Construcción de confianza pública, el camino hacia el desarrollo

Actualizado
  • 22/03/2023 00:00
Creado
  • 22/03/2023 00:00
La falta de confianza nos afecta de diversas formas, una de ellas, y posiblemente la más trascendental, es que la desconfianza en lo público que permea hacia lo privado nos mantiene alejados del camino hacia el desarrollo
Los ciudadanos más jóvenes muestran mayor desconfianza en los gobiernos, en las instituciones democráticas y en la democracia como sistema político.

Uno de los principales problemas que debemos encarar como sociedad y que define la relación entre gobiernos y ciudadanos manteniendo alejada la posibilidad de ampliar los ciclos de crecimiento económico y transformarlo en desarrollo, es la actual crisis de desconfianza en lo público.

Reconocer primeramente la enorme grieta de desconfianza que existe entre la sociedad y los gobiernos, y sobre todo la manera como afecta negativamente a la sociedad y al país, para luego configurar una hoja de ruta nacional que nos lleve a estimular la confianza perdida, es una de las principales –si no la principal– tareas que tiene la sociedad panameña.

Crisis de la desconfianza en Panamá

Tres de cada cuatro panameños desconfían del gobierno, similar cifra de desconfianza existe hacia el poder judicial. Tan solo uno de cada seis panameños confía en la Asamblea de Diputados, y en el caso de los partidos políticos, nueve de cada díez desconfían de ellos.

El 75% de los panameños apoyaba el sistema democrático en 1996; en 2020 el apoyo a la democracia ha caído a un 35%, según estadísticas sobre el apoyo a la democracia del Latinobarómetro.

Los ciudadanos más jóvenes muestran mayor desconfianza en los gobiernos, en las instituciones democráticas y en la democracia como sistema político.

En Latinoamérica tan solo una de cada diez personas confía en el resto.

La confianza como capital social y eje de cohesión

Del reciente informe del BID, “Confianza, cohesión social y crecimiento en América Latina y el Caribe” podemos extraer una acepción de confianza en lo público que nos parece relevante:

“La confianza es la creencia de que los demás no actuarán de manera oportunista. No harán promesas que no puedan cumplir, no incumplirán promesas que sí pueden cumplir ni violarán las normas para aprovecharse de otras personas que sí las respetan. En pocas palabras, la confianza es la fe en los demás: en su honestidad, fiabilidad y buena voluntad. Las personas dignas de confianza hacen promesas que pueden cumplir, cumplen esas promesas y no transgreden las normas sociales. La conducta oportunista es una amenaza persistente en todas partes; aquellos que la practican pueden obtener recompensas considerables a las cuales las personas fiables renuncian”. (BID, 2022).

La confianza refuerza el capital social de una sociedad; por capital social nos referimos a las habilidades, los valores, la conciencia colectiva, la cultura política y las oportunidades dentro de una sociedad.

El capital social comprende, según el politólogo norteamericano Robert Putnam, “las características de la organización social, tales como la confianza, las normas y redes que pueden mejorar la eficiencia de la sociedad mediante la facilitación de acciones coordinadas” (Putnam, 1994).

Para el importante sociólogo alemán Georg Simmel cuyo trabajo académico estuvo orientado hacia el rol de la confianza dentro del capital social: “La confianza es una de las fuerzas sintéticas más importantes dentro de la sociedad”.

Las jornadas de protesta de junio de 2021 fueron un indicador de que la falta de confianza puede desencadenar en violencia, parálisis de la economía y millones en pérdidas económicas. Así ha ocurrido a lo largo y ancho de Latinoamérica en los últimos años.

Pretender aumentar las medidas paramétricas del seguro social (aumento de edad de jubilación, disminución de pensiones) en medio de una crisis de desconfianza como la actual, podría desencadenar la mayor ola de protesta social vista en Panamá desde el intento de reforma educativa en 1979 o las jornadas contra la dictadura a finales de los 80, pero en esta ocasión involucrando a diversos sectores del país, como gremios, clase media, sector informal y formal de la economía, intelectuales, académicos, jóvenes, tercera edad, hombres y mujeres.

