El año lectivo, la virtualidad y las consecuencias de no ir a los salones

Pienso que este año ha estado mejor organizado que el año pasado. Es obvio que las autoridades han tomado medidas para superar las deficiencias que hubo el año pasado. Los padres de familia están más conscientes de la situación y saben que una parte de la formación de sus hijos depende de ellos. En cuanto a los docentes, igual, están mejor preparados para enfrentar la situación. Algunos son conscientes de sus deficiencias tecnológicas y han tratado de prepararse para ello. A mi manera de ver, este año ha estado mejor.

A mi entender, han tomado algunas medidas, pero no son suficientes. Por ejemplo, deben intentar incorporar a esos estudiantes que el año pasado salieron del sistema educativo. Pienso que hay que investigar a fondo, ¿por qué esos cientos de estudiantes salieron del sistema educativo? ¿Estaban desmotivados? ¿No tenían recursos para comprar data? ¿Los padres los sacaron del sistema porque no había recursos ni para comer? Para mí, que vivo en Penonomé en donde hay una gran cantidad de estudiantes desde la primaria a la universitaria, las autoridades deben aumentar las señales de las compañías de teléfonos para que los estudiantes puedan acceder al internet a toda hora. Hay estudiantes a los que la señal les llega después de las 10:00 de la noche o tienen que caminar largas distancias para encontrarla. Creo que las compañías deben ayudar y ofrecer más promociones. Eso en un diálogo con el gobierno. El sacrificio debe ser compartido.

Pienso que no debemos dejarnos llevar por informes, así sean de organismos especializados. Es mejor analizar la realidad de cada región. Si 'x' país abrió sus escuelas, debe ser porque sus condiciones lo permitían. En Panamá, los docentes, padres de familia y el Minsa deben analizar la situación. Es mejor estar seguros cuando los niños y jóvenes vayan a la escuela.

A mi entender, la modalidad virtual, al igual que el virus, llegaron para quedarse. La modalidad de la educación a distancia se ha puesto en práctica en muchas universidades del mundo. Yo no estoy seguro si en las primarias o secundarias. Esta modalidad es una herramienta que debemos tener a disposición para cuando la necesidad lo amerite. Por ejemplo, si un docente se enferma y sus estudiantes pueden acceder a una plataforma virtual, el docente, desde su casa, puede atenderlos. Es posible que ocurra un caos en el país y los estudiantes no pueden asistir, el docente los puede atender. Es decir que la modalidad virtual debe quedarse como complemento de la presencial.

La crisis sanitaria desde luego ha afectado al sistema educativo porque al inicio no estábamos preparados. En el sistema no había manera de acceder a las bibliotecas, los docentes no sabían cómo utilizar las herramientas tecnológicas para comunicarse con sus alumnos, tampoco muchos estudiantes y padres de familia sabían cómo interactuar con el docente. Hoy hay muchos estudiantes que todavía no pueden ingresar a una educación virtual y eso los ha retrasado. Sin embargo, hay estudiantes que han aprovechado la modalidad virtual para leer y actualizarse con los libros que les han hecho llegar sus docentes. Para superar esta crisis es importante que los sectores involucrados dialoguen y juntos encuentren el mejor camino para llegar a consensos. Aquí juegan un papel muy importante los padres de familia, porque parte de la educación de sus hijos depende de ellos. También los propios estudiantes, quienes tienen que entender que es su responsabilidad formarse, estudiar para entender lo que es el mundo y tener los conocimientos adecuados para adaptarse y adecuarse a esta nueva realidad. Los docentes que tienen que poner la milla extra para formarse, actualizarse y ofrecer esos nuevos conocimientos a sus estudiantes. A los medios de comunicación también les toca una gran responsabilidad para ayudar a la formación integral de la juventud. Yo siempre me he preguntado, ¿en qué ayuda una telenovela a la formación de los alumnos?, ¿los ayuda analizar, a pensar, para que no sean manipulados? Es decir, que toda la sociedad tiene una gran responsabilidad para salir de la crisis del sistema educativo. La experiencia nos dice que cuando el pueblo de Panamá se une, consigue sus objetivos.

El inicio del año escolar sigue siendo un dilema para miles de padres de familia, al encontrarse más de 140 mil trabajadores con contratos suspendidos, además de las limitaciones existentes en las familias que laboran en la economía informal. Lo que significa que no cuentan con los dispositivos necesarios para brindarles a sus hijos la posibilidad de conexión. Luego de tres semanas de iniciado el año escolar, los colegas están llamando a los estudiantes para ver si se van a conectar.

Considero que no, y lo refleja la incertidumbre que tienen miles de estudiantes al no contar con los dispositivos que desde el inicio de la pandemia le planteamos a la ministra, e incluso, al presidente, que había que garantizarle a cada uno de los estudiantes una computadora. No hacerlo derivó en los miles de estudiantes que no pudieron participar en el proceso educativo 2020, y que se continúe en la misma situación en 2021. Cinco gremios magisteriales elaboraron una propuesta para llevar a cabo la educación virtual y no ha sido tomada en cuenta.

Los centros educativos deben abrir cuando haya seguridad para hacerlo. Los ejemplos en otros países indican que se debe garantizar la vacuna a los docentes, que los centros educativos cuenten con agua potable y que se restituya a las decenas de trabajadoras manuales que han sido despedidas. Hoy las escuelas no mantienen la limpieza que se requiere. Hay que garantizar la vida tanto al personal docente como al administrativo y al alumnado.

Considero que el sistema educativo al superarse la crisis debe ser presencial, dado que todo el proceso de socialización, el compartir, el disfrute de los estudiantes de convivir en el aula de clases y en el centro escolar contribuye a la formación en las relaciones entre los propios estudiantes. Estas experiencias no tienen comparación con una virtualidad, aunque bien la crisis de la covid-19 llevó a que muchos padres, docentes y estudiantes tuviesen la experiencia y aprendieran más rápido la comunicación virtual. Esto no implica que haya que mantener dicha experiencia.

La crisis de salud, en primer lugar, desnudó la situación de desigualdad existente en el sistema educativo; la misma ha afectado enormemente a la población más vulnerable de nuestro país. La deserción escolar ha aumentado, y aún hoy no podemos decir la magnitud de la gravedad de la pandemia en el plano educativo. Considero que hay que tener políticas que contribuyan a rescatar a la gran cantidad de niños y jóvenes que han desertado del sistema educativo. En cuanto a superar las deficiencias, hay que brindar cursos sabatinos que ayuden a nivelar los contenidos que no se pudieron lograr, hay que tener en cuenta las vicisitudes vividas durante la pandemia. No se puede sobrecargar a los estudiantes queriendo que asimilen una gran cantidad de material, hay que tomar en cuenta que vienen de una situación difícil.