• 04/10/2022 00:00

Tatuajes... ¿en Proteger y Servir?

“[...] este tipo de propuestas, en estos momentos, parece más una cortina de humo para distraer la atención ante los tantos problemas de orden social que atravesamos [...]”

Hace unas semanas atrás, se originó un debate a raíz de la presentación de un anteproyecto ley que pretende modificar un artículo de la Ley No. 18 de 1997 Orgánica de la Policía Nacional, relativo a la tenencia de tatuajes en su personal.

En algunas intervenciones en medios de comunicación social, el diputado Víctor Castillo, quien impulsa esta iniciativa, manifestó que existe algún tipo de discriminación hacia las personas que aspiran a ingresar a las filas de la policía y cuenten con tatuajes.

Dentro del controversial anteproyecto, el diputado, odontólogo de profesión, justifica en una escueta redacción las razones que lo motivan a presentar la modificación de la Ley Orgánica de la Policía Nacional.

Sustenta que el tatuaje representa un fenómeno presente desde los comienzos de la historia de la humanidad, y que en la actualidad representa una forma de expresión de los individuos, es entendido como ornamento de arte corporal, fijación de la personalidad e integra una realidad social.

Igualmente, reconoce que, en Panamá, “muchos crecimos con la idea de asociar los tatuajes con temas relacionados a la delincuencia o al mal vivir y, de hecho, es una práctica común para el crimen organizado, en el cual los miembros de alguna banda o pandilla suelen tatuarse algún símbolo que los relaciona o identifica como miembros de dicha agrupación”.

Dentro de este orden de ideas, señala el diputado Castillo que tenemos retazos de estos prejuicios hacia las personas con tatuajes y que en nuestra legislación no se les permite a los aspirantes a la policía o cadetes acceder a las academias de formación, aunque reconoce que ese requisito supone un tema de valores importante de quienes dirigen la institución policial.

Es evidente y no puede negarse que los tatuajes son una realidad, e independientemente del sexo (hombre y mujer), a diario los vemos lucir en doctores y doctoras en los centros hospitalarios; en auxiliares y abogados del Órgano Judicial, entre otras oficinas públicas, pero no nos parece prudente que así lo exhiban en partes visibles de su anatomía, el componente uniformado de la fuerza pública.

Es decir, se trata de un fenómeno social que se ha venido imponiendo cada vez con más fuerza, que ya ni los padres de familias tienen control para impedirles a sus hijos e hijas adolescentes que se tatúen.

En cuanto al uso de los tatuajes dentro de las filas de la Policía Nacional, consideramos que si bien es cierto que las sociedades evolucionan trayendo consigo transformaciones en el orden cultural, moral y ético, consideramos que dicho anteproyecto ley, debe verse con suma prudencia y evaluar integralmente la norma que se pretende modificar.

La disciplina, más que un valor en sí mismo, ha representado toda una filosofía de vida que ha permanecido por largo tiempo en la Policía Nacional, que implícitamente es sinónimo de obediencia, respeto, arrojo, valentía y vocación de servicio. Modificar ese artículo de su Ley Orgánica, en nuestra opinión, pudiera trastocar profundamente esos valores y hasta la moral misma de los uniformados dentro y fuera de organización.

No comprendemos cómo un conocido ex fiscal de drogas del MP, quien subrepticiamente discrimina y al mismo tiempo ofende la dignidad de un colega suyo por su edad, tratándolo de desfasado y salido de la caverna, para favorecer la idea prodiversidad cultural de un abogado más joven, puede estar de acuerdo con este imprudente anteproyecto, al que nos hemos referido.

Nos parece que este tipo de propuestas, en estos momentos, parece más una cortina de humo para distraer la atención ante los tantos problemas de orden social que atravesamos, que resulta hasta chistoso que un diputado oficialista se salga ahora con este anteproyecto, cuando debiera enfocar más sus energías en idear políticas públicas que coadyuven a mejorar la calidad de vida de la población.

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