• 31/10/2022 00:00

Abuelitos, pilares de una sociedad

“Escribamos a nuestras autoridades para que impulsen programas serios y organizados para llevar alegría y bienestar a los abuelitos”

Se acaba de publicar una noticia de interés mundial sobre un descubrimiento de una familia de una tribu muy antigua, que habita en cuevas y casi extinguida.

Así como esa tribu es pilar de historia en la humanidad, nos preguntamos si ¿valoramos a nuestros abuelitos como pilar de nuestra sociedad hoy en día?

O, ¿simplemente, los hacemos a un lado, porque ya son una carga para nuestra vida diaria? ¿Y no tenemos la compasión, ternura ni dedicación de darles cariño, apoyo y amor como ellos nos lo han brindado de por vida?

¿Es esta la realidad predominante? Sencilla y tristemente, vamos en ese camino.

Se están archivando los valores familiares muy peligrosamente, y cuando esta generación, y las futuras, despierten en ese aspecto, ya será muy tarde.

Ahora es el momento de dedicarles tiempo, amor y ternura a todos aquellos ancianitos, familiares o no, con los que tengamos algún tipo de conexión.

¿Por qué no dedicar una hora al mes y visitar un abuelito solo, o en un hogar de ancianos? ¿Hacer una llamada a aquella tía, vecina o amiga que sabemos que esa llamada le va a alegrar su día? ¿Por qué no apadrinamos proyectos para abuelitos?

¿O dedicamos un día al mes para llevarlos de paseo, a tomar un helado, o llevar un regalito con alegría?

¿Es tanto trabajo?

Dios dijo: “Aquel que lo hace con el más pequeño, con amor y caridad, lo hace conmigo”. ¡Qué gran bendición... qué invitación más placentera y qué gran recompensa!

Hay tanto que hacer, sin mayor esfuerzo. Promovamos el amor a los adultos mayores, no hay mayor gratificación...

Escribamos a nuestras autoridades para que impulsen programas serios y organizados para llevar alegría y bienestar a los abuelitos. Para construir centros adecuados donde vayan a distraerse, o donde puedan pasar dignamente sus últimos años.

Institutos educativos de cualquier nivel, empresas, organizaciones, individuales tienen gran potencial para que significativamente influyan en el bienestar de este grupo tan frágil, pero tan lleno de vitalidad, a pesar de sus años ya avanzados y de su fragilidad.

Son el pilar y el roble de la sociedad...

Auspiciemos programas intergeneracionales para que los jóvenes y niños de hoy en día sepan valorar y establecer una comunicación directa con los adultos mayores, que, a su vez, comparten esta riqueza que emana de un abuelito. Donde pueden aprender tanto de una generación que ha vivido lo suficiente y está ávida de aportar su sabiduría e historias para la generación futura.

Sigamos regando y abonando ese roble para que, el día de mañana, sean los niños y jóvenes los beneficiados con su experiencia.

jubilada
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