Carlos Mateo Balmelli: 'Debemos disminuir la imprevisibilidad de los procesos políticos en nuestros países'

Actualizado
  • 10/12/2022 00:00
Creado
  • 10/12/2022 00:00
El escritor paraguayo encontró un escape oportuno en las letras. Desde la literatura, esboza la política en la cual estuvo siempre involucrado, con una visión que destaca el papel de la irracionalidad, los liderazgos, las instituciones y las tendencias
El escritor y político Carlos Mateo Balmelli

“El mundo político o la política nunca debe dejar de lado la posibilidad de la decadencia cuando esboza un proyecto o una proyección histórica”, afirma el escritor y abogado Carlos Mateo Balmelli, durante esta entrevista. Para el político que nos recibe desde Paraguay, El andar del lobo, la última obra de su puño y letra lanzada este año permite ahondar en los elementos de la irracionalidad propia del hombre, la política y la psicología, vista desde el drama de la Segunda Guerra Mundial, una historia que muestra que “cuando las ambiciones del político van más allá de los límites, se producen los grandes desbordes institucionales”.

Para el autor paraguayo, “la irracionalidad tiene tanta fuerza que puede desbaratar todas las instituciones construidas por la razón”, y con la nueva sociedad en redes el desafío es la generación de “una visión distorsionada de la realidad”.

Además de escritor, es abogado y cuenta con una historia en el quehacer político en Paraguay. ¿Cómo es que la política ha sido un hilo conductor en su pluma?

Tiene que ver con el pasado y la biografía de uno. Yo me eduqué, haciendo abogacía, en Uruguay, y luego estudié en Alemania derecho público alemán, ciencia política y filología romanística. Siempre tuve una vocación por la literatura, pero la verdad es que desde que llegué de Alemania me comprometí muy activamente con la política. Después llegó mi época de formación y yo creía que los políticos tenían que ser hombres formados, hombres de Estado, idea que hoy parece estar muy devaluada. A partir de mi formación, tuve la suerte de ser constituyente, canciller, presidente del Congreso y también asesor de un vicepresidente. Con esa larga trayectoria, después me dediqué solamente a escribir ensayos políticos sobre gobernabilidad, teoría de la dependencia y el desarrollo institucional. Otro tema muy importante para mí fue Itá, que es la represa más grande generadora de energía eléctrica de origen hidráulico del mundo, negocié con los brasileños y como me iba tan bien, mi liderazgo iba creciendo, sin embargo, luego fui destituido y entonces ahí pensé que el Mateo político no debía sabotear al Mateo escritor y entonces me puse a escribir lo que yo quería, no solamente ensayos políticos que tenían un objetivo práctico de tratar de incidir o acrecentar mi imagen de político estadista. Me dediqué primero a un ensayo de reflexión ético-política sobre el poder, después redacté una novela, luego otra novela y entonces le di rienda suelta a lo que yo creo que es en definitiva mi vocación.

'El andar del lobo' es la biografía de un exjerarca nazi, que explica la historia y las razones un poco más filosóficas del Holocausto. Además es una obra editada por Penguin Random House. ¿Cómo fue su primer encuentro conceptual con la creación de esta novela?

Conceptualmente, la idea de la Segunda Guerra Mundial y cómo Alemania pudo caer en esa locura siempre me interesó como objetivo de análisis. Como politólogo, me gusta mucho estudiar la decadencia y el conflicto humano, pero no me animaba a hacerlo como una novela; escribí otro libro de estilo filosófico, El premio Nobel, pero quería una historia que tuviera un enfoque antropológico, entonces mi idea fue adherir una figura familiar, en este caso un tío mío que luchó en la Segunda Guerra Mundial. Él era muy dulce, vivía en Brasil y cada vez que venía nos traía regalos, después en la medida que yo fui creciendo, me fui adentrando en los hechos sobre la invasión a la Unión Soviética, donde él combatió voluntariamente y eso me inspiró; toda esta historia tiene que ver con cuestiones conceptuales de la decadencia que siempre me maravillaron: el fracaso de la República de Weimar, el tratado de Versalles, la barbarie y el racionalizar la barbarie, siempre fueron incógnitas que yo tuve y entonces escribí un poco extendido con la idea de aclararme las ideas.

La generación del diálogo emana de la misma creación literaria y usted trae esta apuesta con 'El andar del lobo', con una mirada al bien y el mal dentro de una misma realidad sociopolítica, ¿qué tipo de diálogo se ha despertado en Carlos Mateo Balmelli luego de escribir esta obra?

