El “campo minado” del abuso sexual en Panamá
La campaña #Mepasó abrió el espacio en Twitter para que mujeres panameñas denuncien los delitos de violencia sexual que han sufrido

“#Mepasó demasiadas veces. No menos de cinco abusos, de distintas personas, a distintas edades… De niña un familiar me abusaba. A los 15 años caminaba a la tienda en un camino en medio de cafetales, un indígena me persiguió, me golpeó mucho e intentó violarme”.
Este es el relato que cuenta una internauta en Twitter con la etiqueta #Mepasó, creado por la actriz Gaby Gnazzo en señal de protesta contra los vídeos de un joven que tocaba mujeres en lugares públicos.
“El delito sexual es casi insuperable, cuesta muchísimo restaurar lo que éramos antes. Las consecuencias son enormes”, señala Lesbia González, psicóloga forense.
Estaba caminando a casa luego de salir del colegio (con mi uniforme de premedia que muestra que tengo 15 años o menos). Un señor ya mayor me dice que le ayude a borrar una foto de su celular que no entiende cómo. Cuando tomé el celular estaba lleno de fotos de su pene #Mepasó
— Guadalupe (@dearspacegirl) November 18, 2019
La tendencia en los casos de abuso sexual y otros de violencia de género “es que las víctimas suelen abandonar el proceso porque les representa un campo minado por el que transitar, muchas veces a solas, sin apoyo de su familia”, explica Maruquel Castroverde , fiscal superior coordinadora de la Sección de Asistencia a Juicio en delitos comunes de la Fiscalía Metropolitana.
Castroverde describe este campo minado como “la carga de exigencias que debe atender una víctima para probar su relato cuando las huellas del abuso o la agresión son invisibles en su cuerpo, son extraordinarias”. Sobre todo, destaca, “en este nuevo sistema adversarial de corte acusatorio, porque entre otras razones, debe comparecer a audiencias previas antes del juicio oral, donde está presente el perpetrador del delito”.
Una gran mayoría querría huir al ver lo que les depara una vez presentada la denuncia, según la fiscal. Algunas optan por “hacer como que no pasó, retomar su vida, intentar olvidar”. “Como no pueden hacerlo, dilatan la comparecencia a diligencias judiciales o no cuentan con recursos para atenderlas, esto también opera en su perjuicio”, agrega.
Así transcurre el tiempo: se reprograman las diligencias, el tiempo pasa y, de pronto, un año, año y medio después, deben ir al juicio oral, indica Castroverde. Por es muchas víctimas “no quieren volver atrás, ver otra vez a quien acusaron, que les hizo un daño irreversible, irreparable”.
Factores de abandono
Entre otros factores de abandono encontramos la “edad, pobreza, pertenencia a minorías étnicas, género y victimización extendida”.
De acuerdo con las estadísticas del Ministerio Público (MP), en el 2018 se presentaron hasta octubre 2,154 denuncias por violación. Mientras que en el mismo periodo de tiempo del 2019, se presentaron 2,238.
El MP detalla que registró, hasta octubre de 2018 un total de 34 denuncias de acoso sexual. El siguiente año, para el mismo periodo, existen 36 denuncias.
En Panamá se sanciona la violación “de cinco a diez años”, según el Artículo 174 del Código Penal. Pero “otro punto es que luego de condenado el acusado, no hay reparación para esta víctima a cargo del Estado”, indica Castroverde.
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