Así lo confirmó el viceminsitro de Finanzas, Fausto Fernández, a La Estrella de Panamá
- 18/02/2022 00:00

El tema de los elevados precios de los medicamentos asfixia a los panameños, es una situación que afecta la salud y produce muerte. Es más complejo de lo se ha venido planteando, se ha agravado por causa de la negligencia y el manejo político que gobierno tras gobierno, le ha dado a la gravísima situación. Es hora de que las autoridades tengan consecuencias por la desidia y la falta de manejo responsable y oportuno a los temas mas sensibles que afectan a los ciudadanos.
Múltiples factores. El meollo del problema radica en la Caja de Seguro Social y en el Ministerio de Salud, instituciones causantes del desabastecimiento de medicamentos. En el caso de la CSS sus deficiencias administrativas es causa directa del desabastecimiento y como consecuencia, el encarecimiento de los medicamentos. Además, el país cuenta con muy pocos laboratorios, el suministro o distribución está concentrado en tres o cuatro empresas, existe la falta de regulación del Estado para garantizar la competencia.
El gobierno crea comisiones como método de distracción, lo que revela carencia de liderazgo; en campaña tenían planes y soluciones para todo, en gobierno no tienen idea ni capacidad para nada. ¿En que quedó el dialogo por la Caja de Seguro Social? ¿Cuál de los diálogos ha dado como resultado la implementación de mecanismos inmediatos y de mediano plazo para entrarle en serio a resolver problemas nacionales? Expertos en el tema apuntan que la comisión para analizar el precio de los medicamentos es una cortina para ocultar el fracaso del dialogo de la CSS. Pienso que esta nueva comisión terminará por la misma irresponsable excusa de aquel frustrado dialogo, la falta de capital político. Me pregunto, ¿recuperaron ese capital o el capital político personal del vicepresidente es suficiente para resolver el problema?
La Asamblea Nacional trabaja en unificar cuatro propuestas, una que propone que el Ministerio de Salud y la Caja de Seguro Social pueda importar de manera directa la compra de medicamentos e insumos médicos para abastecer las farmacias y hospitales del sector público y reducir los precios, utilizando los registro sanitarios de Estados Unidos y la Unión Europea; la que propone la creación de la Superintendencia de Medicamentos y otra que propone crear el régimen único de precios de medicamentos bajo la tutela del Estado. Lo primero que sugiero es claridad y diferenciar la atención de salud y suministro de medicamentos bajo la responsabilidad del Estado, esto es, sector público, de los servicios de salud que dispensa el sector privado. Las propuestas deben aterrizar sobre mecanismo concretos y reales para entender lo que significa licitaciones para las compras o importaciones directas y, la primera pregunta que salta es si son o no confiables los negocios y compras realizadas por las entidades de gobierno. También, entender que empresas o laboratorios internacionales tiene representantes en Panamá que son los que participan en las licitaciones, que el Estado paga tardíamente lo que permite que los fabricantes e intermediarios hagan cargos por intereses al asumir gastos y que, sin que signifique ni se entienda una justificación para los exagerados precios aplicados a los medicamentos en nuestro país, los mercados de países vecinos son más numerosos en cuanto a población. La creación de la Superintendencia General de Medicamentos parece buena idea, pero tengo algunas reservas, puede resultar otra estructura burocrática, salvo que sea concebida para incentivar laboratorios y regular el mercado sería viable, sin embargo, para graficar con ejemplo, la Autoridad de los Servicios Públicos ha terminado defendiendo intereses, hasta los ilegítimos, en detrimento del interés ciudadano.
El Estado debe tener al ser humano, ciudadano, como eje central de la política de salud, por lo tanto, de atención médica y suministro de medicamentos. Sigo pensando que el meollo esta en el desabastecimiento de medicamentos en la CSS y en el MINSA, hasta con apariencia de ser provocados, que genera altos precios. En ese sentido, conviene tomar medidas inmediatas, que pasan por crear los fondos y reservas suficientes para comprar medicamentos el otro mes con pagos en efectivo y anticipado tal como se viene haciendo con las vacunas para enfrentar la pandemia. No se puede esperar resultados de mesas, discusiones, aprobación y sanción de proyectos de ley, esto requiere de voluntad, eficiencia y transparencia. A mediano plazo, generar y estimular una política clara y creciente de libre competencia, mercado abierto que acabe con el monopolio, regular las impugnaciones y recursos en contra de actos de licitación, y penalizarlas cuando revelen que son excesivas, ejercicio abusivo del derecho e imponerles multas ejemplares teniendo en cuenta que estas actuaciones generan de manera directa daño a la salud y la vida de los asociados.
El alto costo de los medicamentos, se ha convertido en uno de los principales problemas sociales que enfrentan los ciudadanos. Recordemos que cuando alguien enfrenta una enfermedad se ve golpeado por la realidad cuando acude a una farmacia en busca de un producto que lo alivie o lo cure, para seguir su vida. Pero no debemos olvidar también a los adultos mayores y a todos aquellos que se ven obligados a consumir un producto de por vida. Esta realidad se convierte en la obra maestra de terror, cuando su presupuesto familiar se puede ver comprometido ocasionando otros problemas colaterales, arrinconando a la persona a elegir en si compra los medicamentos para mejorar su salud, o enfrenta sus gastos mensuales. En muchos casos estas personas que no tienen los recursos, recurren a las tómbolas, rifas, o a la caridad para aliviar su salud.
La oferta y la demanda. Hay un descontrol vulgar y obsceno donde las empresas y transnacionales saben que las personas deberán recurrir a ellos, porque no hay otra alternativa. En muchos de los casos, firman acuerdos donde se comprometen a no vender las medicinas a menor costo, para no acabar la hegemonía y el oligopolio existente entre ellos. Todo esto tiene a la sociedad secuestrada, sin posibilidad de que acabe o termine, para permitir el acceso a estos productos.
Es una medida tardía, que se presenta en medio de un torneo electoral en puerta, para buscar generar un grado de empatía ciudadana, para decir que se atiende la necesidad social. El control y camisa de fuerza sobre los medicamentos caros, no surgió ahora. Esto tiene años de existir, garantizando una zona de confort para el sector empresarial que ejerce la política “ganar ganar”.
Oportuna y justa, si los medicamentos que se regularán serán los mismos de buena calidad que se venden en las farmacias, para el consumo de los enfermos. Si lo que se busca con esta ley, es inundar el país de medicamentos genéricos, entonces esto será una tomada de pelo para el pueblo panameño. Y la excusa que pudieran señalar en que los altos costos de importación, entonces cómo explican los costos que hay en otros países vecinos, donde son de casas farmacéuticas reconocidas a precios muy pero muy distante al asalto a mano armada que pagamos en Panamá.
Buscar alternativas, que cristalicen un baja notable con el sector empresarial del país, o permitir la apertura de mercado de tal manera, que por medio de comercio electrónico, los ciudadanos tengan acceso a esos productos libre de impuestos, ya que se trata de un tema de salud y de derechos humanos.