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- 15/05/2024 23:00
La segunda elección
Bueno gente, finalmente pasó el alboroto electoral, y quedamos como queda un parque del interior después del carnaval. Un sentimiento colectivo de estropeo, un cansancio mental y hasta físico de tanto y todo lo vivido. Alguna gente contenta, y otros no tanto. Eso sí, todos tenemos claro que hay que volver al trabajo cotidiano, tratando de aportar a lo bueno, y no a esparcir lo malo.
Algo novedoso ha iniciado. A pesar del tan repetido cuento de los políticos viejos de que siempre van a ganar los mismos, no sucedió así. Estamos ante el amanecer de una nueva era política. Los partidos de siempre recibieron una patada olímpica donde el sol no alumbra, dejando claro que el votante se hartó de sus promesas vacías. A ver si finalmente deciden reestructurar sus colectivos, dejando descansar a los muertos de siempre, y dando espacios reales a gente nueva, aún sin manchas de lo que ha sido la causa de la evidente debacle partidista, la sucia corrupción.
Hoy, podemos ver cómo el país acudió en porcentajes altísimos a emitir su opinión. Más interesante aún es el voto selectivo, que ha generado los resultados más equilibrados, al menos que yo pueda recordar. Las aplanadoras legislativas de siempre no son más. Vaya sorpresa. Al menos por el momento, se ve la posibilidad de ponerle el freno al caballo gubernamental, que había venido corriendo desbocado y sin rumbo desde hace décadas.
Escuché el discurso del presidente electo, y debo admitir que me gustó.
Hace más o menos cinco años escribíamos el artículo “25 minutos para soñar ...” (02/07/2019) en este mismo medio haciendo referencia al discurso del recién estrenado presidente de aquel momento. Hoy todos sabemos que más que un sueño, ha resultado ser una pesadilla que hoy nos alegramos de que termine.
El discurso del presidente electo duró poco más de 28 minutos. Se le vio tranquilo. No usó terminología grandilocuente, y fue directo. Mostró cercanía con su familia, y hasta algo de jocosidad, cosa que no le conocía. Bien.
Por otro lado, los cabeza calientes de siempre, se empeñan en calificar y separar grupos políticos con la estrategia vieja de “divide y vencerás”. No deja de funcionar, pero están tan apresurados que están calificando y opinando sobre una gestión que aún no inicia.
Que si tal o cual es el líder opositor. Que si este o aquel será el que tome las decisiones. Cojan paz. Esto aún no empieza y ya están buscando cómo enfrentar a los que serán los nuevos protagonistas de la historia por los próximos cinco años.
Aquí les va una idea novedosa. ¿Y si en vez de buscar enfrentar a las facciones políticas, mejor tratamos de buscar frentes comunes y así resolverlos entre todos, para bien de todos? Estoy convencido de que aquellos que van al choque, siguen creyendo que estamos en el país de siempre. Un dato: esto cambió.
Bajo la tutela de jóvenes con trayectoria comprobada como son Gabriel Silva y Juan Diego Vásquez el hemiciclo se ve, y hasta huele diferente. Estos muchachos entendieron claramente cuál era la ruta a seguir, y trabajaron para lograrla. Sabían que el cambio se logra de manera más eficiente desde el estómago del monstruo. Y allí lograron meter a otros veintitantos como ellos, o al menos, eso esperamos.
No podemos culpar a nadie de los resultados de otro. Cada quien tomó decisiones, y hoy sabemos quiénes fueron más exitosos en sus planteamientos. Los claros perdedores fueron los partidos viejos. Vaya paliza. Mientras el partido gobernante colocó tres opciones presidenciales, con una de frente y dos “escondidas”, el país les dijo tres veces “no vas”. Pero me desvío, vamos a lo importante.
Veo con ojos optimistas lo que decidió el pueblo. Es algo sin precedentes. En el hemiciclo habrá fuerzas nuevas, con lo que siempre les hacía falta, números. Veintitantos. Los de siempre ahora tendrán tantos más fiscalizando sus viejas tretas, y avisando a un país que ya demostró que sabe “pararse en dos patas” cuando sea necesario.
Creo que se avecina un cambio para bien. Me siento optimista, y considero que los nuevos actores de la historia política nos van a sorprender, para bien en esta ocasión.
Ahora, todo el país está obligado a participar de una segunda elección. Nuevamente, podemos ejercer nuestro voto para aportar lo que sabemos para el bienestar de todos. Si bien esto no es una norma nueva, siempre ha sido una obligación individual de cada ciudadano. Y los invito a que participemos todos, sin importar por quién votó el pasado 5 de mayo. Pensemos en que, si al país le va bien, nos va bien a todos.
El voto es secreto, pero abiertamente les pido que voten como yo lo haré.
Pido el voto de confianza para la nueva administración, dejando de lado las sugerencias de conflicto que plantean algunos. Mantengámonos vigilantes ante los bichos que se colaron, pero apoyemos a los que sí quieren poner a Panamá primero.
Esta página de historia está en blanco aún. No la ensuciemos antes de tiempo. Ayudemos a escribirla de la mejor manera.
Dios nos guíe.