• 06/03/2022 00:00

Determinantes ambientales de salud y desarrollo

“Tienen la palabra nuestras autoridades, el sector empresarial y la población organizada, para desarrollar juntos un enfoque unificador integrado, [...]”

A principios de su Gobierno, luego de un amplio diagnóstico de la situación ambiental en el país; nuestras autoridades se comprometieron, en su Plan Estratégico de Gobierno, en “enfocarse en los principales problemas ambientales para encaminar al país hacia un desarrollo sostenible, que preserve nuestra riqueza natural para las presentes y futuras generaciones”, y definieron una serie de tareas para enfrentar los problemas ambientales actuales; todas con un claro impacto potencial en la salud y el desarrollo, que es el motivo de esta glosa.

Lamentablemente para nosotros y para el mundo, tuvimos que enfrentar una pandemia de COVID-19; obligándonos a poner en pausa muchas actividades planificadas a inicio del 2019, a fin de controlar la enfermedad y detener el daño causado en términos de vidas, pérdidas económicas y deterioro del tejido social. Los resultados todos los conocemos, así que me apartaré de esa narrativa para dedicarle el resto de esta glosa al asunto pendiente del efecto de los determinantes ambientales en la salud y el desarrollo, pues ya es hora de que retomemos lo planeado.

Antes de seguir avanzando, permítanme subrayar que, un medioambiente saludable es vital para garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades. Agregando que, la salud pública ambiental, que se refiere a la intersección entre el medioambiente y la salud pública, aborda los factores ambientales que influyen en la salud humana, y que incluyen factores físicos, químicos y biológicos, y todos los comportamientos relacionados con estos. Conjuntamente, estas condiciones se denominan determinantes ambientales de la salud, y las amenazas para cualquiera de estos determinantes pueden tener efectos adversos en la salud y el bienestar en toda la población.

Para poner en perspectiva el impacto de los determinantes ambientales en la salud, la misma OPS señala que, todos los años fallecen en las Américas 847 000 personas por causas atribuibles a riesgos ambientales. Esa cifra representa el 13 % de las muertes, y si aplicamos dicho porcentaje a nuestro país, pues resulta que 3250 panameños fallecen cada año como consecuencia de esos riesgos.

La OPS agrega que 320 000 muertes evitables en las Américas son atribuibles a la contaminación del aire, lo cual también es de importancia para nosotros. En Panamá, el problema de calidad del aire se concentra principalmente en el área metropolitana, donde la principal fuente de contaminación son los vehículos automotores. Aunque no existen estudios epidemiológicos sobre la afectación de la contaminación del aire sobre la salud de los panameños, las enfermedades respiratorias están dentro de las principales causas de morbilidad atendidas en Panamá.

También señala la misma organización que, 1.55 millones de muertes en el mundo son atribuibles a las exposiciones químicas, lo cual es especialmente importante para nosotros, pues somos un país minero y, de acuerdo con la Sociedad Panameña de Salud Pública, “la minería abierta causa contaminación y consecuentes daños a la salud que persisten muchísimo después del cierre de las minas”. Lamentablemente, tampoco contamos con estudios epidemiológicos nacionales sobre este asunto.

A estas alturas del artículo es obligatorio poner de relieve el mandato ciudadano contenido en los 16 acuerdos del Pacto del Bicentenario, donde se describe la problemática asociada con el medio ambiente y se proponen soluciones que bien podría considerar el Ejecutivo como importante insumo a su Plan Estratégico de Gobierno, pues la consistencia es clara.

El objetivo común al que apuntan los acuerdos es aumentar los niveles de conciencia y compromiso de la ciudadanía, la coordinación de las instituciones responsables, la adecuación de los marcos legales y mayores recursos para el cuidado del patrimonio forestal del país.

Especial importancia reviste, en mi opinión, lo señalado por la población en el ámbito de la conservación. Los ciudadanos expresaron que, la explotación extensiva e intensiva de amplias zonas boscosas para la minería pone en riesgo crítico las cuencas hidrográficas. Sumado a ello, se adolece de la aplicación eficiente de medidas de protección legal que ayuden a mejorar el bienestar de los animales, tanto domésticos como de fuentes de explotación comercial y de vida silvestre. Frente a estas brechas, se necesitan campañas de sensibilización medioambiental, mayor coordinación interinstitucional y mayores recursos económicos y normativos para la vigilancia medioambiental.

Para finalizar, cito a la ONU, cuando señala, refiriéndose a los determinantes ambientales de la salud que “la tarea comienza por identificar posibles problemas de salud atribuibles a factores ambientales; desarrollar políticas públicas inclusivas y equitativas para proteger a todas las personas de los peligros ambientales; y asegurar el cumplimiento de estas políticas. Esto se logra a través de enfoques interprogramáticos, intersectoriales, multisectoriales, subnacionales, nacionales y supranacionales. Es importante que los programas de salud pública ambiental fomenten un sector salud ambientalmente responsable y resiliente y comunidades ambientalmente saludables y resilientes”.

Tienen la palabra nuestras autoridades, el sector empresarial y la población organizada, para desarrollar juntos un enfoque unificador integrado, que procure equilibrar y optimizar con equidad, de manera sostenible, la salud ambiental y la de las personas, para alcanzar el bienestar y desarrollo de todos los panameños.

Médico, exrepresentante de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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