Asia Pacífico, el pendiente impostergable de Panamá

Actualizado
  • 28/08/2011 02:00
Creado
  • 28/08/2011 02:00
La historia de Panamá ha estado vinculada, desde sus inicios como país, a las rutas de tránsito del comercio terrestre y marítimo, y a l...

La historia de Panamá ha estado vinculada, desde sus inicios como país, a las rutas de tránsito del comercio terrestre y marítimo, y a la geopolítica de las diferentes metrópolis, encaminadas al dominio y control de dichos espacios considerados vitales en la dinámica hegemónica mundial.

De esta suerte, la historia de los océanos es consustancial con las rivalidades geoestratégicas que se suscitaron en torno a ellos, siendo la conquista de la Ruta Panamá un episodio importante de las expediciones militares y de la diplomacia expansionista, en todas las épocas, y sus modalidades.

El Océano Pacífico ha sido para Panamá una zona de múltiples actividades relacionadas con el comercio, migraciones, biodiversidad, estrategias defensivas y también de la cultura como elemento aglutinador de formas y expresiones de grupos humanos que se asentaron en el país como destino diverso y de Patria.

Hoy, el acontecimiento que significó el ‘descubrimiento’ del Mar del Sur el 25 de septiembre de 1513 por Vasco Núñez de Balboa, recobra importancia extraordinaria para nuestro país que, a 498 años de dicha proeza expedicionaria, ha recuperado la soberanía en torno a la administración de la Vía Interoceánica y ha puesto en valor y perspectiva la consolidación de su condición geográfica marítima.

Pero esta realidad no sólo debe conformarse con privilegiar la ampliación del Canal de Panamá y el empuje portuario, sino como tarea urge desarrollar una política de Estado agresiva respecto del mejor aprovechamiento de los recursos oceánicos y alimenticios y otros que, en este espacio geoeconómico, hacen de nuestro país un mercado atractivo.

DIPLOMACIA PARA EL ASIA PACÍFICO

Un aspecto importante y de impostergable decisión, en materia de política exterior, es el relativo a nuestro acercamiento y asociación con el Asia Pacífico, zona geográfica en donde se concentra el mayor flujo comercial financiero mundial. Economías como la de Singapur, Japón, Corea del Sur, Vietnam, China Popular, Malasia, Nueva Zelanda, entre otras constituyen socios comerciales estratégicos para Panamá, y en esa dirección debemos caminar.

Esta zona del mundo otrora escenario de conflagraciones y ocupaciones militares, antes y durante la Segunda Guerra Mundial, se ha convertido en centro neurálgico de la economía mundial y en un foro atractivo para todos los países que aspiran a participar de los nuevos mecanismos de la cooperación internacional. Los desafíos en tiempos de la globalización, suponen igualmente un mayor relacionamiento para enfrentar la lucha contra la pobreza y propiciar relaciones comerciales ventajosas, para todos los asociados.

Asimismo, el Asia Pacífico, como región, se ha constituido en un pilar en el diseño de la nueva arquitectura del equilibrio político mundial. Todas las proyecciones de los organismos internacionales indican que para el año 2020 el Asia Pacífico alcanzará el 43% del producto bruto mundial, superando a la Unión Europea que sólo alcanzará el 19%. Aproximadamente el 60% de la población mundial vive en dicha zona, en donde además se localizan tres de las diez mayores economías del orbe y 4 de los 10 mayores presupuestos en defensa del mundo.

PANAMÁ Y APEC

En este sentido, como país debemos iniciar en tiempo y forma los contactos y cabildeos para gestionar nuestro ingreso al Foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico (APEC), espacio geoeconómico que cubre las dos riberas de la Cuenca del Océano Pacífico más extensas de la Tierra. Y como complemento indispensable a esta iniciativa es lograr la participación y pertenencia de nuestro país al Consejo de Cooperación Económica del Pacífico (PECC) mecanismo institucional que representa el basamento intelectual para (APEC) en materia de educación, ciencia y tecnología e innovación. Así lo están haciendo Ecuador y Colombia.

Si bien existe una moratoria para el ingreso de nuevos miembros a la APEC, decisión que no depende de nuestra voluntad, debemos estar al tanto de la nueva fecha y condiciones de reapertura para tomar las previsiones como Estado, de modo que avancemos en la dirección correcta. Para que ello tenga éxito es indispensable que elaboremos una diplomacia asiática activa, consensuada entre todos los actores y sectores, con amplia proyección y debate en los escenarios universitarios, empresariales, sindicales y de la sociedad civil organizada.

De esta suerte, estaremos en capacidad de constituir un foro dinámico de análisis y consultas de temas económicos, políticos y sociales en esta parte del mundo que podrían afectar nuestros intereses como país. Las acciones concertadas de alerta e información tempranas normalmente favorecen una mejor toma de decisiones; acrecientan las ventajas y reducen los riesgos.

Los países centroamericanos ya han iniciado el desarrollo de estrategias para vincularse de manera ventajosas a estos foros, principalmente Costa Rica que ya dio el paso de establecer relaciones diplomáticas con la República Popular de China, socio deliberante con un peso específico en la toma de decisiones sobre las admisiones a estos mecanismos. China es un socio estratégico, ya no constituye una amenaza extra continental calificada así por el antiguo discurso hegemonista de la Guerra Fría.

No en vano países como España, México, Perú, Chile, Brasil, Canadá, Australia y los Estados Unidos de América, entre otros, han definido políticas exteriores dirigidas a un mayor posicionamiento en el Asia Pacífico, dada la dinámica del desarrollo de capacidades en áreas como mercado de capitales, fortalecimiento de las infraestructuras económicas; aprovechamiento de las tecnologías para el futuro; promoción del desarrollo sostenible ambiental así como el crecimiento de las PYME.

Cada una de las experiencias exitosas en los países del Asia Pacifico constituyen referentes y lecciones a ser aprehendidas por nuestro país. Finalmente, los 500 años del ‘descubrimiento’ del Mar del Sur es una oportunidad y un compromiso para que, entre todos, aunemos esfuerzos para un activismo internacional de Panamá, a través de una diplomacia profesional que apuntale nuestros intereses en esa parte del mundo.

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