Cortizo: 'No me pongan a prueba'

Actualizado
  • 18/01/2020 00:00
Creado
  • 18/01/2020 00:00
El mandatario lanzó advertencias a los funcionarios y alegó que en este país 'no se necesitan coimas' para obtener un contrato con el gobierno o agilizar un trámite en las instituciones

El presidente Laurentino Cortizo profirió una advertencia a los políticos de su Partido Revolucionario Democrático (PRD), a los que conforman su gabinete y funcionario: “No usen mi nombre, ustedes no me conocen, no me provoquen. No me pongan a prueba” porque en este país “no se necesitan coimas para obtener un contrato o agilizar un trámite”.

El presidente Laurentino Cortizo habló sobre la corrupción durante su gira por la provincia de Chiriquí.

Cansado de las diferentes denuncias que la prensa, en general, ha formulado en torno a figuras de su gabinete y el “descontrol” de su partido en búsqueda de posiciones favorables dentro de su gobierno, su admonición la realizó como presidente de todos los panameños, en especial, dirigida a la élite político-empresarial que “toca puertas” para beneficiarse del gobierno.

Los panameños soportan la desgracia de años, las de haber sido dirigidos por gobiernos catalogados por corruptos, que utilizaron la honorabilidad del puesto para el tráfico de influencia, posiciones gubernamentales ficticias, funcionarios de confianza que para acallarlos se les otorgaron becas en detrimento de quienes sí las merecían; el despilfarro de los fondos públicos, entre otros males.

Todo ello tiene agotada a una población que señala, después de la crisis económica, como segundo al “político” como su mayor enemigo. Esta fue la herencia que recibió Cortizo el 1 de julio de 2019, al asumir la presidencia de la República de Panamá.

Desde la filosofía, el corrupto no es un hombre inteligente, la pasión por el poder y el dinero lo convierte en un ser irracional provocando el desprecio en los otros, por lo que se crea un desequilibro comunitario.

La desigualdad, entre ricos, nuevos ricos, pobres y más pobres se transforma en protesta de un colectivo ante la descomposición del tejido social. Este es el resultado, es lo que hoy se vive a causa de la corrupción. Cortizo anhela desarraigar la famosa frase: “el poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”.

Para el mandatario, el poder no es más que “poder ser justo”. Sus buenas intenciones aún no son comprendidas por algunos, pero han calado en la población, que, a pesar de sus reservas, empieza a sentir confianza en él, en Nito Cortizo, como le gusta ser llamado.

El presidente panameño sabe que la corrupción está descomponiendo la fuerza social para construir un mejor país, con sistema de salud al alcance de todos, con la construcción de escuelas, de bibliotecas, obras en beneficio de todo, no de unos cuantos. Su esfuerzo está destinado a salvar esa fuerza social, que son todos; que la corrupción no se convierta en una costumbre, lo opuesto, en un delito, y los autores sean condenados.

Es por ello que hizo un llamado a los magistrados, jueces y al contralor de la Nación a “amarrarse los pantalones” para procesar a cualquier funcionario que incurra en delitos que lesionen el patrimonio nacional.

A pesar de los esfuerzos del gobierno de Cortizo por fortalecer la transparencia, aún existen lugares en los que se oculta, en que se esconde, por tanto, el trabajo se torna aún mas difícil, pero no imposible.

Aunque Cortizo se asume como un hombre pragmático, está consciente de que los cambios no se producen por un nuevo sistema, todo lo contrario, se debe iniciar desde la persona, es allí su apuesta en la educación. La formación de nuevos ciudadanos, responsables de sus obligaciones frente al Estado y el Estado a ellos.

Allí entra nuevamente la filosofía. Quién mejor que Platón, que sobre la educación dijo: “El objetivo de la educación es la virtud y despertar el deseo de convertirse en un buen ciudadano”. A eso es a lo que aspira, a lograrlo. Laurentino Cortizo no quiere pasar a la historia como un presidente más, desea que se le recuerde como el hombre que contracorriente le devolvió la dignidad y la confianza a los panameños en los tres poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

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