• 15/06/2018 02:02

La Nueva Ruta de la Seda: Estrategia Logística 2030

Hace poco más de un año, la Franja y la Ruta era una iniciativa que se extendía a cuatro continentes; Asia, Europa, África y Oceanía.

Recientemente escribí el prólogo de un libro que está próximo a ser publicado sobre la Nueva Ruta de la Seda. La publicación del libro me parece muy oportuna y pertinente a la nueva realidad de nuestro país; especialmente después del establecimiento de relaciones diplomáticas y comerciales con la República Popular China, y al hecho de que uno de los acuerdos firmado entre ambos países, incluye a Panamá como parte de la Nueva Ruta de la Seda, también llamada iniciativa de la Franja y la Ruta.

Hace poco más de un año, la Franja y la Ruta era una iniciativa que se extendía a cuatro continentes; Asia, Europa, África y Oceanía. América no formaba parte del plan. La iniciativa tomó un giro trascendental cuando, en mayo de 2017, en la II Reunión Ministerial del Foro CELAC-China, en Santiago de Chile, se mencionó por primera vez la inclusión de América como una ruta de cooperación transpacífico. En esa reunión el canciller de China, Wang Yi dijo: ‘Siendo históricamente una extensión natural de la Ruta Marítima de la Seda, América Latina y el Caribe constituye un importante e imprescindible partícipe en dicha iniciativa'.

El 13 de junio de 2017, Panamá estableció relaciones diplomáticas y comerciales con la República Popular China, y el 17 de noviembre firmó 19 acuerdos con China, entre los cuales está un Memorando de Entendimiento de cooperación en el marco de la ‘Ruta de la Seda' y la iniciativa marítima de la Ruta de la Seda del siglo XXI. De acuerdo con ese Memorando (publicado por el Ministerio de Relaciones Exteriores), ‘Panamá se adhiere a la iniciativa china de la Ruta de la Seda, potenciando su rol como la gran conexión con el Canal de Panamá y un posible ferrocarril hasta la frontera occidental'.

Pero, ¿qué es la iniciativa de la Franja y la Ruta? ¿Y qué papel puede jugar Panamá en ella? El proyecto consiste en un megaplan para el mejoramiento y construcción de infraestructuras para facilitar el comercio de/con China. Las obras serán financiadas por China. Para América Latina y el Caribe puede ser una gran oportunidad para reducir sus costos de logística y transporte, al mejorar sus infraestructuras portuarias y de transporte terrestre; pero para Panamá pudiera representar una oportunidad insuperable de realmente transformarse en el Hub logístico de América.

Sin embargo, toda gran oportunidad representa grandes riesgos. El principal riesgo está en no tener claras nuestras prioridades y nuestra visión como país, lo que pudiera resultar en que los proyectos no respondan a nuestras necesidades, lo que traería como consecuencia endeudarnos en proyectos que realmente no aporten valor a los panameños. La gran ventaja que tenemos en ese sentido, es que recientemente el Gobierno y la empresa privada concluyeron la Estrategia Logística Nacional 2030. Documento que contiene más de 125 prioridades y proyectos a realizar en el corto, mediano y largo plazo para convertir a Panamá en el Centro Logístico que tanto anhelamos. En esa ELN está resumido lo que debemos hacer para aprovechar esa gran oportunidad. Adherirnos a lo plasmado en esa estrategia reduciría substancialmente los riesgos.

Toca ahora, en lo que queda de este Gobierno y el próximo, desarrollar el consenso nacional y la institucionalidad para que esa visión logística sea conocida y ejecutada. En la ENL se prioriza la creación, por medio de una ley, del organismo rector que será el responsable de coordinar y ejecutar la estrategia. Esa nueva institución deberá ser un nuevo modelo de organización público-privada que pueda estar aislada de la política y que tenga real autonomía para que pueda manejarse de la manera más técnica y profesional posible.

La razón es sencilla, una plataforma logística internacional debe funcionar como un reloj suizo, sin interrupción, sin burocracia, con los más altos estándares de calidad y con una plataforma tecnológica de primer mundo. Al igual que la nueva Ruta de la Seda parte de su referencia histórica de hace más de 2000 años, el rol de Panamá en esa Ruta de la Seda debe partir de su vocación histórica como centro de comercio y transporte global. Así como en la década de los 90 los panameños nos empinamos y logramos el consenso para administrar el Canal de Panamá de manera profesional y responsable, nos toca hacer algo parecido para transformar a Panamá en algo mucho mejor que el Singapur de las Américas.

CONSULTOR INTERNACIONAL.

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