’.

Además, en el mismo documento de la OMS se menciona que la tasa de ‘Desórdenes por consumo de alcohol’ en 2010 fue de 5.7 por cada cabeza, 8.2 en hombres y 3.2 en mujeres. La tasa a nivel regional es de 6.

En cuanto a la dependencia del alcohol, la cifra per cápita es 2.8. Si se separa en hombres y mujeres, las cifras serían de 3.9 y 1.8, respectivamente. En América Latina, el promedio es de 3.4 por persona.

En una nota publicada en el mes de marzo en este diario, se mencionaba que ‘en Panamá durante el 2012, por cada 100 mil habitantes, indica el Ministerio de Salud 14.1 personas acudieron a ‘consultas de salud mental’ debido a ‘trastornos mentales y del comportamiento por uso de alcohol, síndrome de dependencia’.

En el informe del Minsa sobre la salud en el país que se publicó en 2013, de donde se obtuvieron estos datos, también se mencionó que de cada 100 mil habitantes, hay una tasa de 12. 5 que acuden a las instituciones de salud por ‘trastornos mentales y del comportamiento por uso de alcohol, intoxicación aguda’.

Estadísticas del Instituto Nacional de Salud Mental (Insam) revelan que en 2011 el Insam tuvo 504 egresos. De esos, el 7.7% correspondían de pacientes con ‘trastornos mentales y del comportamiento debido al uso de alcohol’. El Insam también recopila que ‘el Centro de Estudio y Tratamiento de Adicciones atendió un total de 88 pacientes (85% masculinos) en el año 2011’.

EL VICIO ES NEGOCIO

Guillermo Toro menciona que la venta de bebidas alcohólicas ‘es un negocio lucrativo a tal punto, que en una comunidad es más probable que quiebre primero una panadería que una tienda o espacio de venta y consumo de alcohol, de allí el invento de las famosas parrilladas’.

Toro, a su vez, cuestiona que, ‘a pesar de todos los peligros y daños masivos que puede provocar el alcohol, no se ha sido legalmente tan agresivo como lo ha sido con otros productos, como, por ejemplo el cigarrillo, que prácticamente han convertido en parias a los fumadores. Si es bien cierto que es dañino y afecta la salud, el impacto a corto plazo no es tan violento como el alcohol, cuyo exceso, en un instante puede provocar varias muertes por accidente’.

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