Así lo confirmó el viceminsitro de Finanzas, Fausto Fernández, a La Estrella de Panamá
- 25/01/2021 00:00
Aimeé Sentmat de Grimaldo, presidenta de la junta directiva de la Asociación Bancaria de Panamá, explicó el efecto en la moratoria en los resultados del sector bancario.

La banquera dijo que el alivio financiero, al que se han acogido los clientes afectados por la crisis económica causada por la pandemia, tiene un impacto directo en la liquidez, la rentabilidad y las utilidades bancarias, que han caído un 42%. A pesar de lo anterior, la liquidez ha logrado mantenerse sana, al doble de lo que requiere.
En 2021, sin embargo, el sistema enfrenta grandes retos al tener un 34% de los portafolios de los bancos pendiente de negociaciones finales. Hasta el 30 de noviembre, el saldo del crédito hipotecario en millones de dólares de $9,342 millones. Esas son aproximadamente 138,766 hipotecas. Este es el principal producto que ha experimentado la aplicación de moratoria. Para redondear serían 139 mil familias. De ese monto hay un 45% de los clientes que ha seguido haciéndole frente a sus obligaciones.
Cuando miras los resultados de ganancias del sistema ya se refleja la situación de la crisis de la pandemia. Al mirar la utilidad del Centro Bancario Internacional (CBI) para los primeros 11 meses de 2020 se percibe un decrecimiento. Es decir, cae en 42% al compararla con noviembre de 2019.
Hemos ganado menos en intereses y constituido provisiones que son 98,5% mayor. Es el doble de las provisiones que se constituyeron en la misma fecha del año anterior.
Significa que los bancos tienen que tomar recursos que pueden ser ganancias y destinarlos a provisiones o reservas anticipándonos a deterioros en los portafolios. Es decir, que puede haber clientes que no pagan. Esto se relaciona con el monto y número de clientes que todavía están en programas de alivio, de acuerdos de no pago. Ese monto al 30 de noviembre del año pasado era de $24,800 millones, es decir, 34,2%.
Más de 700 mil clientes que están inmersos en estos acuerdos de modificaciones. Este portafolio se divide más o menos en 40% en empresas y 60% personas.
En 2020 vemos un sistema conservador, que ha podido manejar la responsabilidad primaria que tenemos con los depositantes. Hay que recordar que cuando uno se refiere a los bancos también nos referimos a los fondos de los depositantes. Hay que ser muy cuidadosos y muy responsables. Eso se hace logrando altos niveles de liquidez, manteniendo los niveles patrimoniales y constituyendo reservas para anticipar posibles deterioros.
Los cierres que hemos tenido impactan el movimiento de la economía. Como crezca o no la economía tendrá una relación directa con el crédito. Es por eso que cuando vemos el sistema en 2020, observamos que los bancos desembolsaron cerca de la mitad de lo de 2019. Es un sistema que en 2020 empezó a constituir las provisiones necesarias para anticipar posibles problemas en las carteras de los clientes que no han podido pagar. Todavía hay un gran número de clientes que está en alivio financiero.
Un 2021 estará determinado por la capacidad de los clientes de documentar sus afectaciones y por lo exitoso que sea Panamá como país para manejar la crisis sanitaria, para mantener la economía abierta, para evitar cuarentenas restrictivas que tienen un efecto en la capacidad del país de recuperarse.
Indiscutiblemente, un año que tiene grandes retos porque tenemos un 34% del portafolio de los bancos pendiente de negociaciones finales. Pero un año que debe ser mejor que 2020. Todas las perspectivas así lo indican.
Está muy fuerte y eso es bueno. Los sistemas bancarios en los contextos de las crisis tienen que asegurarse de tener niveles de liquidez robustos, que es la que te permite hacerle frente a imprevistos. La liquidez es buena porque el CBI tiene un indicador del 66,7% y el mínimo es del 30%, entonces es más del doble.
Ojalá seamos capaces de empezar a reactivar la economía y que parte de esa liquidez se utilice para impulsar el crédito. Pero, hoy el sistema está sano desde la mirada de la liquidez.
El sistema tiene un total de colaboradores de 24 mil. Ha habido ciertas decisiones que se han tomado, pero no necesariamente se está afectando a la industria. La banca ha podido manejar esta situación con los colaboradores y el empleo bancario ha sido una fuente de ingresos estable.
Hasta el 30 de noviembre, el saldo del crédito hipotecario en millones de dólares era de $9,342 millones. Eso son aproximadamente 138,766 hipotecas. Ese es el principal producto que ha tenido aplicación de moratoria. Para redondear serían 139 mil familias. De ese monto hay un 45% de los clientes que ha seguido haciéndole frente a sus obligaciones.
Todavía es muy pronto para decirte exactamente qué va a suceder.
Hay un porcentaje importante que tiene hasta junio para lograr nuevos acuerdos con sus bancos. Nosotros lo hemos hecho con varios clientes, con industrias. Hay personas que no van a poder hacerle frente a la misma letra de antes. Estas personas se están acercando a reprogramar sus obligaciones, y ya no bajo una moratoria. Se están bajando letras y extendiendo plazos. Eso lo están haciendo en todos los productos.
Sí, y eso tampoco es sostenible. Hay que buscar la forma de ayudar a los clientes, pero también tener un sistema bancario sólido y sano.
La moratoria sí implica cobros de intereses. Con la moratoria lo que se hace es extender el plazo de la obligación, pero los intereses se siguen generando. Yo tengo que seguir pagando los intereses de los depositantes. La gente dice que los bancos no pierden con eso, pero sí lo hacemos. No estamos recibiendo esos recursos que se necesitan para pagar y prestar. Entonces, sí hay un impacto.
El cliente, ¿qué gana? La tranquilidad en un contexto tan incierto que tenemos, que no sabemos cuál será el futuro. Una persona que haya tenido su contrato suspendido, por lo menos sabe que no ha perdido su casa. Pero la obligación persiste y los intereses se están generando.
El negocio de los bancos es captar recursos de los clientes. En el sistema bancario panameño, la principal fuente de captación son los depositantes. Es decir, los clientes como tú y yo. Las cuentas de ahorros y corrientes y las de Navidad. Nosotros captamos esos recursos y pagamos intereses. Esos recursos los presto y me ganó un margen. Pero, esos fondos que presto necesito cobrarlos con los pagos que me hacen los clientes todos los meses. Con eso pago los intereses de los depósitos, los salarios de más de 24 mil empleados... Cuando no recibo esos fondos tengo menos capacidad de prestar.
Eso es un impacto directo en los resultados de los bancos, en los flujos, en la liquidez, en lo que no estoy recibiendo para cumplir mis obligaciones. También tiene un impacto en la rentabilidad porque pago por algo que no tenía previsto comprar. El segundo impacto es que tenemos que empezar a analizar los portafolios que están en moratoria y entender cuántos clientes tendrán dificultad en poder pagar para hacerle provisiones. Eso se va a las utilidades del sistema bancario como todo, que a noviembre fue 42% menos y probablemente en diciembre sea menor.