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El periodista catalán que venía a cubrir las protestas en Panamá y fue deportado

- 08/05/2025 00:00
El pasado 3 de abril, fecha en que se conmemoraba mundialmente el Día la Libertad de Prensa, Bernat Lautaro llegó al Aeropuerto Internacional de Tocumen en un vuelo procedente de Guayaquil. Al aterrizar, el periodista de origen catalán fue abordado por agentes del Servicio Nacional de Migración (SNM), fue retenido su pasaporte y posteriormente deportado del país.
La razón oficial, según un breve comunicado del SNM: una medida de impedimento de entrada por “atentar contra el orden público”. ¿Quién es Lautaro? ¿Qué hacía en el país? La Estrella de Panamá conversó con el comunicador para conocer su versión.
Conocido en redes sociales como Pelofuego, relata que al llegar a Tocumen fue conducido por agentes sin mayor explicación del impedimento. “Ninguno de ellos me supo responder, me reconocieron como periodista, me habían visto en otros videos [en redes] y me dijeron que lo sentían mucho, pero que eran órdenes de arriba”, dijo.
Luego de ello, detalló que estuvo cerca de tres horas vigilado por Migración, no vivió violencia ni maltratos, pero sí un control estricto y con la única certeza de que sería devuelto. Igual se le controló el uso de su teléfono móvil e internet, por lo que apenas pudo avisar a algunos colegas lo que estaba ocurriendo. “No se contactaron ni con un abogado ni con la Embajada de España, aunque se los pedí. Entonces, simplemente entendí que eso iba a suceder: me iban a devolver”.
Lautaro relató que apeló a lo único que tenía a mano, su celular, para grabar un video en el que denunció que las razones de su devolución estaban motivadas “políticamente”. “Mis papeles estaban en regla, no soy un delincuente ni tampoco vengo a desestabilizar nada. Mi trabajo es público, solo vine a contar lo que estaba pasando en Panamá”.
Según contó y de acuerdo con sus trabajos en redes, ya había estado en dos ocasiones previas trabajando en Panamá, primero durante el gobierno de Laurentino Cortizo, reportando el estallido social de 2023, con trabajos enfocados en la postura de los grupos campesinos y trabajadores organizados que se oponían a la mina de Donoso. La segunda vez fue en marzo, sobre la situación política del país, ya bajo la presidencia de José Raúl Mulino.
Coberturas que le han granjeado seguidores y detractores en Panamá, estos últimos, acusándolo de ser activista y querer desestabilizar el país, acusaciones que el periodista rechaza: “[Ahora] mi patrimonio no supera los 2.000 dólares, entre la cámara, el computador y algo en el banco, ¿cómo voy a desestabilizar un país?”. Según Lautaro, quien dijo labora principalmente como free-lance, se financia con colaboraciones que hace con agencias y trabajos para medios comunitarios, aunque reconoce que por la “precaridad laboral que hay en el periodismo” a veces no le alcanza para todo, pero “sobrevive”.
“He colaborado con Agence France-Presse, también con AJ+ [Al Jazeera], Viory y otras... he tenido un año en el que el periodismo con agencias me ha ido más o menos bien y entonces he podido sustentarme, pero cuando me empieza a faltar la plata, a veces le pido dinero a mi familia, me prestan un poco y cuando me empieza a ir bien se lo devuelvo”, sostuvo. Algunas de sus coberturas han sido realizadas en España, Ucrania, Ecuador, Bolivia, Argentina y Haití.
Sobre sus posturas políticas, Lautaro no tiene problema con que lo ubiquen como una persona de “izquierdas”, aunque considera que sus coberturas buscan “salirse” de ese eje izquierda-derecha para contar historias de la gente “ignorada en los conflictos y la guerras” por los “medios tradicionales”.
“El autoritarismo va a crecer por todos lados, de izquierda, de derecha, Occidente, Oriente, da igual, es por una cuestión de necesidad de guerra [...] cuando hay más guerras, se pierde la verdad, se pierden los derechos y todo. En este proceso de alineamiento va a haber más periodistas víctimas”, opinó sobre el conflicto entre China y Estados Unidos, en el que está inmerso Panamá.
Su deportación, pese a que la califica como algo “humillante” y que buscaba “marcarlo como agitador”, considera que los desafíos para el periodismo son mucho más complicados para los periodistas locales que los extranjeros.
“No me preocupa nada lo que haya hecho Mulino [a mí] con esto, sí me preocupa más pues por el pueblo panameño que tendrá dos ojos menos para contar las historias de represión que van a vivir próximamente en este momento histórico”.
La deportación de Lautaro tiene lugar en medio de una huelga nacional docente, a la que se han sumado estudiantes, trabajadores de la construcción, bananeros y médicos. Una tensión que suma: el pedido de derogación de la Ley 462 que reforma la Caja de Seguro Social, el rechazo al memorándum con Estados Unidos ante el temor de que permita instalar bases militares, y la oposición a la reapertura de la mina en Donoso. Reclamos que el Gobierno considera basados en mentiras y que buscan generar caos en el país.
El Sindicato de Periodistas se pronunció sobre la deportación del periodista catalán en un comunicado y expresó su preocupación con su caso. “Este tipo de acciones pueden interpretarse como un obstáculo al libre ejercicio del periodismo, especialmente en un contexto mercado por acontecimientos de alto interés público”.
El caso más reciente de un periodista extranjero expulsado de Panamá fue el de los españoles Paco Gómez Nadal y Pilar Chato, quienes también fueron acusados de supuestamente “alterar” el orden público en 2011, siendo entonces José Raúl Mulino ministro de Seguridad.