Optimismo ante escenario postpandemia

Actualizado
  • 09/06/2020 00:00
Creado
  • 09/06/2020 00:00
“Hubo una respuesta prudente y cívica de los ciudadanos y lo que queda por delante es poner en práctica lo aprendido durante la primera ola de la pandemia”

Un estudio de la empresa Tendencias Digitales reveló que aunque la mitad de los latinoamericanos está preocupada con el después de la pandemia del Covid-19, la mayoría de la población confía en el futuro. Dentro de un grupo de 13 países encuestados en la región, el 46% de los panameños se mostró más optimista frente al futuro, que el resto de sus vecinos.

Optimismo ante escenario postpandemia

El estudio, enfocado sobre los efectos de la pandemia en las personas, la sociedad, los gobiernos, la política, el consumo y el mercado, demostró que los estados de ánimo se modifican de acuerdo a la evolución del coronavirus. Otro dato revelador es que hay más uniformidades que distancias entre la población. Atravesar desgracias, une.

En general, con distintas velocidades y como luces de semáforos, cada país ensaya y modifica los pasos para flexibilizar el prolongado confinamiento e iniciar la nueva normalidad. Lo que se persigue es bajar en forma significativa el número de contagios y que el sistema hospitalario vuelva a funcionar a niveles cercanos a los normales.

Con sus aciertos y errores, Panamá está saliendo del laberinto sanitario. La experiencia de otros países ha demostrado que el coronavirus contraataca. No hay que bajar la guardia. El Covid-19 no está bajo control. El expediente aún no está cerrado.

Por otro lado, no hay prisa en mostrar que el país está libre del coronavirus, porque eso amenaza el desconfinamiento. Además, vigilar el covid es como predecir el estado del tiempo en momentos en que los científicos buscan anticipar un rebrote importante y cuándo surgirá.

Poner fin a la cuarentena no significa que desaparecerán las amenazas del Covid-19. Todavía no se está realmente en la postpandemia porque el coronavirus será una temible constante en las semanas por venir.

El primer caso del nuevo coronavirus se detectó en Panamá el pasado 9 de marzo.
Bajezas políticas

Si bien todo es urgente en esta emergencia sanitaria, la urgencia mayor es ser responsable con los demás. Esto no es una cuestión de gobierno. Es un asunto del país. Hay que reconocer que la población entendió el estado de alarma y las normas de la cuarentena y el toque de queda. Hubo una respuesta prudente y cívica de los ciudadanos y lo que queda por delante es poner en práctica lo aprendido durante la primera ola de la pandemia.

También ha quedado demostrada la capacidad de liderazgo del presidente Nito Cortizo, quien ha basado sus decisiones en la evidencia científica como insumo en la elección de las estrategias. El Gobierno ha escuchado a quienes piensan distinto, a los que contradecían y cuestionaban y a los que colaboran en forma franca y leal.

Durante la pandemia, sectores vinculados al pasado gobierno y a grupos económicos que controlan medios de comunicación, lanzaron una virulenta campaña de desinformación y de intoxicación para tratar de minar la credibilidad en el liderazgo de Nito y su gestión de la emergencia sanitaria.

Usaron las redes sociales para levantar barricadas políticas, generar más tensiones y como vertedero de toda clase de basura visual y verbal. En lugar de promover la unidad frente a un mortal enemigo común y consensuar una remada conjunta para impulsar al país hacia mejores puertos, pretendieron contagiar con mayor ansiedad calculada a la sociedad y promover la división como seña de identidad. Explotan la emergencia sanitaria y buscan convertirla en una crisis multiorgánica más allá de la salud y la economía, que comprometa la futura convivencia social y política.

Panamá registra casi 17 mil casos y 321 defunciones por Covid-19.

Han recurrido al manual de bajezas políticas para tratar de sembrar en la opinión pública el absurdo de que la corrupción es el medio de vida del gobierno de Nito. Por el contrario, Nito ha reconocido que pocas virtudes son más eficaces en una democracia que la transparencia. Está comprometido en ser un gobernante virtuoso, capaz de exponer con claridad lo actuado durante la gestión de la pandemia. Panamá necesita estabilidad y Nito se la está dando.

Proteger a los más débiles

Mientras la ciudadanía poco a poco está saliendo del confinamiento todavía en shock por el prolongado encierro, con muchas dudas e incertidumbres hacia un futuro que para todos es incierto, los francotiradores de las redes sociales prosiguen con la estrategia de la tensión, de la crispación. No se dan cuenta de que al final quien apuesta por la polarización, termina perdiendo.

El Gobierno levantó la cuarentena el 1 de junio, pero volvió a decretarla por el aumento de casos.

Nito y su gobierno, preocupados porque la crisis no se ensañe con los más débiles –aquellos que ya venían con su crisis a cuestas antes de la pandemia y cuyas vidas han visto destruidas por un microbio–, trabajan en forma coherente para enfrentar los distintos escenarios presentes para entrar en la nueva normalidad, congruente con la situación económica real del país.

Es que el tema de la desigualdad económica se ha impuesto en la agenda pública con mayor fuerza en el contexto del coronavirus. Nito llegó al poder para dar solución y transformar el país y no ha evadido el tema en ningún momento. Desde antes de asumir el Ejecutivo hizo de la conquista de la sexta frontera, la de la pobreza y desigualdad, una prioridad. Es consciente de que eso demanda importantes reformas estructurales y la implantación de una política social centrada en el logro de una sociedad igualitaria. Programas bien diseñados, enfocados en la población más vulnerable y adoptados como política de Estado permiten, efectivamente, mejorar las condiciones socioeconómicas de la población.

Nito ha estado concentrado en enfrentar la emergencia sanitaria y planificar la reactivación económica postpandemia. No está atrapado entre el coronavirus y la economía. Sus proyecciones son hacia el futuro, consciente de que todo dependerá de la gestión que haga cada país y de la efectividad de las medidas que se adopten porque, obviamente, no todo el mundo saldrá igual de esta crisis.

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