• 22/06/2020 00:00

¿Qué aprendimos de la semana pasada?

La semana pasada el virus nos golpeó fuertemente. Superamos los 5000 casos y las 60 defunciones. Más de uno pensará que no podemos con este enemigo, y que nos coloca al borde del abismo, que en este caso se llama cuarentena total.

La semana pasada el virus nos golpeó fuertemente. Superamos los 5000 casos y las 60 defunciones. Más de uno pensará que no podemos con este enemigo, y que nos coloca al borde del abismo, que en este caso se llama cuarentena total. Admito que nos golpeó con intensidad, pero sí podemos con él. Esta semana nos deja muchas lecciones que nos ayudarán a derrotarlo si trabajamos todos juntos y, sobre todo, si cada uno cumple con la parte que le corresponde.

La primera lección es que fuimos capaces de realizar más 16 000 pruebas de laboratorio y podemos hacer más, para detectar esos casos, aislarlos y evitar que sigan propagando la enfermedad. Eso es una buena noticia, más de 5000 personas que no sabían que estaban positivas por el virus, ahora lo saben y, si conseguimos aislarlas de manera efectiva, evitaremos la diseminación de la enfermedad. Y eso también es otra lección. Aprendimos que no basta con decirle a las personas que se mantengan en sus casas, o que vayan a un hotel, y no basta porque muchas personas no tienen la capacidad en sus viviendas para cumplir ese mandato, mientras otras, muchas veces las mismas, no quieren aislarse en un hotel. Este conocimiento debe ayudarnos a generar estrategias sociales y económicas para conseguir el aislamiento efectivo de los que lo necesitan.

Por otro lado, ahora conocemos que solo 30 corregimientos reportan más del 60 % de los casos, por lo que deben ser objeto de una especial focalización de intervenciones de detección, aislamiento y rastreo de contactos. En estos corregimientos, y en todo el país, es obligatorio sumar a la comunidad para garantizar el éxito de las intervenciones que se propongan, incluyendo, si fuera necesario, los cercos sanitarios. Para ello deberemos desarrollar y poner en marcha una estrategia social que promueva la confianza de la población y su participación efectiva en este proceso. De suma importancia será que las autoridades acompañen el pregón con el ejemplo. Demostrando que cumplen con lo que piden, absteniéndose de violar los decretos y mandatos para su beneficio.

Otra gran lección de esta semana, y de la anterior, es que la apertura de los bloques 1 y 2, es necesaria y debe mantenerse para generar la paz social que solo proporciona la oportunidad de salir a ganarse la vida para llevar el pan a la casa. Pero esa apertura nos permitió detectar, por lo menos, dos aspectos que tenemos que corregir, si queremos seguir avanzando: una es que se debe vigilar que solo se le entreguen salvoconductos a las personas que van a trabajar, ya sea que se trate de trabajadores informales que tienen que salir a ganarse la vida, o aquellos asalariados trabajando en las empresas reactivadas. La otra es que las empresas y negocios abiertos tienen que cumplir con los requisitos biomédicos que firmaron para poder abrir, y muchas no lo están haciendo.

También aprendimos que no basta con asignar salas para cuidados intensivos, pues, aunque tenemos los recursos financieros, la demanda mundial por equipos, medicamentos e insumos supera la capacidad de oferta disponible y nos pone en aprietos, obligándonos a fortalecer la gestión integral de los procesos relacionados con este asunto, aprovechando el apoyo internacional disponible.

No menos importante es que, finalmente, comprendimos que las redes de servicios públicos de salud deben trabajar de forma integrada, garantizando la organización y desarrollo de todos los procesos asistenciales de forma conjunta y, si fuera necesario, la utilización conjunta de los recursos de ambas instituciones. Pero también sabemos que nuestros recursos humanos están llegando al borde del agotamiento, y tenemos que contratar más médicos y enfermeras, sin cerrar la mente a la posibilidad de tener que contratar en el extranjero, siempre de forma temporal, aquellos recursos que no tuviéramos en el país.

Pero la gran enseñanza de esta semana es que la sociedad panameña no está cumpliendo con su parte del pacto social necesario para controlar esta epidemia. Sin negar que la exclusión social, la desigualdad y la pobreza son los principales determinantes para salir a la calle sin protección, en busca del sustento familiar, también es necesario subrayar como factor causal determinante de esta crisis, el juegavivo de muchos: población, funcionarios, empresarios, que se sienten invulnerables, o se saben impunes para incumplir con las medidas, poniéndonos en peligro a todos.

Finalmente, no puedo negar que Panamá se encuentra en una etapa nueva y peligrosa. Como afirma el director de la OMS, “son muchas las personas que están cansadas de estar en casa y los países desean, con razón, abrir sus sociedades y economías, pero el virus sigue propagándose con rapidez, continúa siendo mortífero y la mayoría de las personas sigue siendo susceptible a él”. Aquí solo nos queda cumplir con nuestra parte como sociedad, ejercer una vigilancia extrema y encontrar, aislar, diagnosticar y tratar todos los casos y rastrear y poner en cuarentena a cada contacto.

Médico, exrepresentante de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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