El Canal: aniversario de los Tratados

Al cumplirse 46 años de la firma de los Tratados Torrijos-Carter, quizás ningún momento más oportuno como este para examinar lo acontecido durante el periodo de transición, hasta llegar a la recuperación por Panamá de su principal recurso: la posición geográfica. Ello, por un lado, para recordar los logros y experiencias y, por el otro, para subrayar la necesidad de unir esfuerzos para asegurar la viabilidad del Canal por el futuro previsible.

La ejecución de los tratados se inició el 1 de octubre de 1979. Los 20 años de transición del Canal a manos panameñas fue un periodo de lucha por panameñizar su fuerza laboral, y modernizar su infraestructura para que Panamá recibiese un canal en óptimas condiciones. Ese periodo requirió el esfuerzo concertado de muchos panameños encabezados por Fernando Manfredo, Alberto Alemán Zubieta, Ricaurte Vásquez, Jorge Quijano, Rodolfo Sabonge, Edsel Wong, George Mercier y muchos de los panameños que se desempeñaron como miembros de las juntas directivas de la Comisión del Canal de Panamá (CCP) y de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP).

Esas luchas y esfuerzos, sumados, dieron lugar a la exitosa transferencia del Canal a Panamá a fines del siglo pasado. Pero aun después de entregado, “zonians” autoexiliados en EUA, que se opusieron a los tratados y obstaculizaron la transición, siguieron desinformando. Inventaron una conspiración china para apoderarse del Canal. Hace poco, el mitómano Donald Trump se hizo eco de ello, cuando afirmó que “China controla el Canal de Panamá”. Obviamente esto es falso. Cabe recordar que el verificador de verdades del Washington Post registró 30 573 mentiras de Trump en poco más de 4 años como presidente.

En cuanto a la transición del Canal a Panamá, dedicaré unas breves líneas a relatar los hechos más relevantes para lograr que se cumpliesen los grandes objetivos del Tratado del Canal, tomados en parte de la obra de la Dra. Ana E. Porras, “Historias canaleras – Doce testimonios de la transición”. Amparado en la tesis de que la transferencia del Canal no estaba contemplada en sus reglamentos ni en su misión, el “establishment zonian” se negaba a destinar fondos a ese fin. Superar este obstáculo solo se pudo lograr cuando, en 1994, Bill Clinton designó como presidente de la Junta Directiva a Joe Reeder.

La designación de Reeder coincidió con la renuncia de Gilberto Guardia Fábrega y la designación de Alberto Alemán Zubieta como administrador de la CCP, y con directivos panameños comprometidos en acelerar la transición. Para superar el argumento “zonian”, la Junta Directiva binacional acuñó una frase que inspiraría las futuras acciones “Un equipo, una misión: la transferencia ordenada e imperceptible del Canal a la República de Panamá”. Además, Reeder logró cambios en la ley estadounidense de implementación de los tratados, para crear la doble función de administrador de la CCP (estadounidense) y de la ACP (panameña).

Esa decisión clave había sido precedida por un esfuerzo titánico por romper las barreras “zonians” para que profesionales panameños ocupasen puestos ejecutivos y técnicos, y para identificar las inversiones necesarias para modernizar la vía. La participación creciente de panameños la impulsó Manfredo, con la ayuda de ejecutivos panameños como George Mercier, Ricardo Varela y el Capt. Orlando Allard. Pero la modernización solo fue posible gracias al rol que protagonizaron Sabonge y Quijano, quienes arriesgándose a ser botados por el “establishment zonian”, ilustraron al Gobierno de Ernesto Pérez Balladares sobre el abandono en que estaban algunas instalaciones del Canal, y la necesidad de una auditoría a su infraestructura y equipos. Quijano, quien a la postre se desempeñaba como jefe de la División de Esclusas, demostró con ilustraciones el grave deterioro en que se hallaban las locomotoras, los rieles de circulación, los remolcadores, y otros equipos.

La auditoría fue apoyada por Reeder, quien puso como condición que fuese realizada por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EU (USACE). A cambio, Panamá logró que esa auditoría fuese revisada por un equipo técnico panameño de alto nivel, al que se denominó “Blue Ribbon Committee”, bajo el liderazgo de Alemán Zubieta. Como asesor Ad Honórem del BREC se desempeñó Vásquez, correspondiéndole analizar el aumento de peajes necesario para financiar el programa de modernización y mejoras, estimado en más de $1400 millones. Las obras incluían el ensanche del corte Culebra. La experiencia sirvió como escuela para el siguiente reto de ambos: desempeñarse como administradores del Canal. Alemán Zubieta fue designado en 1996 administrador de la Comisión del Canal, cargo que ocupó hasta la extinción de la CCP el 31 de diciembre de 1999.

Pero financiar semejante monto solo era viable si se aumentaban los peajes y se ejecutaba como programa de inversión. Pese a la furibunda oposición “zonian”, la Junta Directiva aprobó el aumento, lo cual permitió financiar las inversiones en poco más de 6 años. Su ejecución permitió al Canal manejar 14 000 tránsitos anuales. El proceso final de la transición se facilitó cuando, en 1998, el Gobierno designó a Alemán Zubieta como administrador de la ACP, lo que le permitió desempeñarse simultáneamente como ejecutivo jefe de ambas agencias.

Gracias al gran esfuerzo concertado, el 31 de diciembre Panamá recibió un Canal en óptimas condiciones, operado casi al 100 % por panameños. Pero quedaba un problema pendiente: recuperar el saldo de caja de $160 millones que quedaba al cesar sus operaciones la CCP. Mientras se celebraba el traspaso del Canal, Vásquez, quien se desempeñaba como director de Finanzas, se quedó en su oficina gestionando la transferencia del saldo, hasta que recibió la llamada del Citibank, notificándole que se había ejecutado la transferencia. ¡El logro final de la transición! Curiosamente, ese día Vásquez se desempeñó como director de Finanzas de la CCP hasta el mediodía, cuando pasó a ocupar el cargo de Subadministrador de la ACP. En 2019 fue nombrado administrador, cargo que ocupa actualmente.

A 23 años de haber asumido el control de su posición geográfica, Panamá no ha tomado las acciones necesarias para su óptimo aprovechamiento. Ello nos impone el reto de implementar, unidos, las políticas necesarias, no solo para asegurar la viabilidad futura del Canal, sino para explotar nuestra posición geográfica como eje de nuestro desarrollo.