Pandemia, economía y cuarentena

Actualizado
  • 23/08/2020 00:00
Creado
  • 23/08/2020 00:00
La situación de Estados Unidos y de Brasil muestra claramente que la política que desprecia el tratamiento científico del problema, genera condiciones muy difíciles para la población y la economía
Pandemia, economía y cuarentena

Ya antes de la pandemia la situación de la economía panameña era difícil. En 2019 esta creció en apenas 3,0%, en condiciones en que el sector de la construcción solo logró expandirse en 0,1%, mientras que las exportaciones se contrajeron en 0,1% en términos reales.

El punto de partida

En la esfera del mercado laboral se apreciaba con claridad una difícil situación, producto de factores estructurales y de las condiciones de desaceleración económica. De acuerdo con los datos del INEC, en agosto de 2019 en nuestro país había 146,111 desocupados, así como 716,113 trabajadores informales en las actividades no agrícolas, junto con 89,161 trabajadores agrícolas en condiciones de subempleo. Esto significó que cerca del 46,0% de la población económicamente activa (PEA) mostraba alguna forma de precariedad laboral.

El impacto

El impacto de la pandemia sobre la economía panameña, como es conocido, ha sido extremadamente significativo. De acuerdo con la Cepal nuestra economía mostrará durante 2020 un decrecimiento de 6,5%, que de acuerdo con algunos altos funcionarios del MEF puede llegar hasta el 8%. Se trata del efecto que proviene del impacto de la covid-19 sobre la demanda externa de una economía en la que las exportaciones equivalen al 51,0% del PIB, así como del que se genera por las necesarias medidas de cuarentena y distanciamiento físico.

Se prevé, además, que la tasa de desocupación en el país podría alcanzar hasta el 20,0% de la PEA. Se trata de una tasa más alta que la observada en 1989 (16,3%), año en que se dio la invasión estadounidense a Panamá. Esto significaría que el número de trabajadores en condiciones de precariedad se elevaría hasta el 60,0% de la PEA, afectando a 1,24 millones de trabajadores.

Dos visiones

Frente a una situación tan dramática como la descrita, es obvio que surja un debate en torno a cómo enfrentarla. En este caso, se pueden distinguir dos posiciones. Una que insiste en la importancia del control de la pandemia, otra que insiste en la pronta reapertura de la economía bajo cualquier condición.

La primera visión, que insiste en la importancia del control de la pandemia es argumentada tanto por economistas de alto nivel, así como por importantes organismos internacionales. Es así, por ejemplo, que Paul Krugman, premio Nobel en Ciencias Económicas en 2008, ha argumentado que la mejor política es dejar a la economía en condiciones de “coma inducida”, hasta poder controlar la pandemia. Más aún, también ha señalado que, a su juicio, la temprana apertura de la economía en Estados Unidos, dado que el crecimiento de los contagios obligó a un nuevo cierre, eliminó la posibilidad de una rápida recuperación de la economía (en forma de V).

Por su parte, un documento reciente de la Cepal y la OPS, titulado “Salud y economía: una convergencia necesaria para enfrentar la covid-19 y retomar la senda hacia el desarrollo sostenible en América Latina”, tiene la siguiente conclusión principal: “si no se controla la curva de contagio de la pandemia, no sería posible reactivar la economía”. Se señala, además, que: “para que América Latina y el Caribe tengan éxito en esta etapa crítica, las medidas de distanciamiento físico necesarias para enfrentar la pandemia deben complementarse con medidas urgentes de protección social para la población, que garanticen sus ingresos, alimentación y acceso a los servicios básicos”.

La posición alterna, que desde luego no se apoya en una base científica, está dada por aquellos que optaron por restarle importancia al problema y a las medidas necesarias para enfrentarlo, insistiendo, además, en una apertura apresurada de la economía. Esta ha sido, por ejemplo, la posición del gobierno de Bolsonaro, así como del de Trump. En Panamá quien ha representado esta posición ha sido un economista, poco conocido hasta ahora en los círculos de la profesión y vinculado a los sectores empresariales, quien en un reciente programa televisivo llegó a afirmar que la cuarentena no tenía ningún efecto positivo.

La fuerza de la realidad

Los economistas, como es sabido, dependen para probar sus apreciaciones de la observación de los hechos, no de lo que Robert Skildesky llama el método retórico, constituido por un simple discurso que busca convencer sin probar con hechos ciertos.

La situación de Estados Unidos y de Brasil muestra claramente que la política que desprecia el tratamiento científico del problema, genera condiciones muy difíciles para la población y la economía.

El economista que en nuestro país ha despreciado el efecto de la cuarentena, manteniéndose en el método retórico, dejó de lado un hecho fundamental. De acuerdo con el reporte No 26 – covid-19 para Panamá de la OPS (agosto 11 de 2020): “después de alcanzar el aplanamiento de la curva con la implementación de una cuarentena estricta (el 25 marzo), entre otras medidas, y a partir del 22 de mayo se observa el ascenso progresivo en el número de casos, en la medida de la flexibilización de la movilidad, la reapertura de algunas actividades comerciales en el país (apertura del bloque 1 el 13 mayo y del bloque 2 el 1 junio)”.

Las fallas gubernamentales

También es cierto, sin embargo, que la política gubernamental no ha logrado las condiciones para que la cuarentena y el distanciamiento físico logren el efecto óptimo.

Analizando el aspecto económico no queda duda, tal como se señaló, que el impacto de la pandemia mantiene en condiciones de precariedad a la mayoría de los trabajadores del país. Así lo demuestra la reciente Encuesta de Hogares de Unicef, según la cual el 77,0% de los hogares panameños entrevistados señalaron que habían perdido parcial o totalmente sus ingresos.

Frente a esto, la ayuda estatal en Panamá ha sido absolutamente insuficiente. Esta, cuando llega a los hogares, es de un monto de $100.00 mensuales, suma muy inferior a la propia canasta alimenticia mensual calculada por el MEF y que en enero (la última medición) alcanzó los $305.90 para los distritos de Panamá y San Miguelito, y de $289.10 para el resto del país.

El monto de la ayuda estatal no solo ha sido incapaz de detener el rápido crecimiento de la pobreza crítica en el país, también deteriora las condiciones físicas de la fuerza de trabajo, a la vez que se dañan las condiciones de la educación. Sobre todo, como lo ha reconocido “The Economist Inteligence Unit”, está creando una compulsión a que las personas salgan de sus hogares desafiando las medidas gubernamentales, dada su urgencia de lograr ingresos para cubrir parte de sus necesidades.

En conclusión

La posibilidad de que Panamá logre enfrentar con éxito la covid-19 tiene dos condiciones: que se resistan los intentos de los sectores económicamente dominantes que buscan una apertura apresurada de la economía, y que el Estado priorice la atención tanto de salud como económica de la población en tiempos de pandemia. Para este fin, la Cepal y la OPS están recomendando una asignación de recursos equivalente al 6,0% del PIB.

El autor es economista y docente universitario
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