Las casas de renta y los primeros proyectos de vivienda pública en Panamá

Actualizado
  • 08/01/2022 00:00
Creado
  • 08/01/2022 00:00
Las casas de renta fueron una de las formas de provisión de vivienda asequible en el centro de la ciudad, y ofrecieron flexibilidad a familias y grupos de bajos ingresos que están en etapas de transición mientras mejoran su poder adquisitivo, como es el caso de parejas jóvenes, individuos solos o padres/madres solteros
Renta 9, 1945, calle 26 este Calidonia, demolida en 2013.

Los primeros proyectos de vivienda pública en Panamá –aquellos construidos por el Estado– fueron diseñados como vivienda de alquiler, como una de las soluciones habitacionales más asequibles para la población de bajos ingresos y reducir el déficit habitacional. Sin embargo, con el transcurrir del tiempo esta vivienda generó algunos problemas financieros, sociales y políticos, por los gastos que su operación y mantenimiento implican, y las inadecuadas condiciones físicas y sociales en que se convirtieron dichos conjuntos habitacionales.

Los proyectos de casas de renta fueron una de las primeras iniciativas concretas del Estado panameño en atender el tema de la vivienda; de concreto armado, a diferencia de las viviendas de inquilinato de madera propensas a incendios, y servicio sanitario individual. También significó la introducción de la arquitectura moderna como un lenguaje estético e ideológico adicional al catálogo neo-hispánico, streamline y art-decó en boga.

A principios de los años 40 del siglo XX, Panamá, al igual que gran parte de los países latinoamericanos, experimentó fenómenos de expansión demográfica y procesos de crecimiento industrial y urbano. Las condiciones de las viviendas de los barrios del centro urbano como El Marañón, El Chorrillo y Calidonia eran antihigiénicos y de hacinamiento. Según Diógenes de la Rosa, existía en el ambiente la necesidad de un plan de urbanización que resolviera en parte el problema de la vivienda y tomara en cuenta las condiciones de clima, ventilación, iluminación y dotación de espacios libres.

Proponía la construcción de viviendas de un tipo determinado, con ratas fijas de alquiler a las habitaciones y de alcance a las clases populares. El Estado debía entrar en posesión de las áreas necesarias y comenzar a construir grandes casas de inquilinato. Una de los primeras acciones fue el llamado plan Alba, en alusión a Eduardo de Alba, director del Banco Nacional de Panamá (BNP) durante la gestión de Ricardo Adolfo de la Guardia (1941-1945), quien propuso un plan de rehabilitación y reconstrucción de las áreas populares de la ciudad. Consistía en aumentar la servidumbre de Calidonia, derribar los viejos caserones de madera y reemplazarlos por modernos edificios con mejores condiciones de iluminación y ventilación, que ofrecieran un aspecto de “horda modernidad”.

Edificio Arraiján, 1944, Av. Justo Arosemena y calle 25 este.

Sin embargo, el BNP buscaba invertir en proyectos de inversión segura en términos financieros, mientras que los intereses sociales quedaban en un plano secundario.

Hacia el año 1943, la recién creada Caja de Seguro Social inició un plan de construcción de viviendas de alquiler dirigido por Manuel María Valdés y Juan Pastor Paredes. Mencionan que el programa podría tener mejores resultados en un “Plan General e Integral de Urbanización y Rehabilitación”. Durante este primer esfuerzo se construyeron los edificios Renta 1 (1944), Renta 2 (1945) y Renta 4 (1946, demolida en 1990) en El Chorrillo. En el sector de El Marañón, en Calidonia, se construyeron la Renta 5 (1947, demolida en 2002), Renta 6 (1945), Renta 9 (1945, demolida en 2013), Renta 10 (1945, demolida en 2010) y Renta 11 (1945). Mientras que en Santa Ana se construyó la Renta 15 (1945).

Para el cumplimiento del plan se crea el Banco de Urbanización y Rehabilitación (BUR) en 1944 con el objetivo de solucionar el problema de la vivienda. El BUR se encargaba de la construcción y reconstrucción de viviendas de inquilinato, la urbanización de las áreas de la ciudad y rehabilitación de las secciones urbanas. La Caja de Seguro Social (CSS) continúa con su programa de inversión a través del BUR que construye en la ciudad de Panamá el edificio Arraiján (1944, demolido en 2017) en Calidonia; Antón (1946), Pesé (1946), Penonomé (1946) en El Chorrillo y el conjunto de Santa Cruz (edificios Chame, Chepo, Capira y San Carlos) en San Miguel, próximo a demolición. En la ciudad de Colón se construyeron los edificios Portobelo, Santa Isabel, Chagres y Donoso; también conocido como las “cuatro potencias”.

La creación del BUR con su programa de vivienda pública de alquiler significó también los comienzos de la gestión de las instituciones de vivienda estatales, lo que es hoy el Ministerio de Vivienda, donde se le han agregado funciones de ordenamiento territorial, Miviot.

Ilustración digital del edificio Arraiján en Calidonia, demolido en 2017.

Pero a lo largo del tiempo, la respuesta gubernamental fue deshacer esta modalidad para darle preferencia a la vivienda en propiedad. La experiencia de las casas de renta ha demostrado que frecuentemente el Estado es ineficiente a la hora de enfrentar las actividades de administración y mantenimiento de los conjuntos de alquiler de su propiedad debido, en gran parte, a limitaciones fiscales y baja capacidad administrativa. Esto llevó a la transferencia de los inquilinos de la manutención de los edificios y la degradación del ambiente habitacional de los conjuntos, contribuyendo a la perpetuación de la pobreza.

Por otro lado, cabe resaltar la gran calidad arquitectónica para su época de las casas de renta, cuya autoría estuvo a cargo de destacados arquitectos panameños con formación en el extranjero, como Ricardo J. Bermúdez, Luis Caselli, Luis Hernández, Guillermo De Roux, Octavio Méndez, Guillermo Andreve, Carlos Fábrega y Rosa Palacio, entre algunos. A Rosa Palacio se le ha considerado la primera mujer arquitecta en Panamá.

Las casas de renta fueron una de las formas de provisión de vivienda asequible en el centro de la ciudad, y ofrecieron flexibilidad a familias y grupos de bajos ingresos que están en etapas de transición mientras mejoran su poder adquisitivo, como es el caso de parejas jóvenes, individuos solos o padres/madres solteros.

También ha sido conveniente para la población de la tercera edad y con necesidades especiales, tales como personas con incapacidades físicas o mentales. En la actualidad se caracterizan por un predominio de vivienda propia, un mercado reducido y exclusivo de alquiler privado relacionado a la localización y la oferta y demanda. Por último, también hay que elevar la mirada de estos conjuntos habitacionales como parte del patrimonio arquitectónico reciente de la ciudad.

Edificio Arraiján y al fondo Renta 6.
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