Viví seis años en Alemania y soy un conocedor de la cultura alemana. Soy una admirador de lo que generó el lenguaje alemán como expresión cultural y mi idea es descifrar cómo estos señores que fueron peones de una ideología podían ser padres de familia que amaban a sus hijos y a su esposa. Tuve en mis manos, hace un tiempo, un libro sobre las cartas de los soldados alemanes y uno veía que obviamente tenían prohibido hablar de la guerra, pero expresaban sentimientos, entonces en este libro hay una reflexión inicial del recopilador y él dice cómo es posible que el corazón humano pueda guardar sentimientos como el odio. Los hombres que eran capaces de maltratar por razones raciales. Yo creo que muchos de ellos fueron al frente por idealismo, creo que ellos estaban muy embebidos de la filosofía de Schopenhauer y la biología. Creo que esta gente no tenía un dilema moral; para ellos era parte de un proceso biológico de depuración de la voluntad, que es un concepto de Schopenhauer... por eso es que ellos impugnan al judaísmo, porque creen que el judaísmo inventó la conciencia, los valores cristianos, porque de hecho el cristianismo viene del judaísmo.

Me decía que en esos relatos de introspección esperaba que el Mateo político no saboteara al Mateo escritor y que de alguna manera esa fue parte de su filosofía; pero creo que no ha dejado de tener una mirada crítica ante los acontecimientos de la política. ¿Cómo cree que se ha transformado el rol ciudadano? Específicamente en el caso del quehacer sociopolítico de nuestros países que vemos tan convulsos, Latinoamérica es una región que se ha venido transformando en los últimos 10 años y que definitivamente tiene una lectura sociopolítica compleja.

El mundo político o la política nunca debe dejar de lado la posibilidad de la decadencia cuando esboza un proyecto o una proyección histórica. Yo creo que el error del racionalismo es pensar que la historia es la expansión de la racionalidad y de los buenos hábitos; es una ingenuidad creer que la racionalidad puede extirpar la estupidez humana, la irracionalidad o la vulgaridad. Nosotros tenemos que saber que los escenarios políticos son los mismos que en la República de Weimar, y son los mismos de los de la realidad presocrática o la realidad romana, la realidad es siempre la misma, yo no creo que la realidad evolucione, lo que nosotros tenemos que hacer es construir una manera de disminuir la imprevisibilidad que tienen los procesos políticos en nuestros países. En el mundo, en general, hay nuevos liderazgos pero eso ha sido un fenómeno constante en el desarrollo de la historia y se está moviendo una democracia latinoamericana con la visión de poder, desde la plataforma del presidente, para ir de alguna manera forzando el futuro, lo que me preocupa mucho. Eso sí que es altamente cuestionable y puede resultarnos muy oneroso como países que nos tenemos que desarrollar aplicando la razón siempre en servicio a la irracionalidad. Creo que la irracionalidad tiene tanta fuerza que puede desbaratar todas las instituciones construidas por la razón; hay que ser conscientes de esto y ampliar los debates; ahora tenemos un nuevo elemento que es la sociedad en redes y no creo que las redes construyan la ciudadanía pero dan posibilidad de que la gente pueda expresarse aunque también construya una visión distorsionada de la realidad. Nosotros tenemos ese nuevo escenario, pero el único camino que nos resta es el de fortalecimiento de las instituciones, donde los actores políticos tengan que amoldar su conducta y sus expectativas, porque cuando las ambiciones del político van más allá de los límites se producen los grandes desbordes institucionales.

¿Hay alguna lección hitleriana que pudiésemos extraer de 'El andar del lobo'?

En primer lugar hay que decir que por donde pasan los hombres puros se hace más visible el alma, pero hay que tener mucho cuidado con los hombres puros y las ideas puras. Cuando las ambiciones del político van más allá de los límites, se producen los grandes desbordes institucionales. Donde se tiene que inculcar el debate crítico, el debate de ideas, el debate que tienda una racionalidad humanizada. Hay que tener mucho cuidado con el uso que hacemos de la razón. Yo creo que si alguna lección deja este libro es que no hay figuras en política que pudieran ser menospreciadas, no hay que menospreciar las fuerzas que pueden tener la irracionalidad, el rencor, el odio. Hay lecciones que tiene que ir descubriendo el lector, pero creo que es un libro útil para que, mirando el pasado desde el presente, podamos pensar el futuro.

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