La razón es simple, cuando no existe confianza los ciudadanos no están dispuestos a hacer sacrificios. La lógica también es simple: Los gobiernos administran de forma deficiente, permiten la corrupción y la pérdida de activos del Estado, por lo tanto la población no estará en la disposición de pagar los platos rotos.

¿Qué hace que un grupo de ciudadanos con intereses distintos tengan la capacidad de ponerse de acuerdo frente a un proyecto y objetivos comunes?

Siguiendo el pensamiento de Georg Simmel, solo la confianza permite explicar cómo se forja la cohesión social y los grandes consensos sociales con carácter de permanencia y durabilidad hacia el futuro.

Confianza y desarrollo social

La falta de confianza nos afecta de diversas formas, una de ellas, y posiblemente la más trascendental, es que la desconfianza en lo público que permea hacia lo privado nos mantiene alejados del camino hacia el desarrollo.

Dentro de una sociedad donde la desconfianza es la tónica principal en la relación entre ciudadanos y funcionarios, se desvanece el interés ciudadano por demandar políticas públicas que traigan beneficios a largo plazo y se prefieren políticas que tengan efectos inmediatos aunque no promuevan el desarrollo.

La desconfianza promueve el intercambio de favores por apoyo político y votos. “En lugar de elegir políticos que prometen bienes públicos, las personas se inclinan por aquellos que ofrecen beneficios privados, como calles en los barrios en lugar de carreteras interurbanas, o el pago de transferencias y subsidios en lugar de inversiones en seguridad o educación. La desconfianza interpersonal y la desconfianza en los políticos aumentan la probabilidad de que los ciudadanos favorezcan una relación clientelista con los políticos que les ofrecen beneficios privados, en lugar de bienes públicos, a cambio de apoyo electoral”.

Nuestra democracia y nuestro estilo de gobernanza actualmente generan desconfianza en la ciudadanía, ilegitimidad de la acción pública, clientelismo político y desigualdad social.

Un gobierno abierto y un sistema de integridad pública.

La hoja de ruta para construir confianza es amplia y abarca diversos aspectos de reforma, desde las instituciones políticas, normativas como la ley de transparencia, leyes anticorrupción, penalización del clientelismo, modificar la forma como se escoge a los diputados, descentralización del poder ejecutivo, gestión por resultados, meritocracia entre otros.

Sin embargo, hay aspectos que son de vital importancia introducir en una hoja de ruta cuyo objetivo sea construir confianza.

Primeramente la filosofía de gobierno abierto como forma de gobernanza pública que sitúa al ciudadano en el centro de la acción del Estado y que por medio de los principios de transparencia, participación ciudadana en las decisiones y rendición de cuentas de los gobernantes tiene el potencial para transformar la actual desconfianza entre ciudadanos y sus gobiernos por una relación más horizontal y con mayores niveles de confianza y colaboración.

Las acciones de la empresa pública llamada Estado panameño han crecido 83% en los últimos 25 años, sin embargo, uno de los factores que no han permitido que el crecimiento se traduzca en mayores niveles de desarrollo es la falta de un proceso ordenado de modernización de la gestión pública y la voluntad política para implementar una cultura de integridad pública. “La integridad no es solo una cuestión moral, también se trata de hacer las economías más productivas, los sectores públicos más eficientes, las sociedades y las economías más inclusivas. Se trata de restablecer la confianza, no solo confiar en el gobierno, sino confiar en las instituciones públicas, los reguladores, los bancos y las empresas”. (OCDE, 2017).

Debemos cambiar la cultura de la administración del Estado para hacer que la corrupción sea inaceptable socialmente, un sistema de integridad pública nos ayudará a lograrlo, la integridad pública se refiere a “la alineación consistente y la adhesión a valores, principios y normas éticos compartidos para mantener y priorizar el interés público sobre los intereses privados en el sector público” (ibid).

Una nueva gobernanza pública basada en la confianza es posible y nos encaminará en la ruta del desarrollo armónico sostenible e integral.

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